Mudra es un concepto con muchos significados.
Con la palabra
«Mudra» se hace referencia a un gesto, a una posición mística de
las manos, a un sello o a un símbolo. Pero también hay posiciones
de los ojos, del cuerpo y técnicas de respiración que reciben
el nombre de mudras. Estas posiciones simbólicas de los dedos,
de los ojos o del cuerpo permiten representar de forma plástica
determinados estados o procesos de la conciencia. Y a su vez,
cada una de esas posiciones concretas puede llevar a los estados
de la conciencia que simboliza. Pero ¿qué significa todo esto? Si
alguien, por ejemplo, repite con frecuencia y convencimiento los
gestos propios de la intrepidez, presentes a menudo en la representación
de las divinidades indias, con el tiempo se verá libre de
su miedo. Por lo tanto, los mudras estimulan determinados ámbitos
de nuestro cerebro o de nuestra alma y ejercen sobre ellos
la influencia que les corresponde.
Pero también actúan a nivel físico.
El modo en que esto sucede puede leerlo en el capítulo
«¿Cómo producen su efecto los mudras?». De manera que podemos
interpelar e influir de manera efectiva en nuestro cuerpo y ep
nuestra mente doblando, cruzando, extendiendo o rozando unos
dedos con orros dedos. ¿No es maravilloso?
En el Hatha-Yoga1 se conocen 25 mudras, entre los cuales se
cuentan también posiciones (Asanas) y claves (Bandhas) de los
ojos y del cuerpo.
Es en el Kundalini-
Yoga donde se practican sobre todo los mudras de la
mano al mismo tiempo que las posturas del cuerpo para reforzar
su efecto. El experto en Kundalini, Lothar- Riidiger Liitge dice al
respecto: «El Kundalini-Yoga afirma, en este contexto, que a cada zona de la mano se le atribuye una zona refleja de la parte
del cuerpo y del cerebro. En este sentido, las manos pueden contemplarse
como un espejo de nuestro cuerpo y de nuestra mente
».
Al meditar sobre el concepto «Mudra», me di perfecta cuenta
del simbolismo del sello, en el sentido de que utilizamos a menudo,
y de forma inconsciente un gesto para sellar algo, por
ejemplo, cuando queremos otorgar a una decisión un determinado
peso o cuando llegamos a un acuerdo con otra persona o
incluso con la Conciencia Cósmica. Asimismo, podemos sellar
algo con nuestras fuerzas interiores y establecer un pacto con
nosotros mismos. Un sello oculta siempre lo misterioso.
No creo
que jamás lleguemos a comprender del todo la esencia de un
mudra. El misterio, a su vez, está siempre enraizado en lo divino,
por lo que, en definitiva, cada mudra establece para nosotros
una conexión especial con la Conciencia Cósmica (o como
quiera llamarse lo divino). Este simbolismo se pone de manifiesto
sobre todo en el mudra de la mano más conocido del Yoga, el
Chin-Mudra.
El pulgar es el símbolo de la Conciencia Cósmica (divina) y el
dedo índice de la individual (humana). El último y también el primer
objetivo del Yoga es la unión del ser humano con la Conciencia
Cósmica. Con este gesto, el ser humano expresa este deseo,
este anhelo. No deja de ser interesante que en la Doctrina
china de los Cinco Elementos estos dos dedos
correspondan al Elemento Metal, y que el metal sea el mejor conductor
de energías. Según esta doctrina, el Elemento Metal también
establece la conexión con lo cósmico. A su vez, en este elemento habitan la inspiración y la intuición. El índice representa
la inspiración (energía de fuera) y el pulgar la intuición (energía
interior).
Al componer este gesto, la intuición y la inspiración
forman una unidad cerrada, la fuerza del micro y el macrocosmos
se unen y se fecundan mutuamente.
Si nos sumergimos en las profundidades de las antiguas doctrinas -o si nos elevamos a las alturas - al final se produce el
encuentro.
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