Será quizás muy útil dar unos pocos esquemas en base a los cuales realizar una
meditación.
Con la ejercitación construiremos nuestra propia práctica, y quizá nuestra
propia voluntad será cada vez mejor. Sin embargo, los ejemplos dados aquí fueron
estructurados por gigantes de la vida espiritual, y nos resultaran iluminadores y de
inspiración duradera. El primero de los ejemplos es una forma desarrollada y usada muy
ampliamente por el muy Reverendo Obispo Wedgwood.
Yo le he escuchado a veces dar
esta formula a su congregación en la pequeña iglesia de Huizen, y se la encontrara mas
ampliamente desarrollada en su pequeño libro “meditación para principiantes”. Su
propósito central es el retiro gradual de la consciencia de las envolturas inferiores,
comprendiendo y usando cada una a su turno, hasta que alcanzamos al Morador en lo más
Profundo, el Yo Espiritual interno. Entonces, cuando hayamos bebido de su néctar celestial
y hayamos absorbido algo de su vida, la meditación nos guiara por el mismo camino, pero
ahora iluminando a cada vehículo a su turno con la Luz del Ego. Esto no significa que
abandonemos conscientemente nuestros cuerpos.
Con la práctica, nos daremos cuenta de
cual envoltura de consciencia estamos específicamente usando por la fineza y sutileza del
grado de vibración y la consecuente elevación de consciencia. Esta es una meditación que
nos ayuda extraordinariamente a tomar consciencia del Yo Superior, del espíritu Santo en el
hombre.
1.- Meditación sobre los Cuerpos
Advierta de que usted no es el cuerpo físico, e imagínese a usted mismo como
viviendo en el aura. Imagínela como centrada en el corazón y abarcando firme y radiante a
todos lados, partiendo de ese centro. (Trabajo en esto para hacer del aura un todo
homogéneo). Piense ahora en el cuerpo etéreo; imagínelo centelleando con fuego blanco,
tapizado con el PRANA, que es vitalidad. Veamos ahora el cuerpo astral, el vehículo de la
emoción. Trabaje una vez mas en unificar ese cuerpo, llenándolo con fuerte y vívida
emoción, la cual reemplazará a las inferiores y bajas emociones que tienden a concentrarse
en el. Piense en alguien a quien usted ame profundamente y derrame su amor sobre esa
persona. Cuando usted sienta y SEA amor, sustitúyala por el Maestro. Eleve y refine ese
amor, ofreciéndolo en su pureza esencial al Maestro a quien se aspira. (Acostumbre al
cuerpo astral a sentir grandes y nobles emociones). Retírese ahora al cuerpo mental,
dándose cuenta de que el cuerpo astral es solo un vehículo, y pase al mundo del
pensamiento.
Continúe pensando al aura mental como centrada en el corazón, e inúndela
con la idea del conocimiento puro, una intensa y vívida aspiración por una real y mental
iluminación. Habiendo hecho esto, imagínese a usted mismo como el inmortal Soberano Interno, el hombre real, quien domina la personalidad y la afecta con su vida e influencia
característica. Piénsese a Usted mismo como supremamente gozoso con la “alegría del
Señor”, sintiéndose usted mismo grande e impersonal, liberado de la separatividad y del
egoísmo, unificado con aquel Sacrificio Eterno por el cual el mundo se mantiene.
Empéñese en darse cuenta de los poderes del Ego; marche con ímpetu en unión con el amor
del Cristo. Reconózcase como reproduciendo la omnipotencia de Dios y la voluntad de auto
expresión, de poder y de amor con gran intensidad de propósito. Descienda ahora a través
de los cuerpos de la personalidad, penetrándolos y atemperándolos con la calidad del Ego.
Resuélvase a hacer que su vida crezca cada vez más, y a ser un centro continuo de
bendiciones y de alegre fortaleza, adonde quiera que vaya.
La siguiente es de fuente
desconocida pero es única en su pureza cristalina de pensamiento y profunda devoción. Su
uso dará, en un grado maravilloso, curación y paz al alma y al cuerpo. Al principio use las
palabras exactas, haciendo una pausa al final de cada pequeña frase, esforzándose
vividamente para imaginar y tomar consciencia de ello. Después, si lo desea, represéntese
las ideas en la progresión dada, permaneciendo con la más elevada intensidad en cada una
de ellas. Esta meditación es, en primer lugar, una meditación sobre el Maestro, aquel
aspecto de los tres grandes ideales, aquel que nosotros llamamos “el Hijo”.
2.- Invocación para Meditar
“Oh Señor de Gracia, entro en Tu radiación y me acerco a Tu presencia, llevando
conmigo el servicio hecho en Tu nombre y por Ti. Busco convertirme en un más eficiente
servidor y abro mi corazón y mi mente al poder de Tu amor, de Tu alegría y de Tu paz. En
Tu presencia Tu amor inunda mi ser, Tu amor que es dulzura, bondad y auxilio. Debo, por
lo tanto, ser amoroso, amable y servicial con todos los hombres. En Tu presencia, Tu
alegría penetra en mi, alegría que es luz, radiación y eterna juventud. Yo debo, por lo tanto,
llevar Tu alegría a aquellos que estén tristes y deprimidos.
En Tu presencia, Tu paz me
envuelve y me llena de contento, certeza, descanso y calma. Tu paz sobrepasa toda
comprensión. Debo, por lo tanto, ser un centro de amor, alegría y paz en el mundo. Coloco
mi mano en la Tuya con todo amor y fe y confianza, porque Tú eres realmente mi Señor.
De lo irreal condúceme a lo real; de la obscuridad guíame hacia la luz; de la muerte a la
vida eterna. A Tus pies, y en la luz de Tu santa presencia, me esfuerzo por tomar
consciencia de lo que soy. Yo no soy este cuerpo que pertenece a este mundo de sombras;
yo no soy los deseos que lo afectan; yo no soy los pensamientos que llenan mi mente; ni
aun soy mi mente. YO SOY LA LLAMA DIVINA dentro de mi corazón, eterna, inmortal,
antigua, sin comienzo, sin fin. Más radiante que el sol en toda su gloria del mediodía, mas
puro que la nieve, intacto, inmaculado por la materia, mas sutil que el éter, es el espíritu
dentro de mi corazón. Yo y mi Padre somos uno. Yo Te reverencio, yo Te adoro, Tu eres
mi vida, mi aliento, mi ser, mi todo.
Yo estoy en ti, Tú estás en mí. Guíame, Oh Señor de
gracia, mediante Tu ilimitado amor, a unirme contigo y el corazón del Amor Eterno. En Tu
amor descanso por siempre jamás”. El tercer ejemplo fue redactado por una famosa madre
de novicias de un convento carmelita. Ella acostumbraba a reunir a las novicias en la capilla
del convento y primero atraía su atención hacia la luz roja que siempre estaba ardiendo
delante del altar como símbolo del Amor inmortal de Dios. Y les hacía repetir las palabras usadas en la liturgia antes de incensar al sacerdote y a la congregación: “Que el Señor
encienda dentro de nosotros el fuego de Su amor y la llama de caridad eterna.”
Esto era
seguido por la lectura del Capitulo 13 de I Corintios, sustituyendo la palabra “amor” por
“caridad”. La meditación central tiene siete puntos, en cada uno de los cuales el alma,
imaginativamente, vuela más y más alto. Esto tiene un efecto extraordinariamente
expansivo y purificador. La forma original se clausuraba con el pensamiento de Dios, el
Amor Eterno, pero si desea volver a los pensamientos diarios más gradualmente, se ha
insertado un “regreso” opcional. Quizás nosotros estimemos a esta meditación como algo
preeminente para la realización de la Vida Divina en todo, el aspecto “Padre” de Dios.
3.- Meditación sobre el Amor y la Caridad
Piense en la lámpara roja colgada delante del altar en una iglesia como símbolo del
Amor Divino siempre presente, y diga: “Que el Señor encienda dentro de nosotros el fuego
de Su Amor y la llama de la Caridad perdurable”. Lea I Corintios, Cap. XIII. La traducción
de Moffat aquí es muy bella. También, el librito de Henry Drummond “Lo más grande en el
mundo”. He aquí los siete puntos de la meditación central:
1) La casa y aquellos que están dentro.
2) La ciudad y aquellos que están dentro.
3) El país y aquellos que están dentro.
4) Todo el mundo y aquellos que están dentro.
5) Otros mundos, el universo.
6) El cielo y las huestes celestiales.
7) Dios, Amor inmortal
1.- Elevémonos en pensamiento por arriba de la casa y contemplemos hacia abajo todo
lo que esta en ella, derramando nuestro amor y caridad sobre todo lo que esta en
ella. No debe haber pensamientos malos o nocivos hacia nadie. Recordemos a la
gente que viene a la casa, el jardín exterior con sus pájaros, insectos y flores.
2.- No desistamos, no renunciemos, no permitamos que los pensamientos sean bajos.
Mantengámonos bien por arriba de la ciudad y miremos hacia abajo. Que nuestro
amor se derrame especialmente sobre los ignorantes y los desdichados. Recordemos
a los niños de todas partes, a los criminales y a los beodos, a las mujeres de la calle,
a los prisioneros en las prisiones y a los enfermos en los hospitales. Pensemos en los
médicos, ministras, jueces y en los concejales de la ciudad. Que la Vida Divina los
inspire para gobernar y ayudar acertadamente.
3.- ¡Más alto, mas alto!. Todo el país esta ahora debajo nuestro. Miremos los lugares de
reunión de aquellos que aspiran en todas partes a la Realidad, las iglesias, las
Cámaras de Representantes, el Senado. Derramemos amor sobre todos los
compatriotas. No olvidemos a los animales, a las bestias de todas partes, a los
árboles y a las bellas flores. Derramemos hacia abajo nuestro amor sobre todos los
ciudadanos.
4.- ¡Más alto, aun mas alto! Ahora todo el mundo yace debajo nuestro. Las razas
blanca, amarilla, los negros. Amémoslos a todos. Veamos a los marineros en el mar,
a los árabes en el desierto. Veamos la trayectoria de la luz viviente de hermandad
que fluye alrededor del mundo. Veamos los reyes, presidentes, gobernantes,
religiones, que el Amor divino los inspire a todos, y los purifique.
5.- Ahora miremos alrededor y no dirijamos más nuestros pensamientos hacia abajo.
Veamos aquellos otros mundos, planetas, estrellas, grupos de estrellas y astros,
nebulosas. Miles y miles que ningún hombre puede contar, pero que porque la Vida
Eterna los ha hecho, sabemos que aquel Amor esta radiando a través de ellos y de
nosotros. ¡Cuan vasto es el Universo!. ¡Cuan grande es Dios!.
6.- Ahora miremos dentro de los mundos invisibles. Atravesemos la luz. Elevemos
nuestros ojos hacia los Perfectos y adorémoslos. No temamos. Bendito sea Dios en
sus ángeles jubilosos y en sus santos, la Jerarquía de Amor y Sabiduría que guía a
todos los mundos. Pensemos en todos nuestros hermanos que han pasado a los
mundos invisibles y envolvámoslos con nuestro amor. Pensemos también en los
ángeles, los seres brillantes, y dediquémosles jubilosos saludos.
7.- El Amor Eterno mismo.
El Regreso (Opcional)
6.- Regresemos de los mundos invisibles. A través de ellos están brillando la Luz y el Amor de Dios. 5.- Ella brilla a través de todos los mundos, las huestes siderales a nuestro alrededor.
4.- Ella brilla a través de todo el mundo, uniendo a todos con la cadena de oro del amor y del servicio.
3.- Ella brilla a través de nuestro país, curando toda enfermedad y fortificando todo buen propósito. 2.- Ella brilla a través de nuestra ciudad, confortando, elevando y purificando todo.
1.- Ella brilla a través de todos nosotros, unificándonos; que a través de nuestra mente pueda Su verdad iluminarnos; que a través de nuestro corazón Su amor nos inspire; que a través de nuestro cuerpo y de nuestro diario vivir, llenándolo con vida y regocijo, Su fuerza nos sostenga.
4.- Plegaria de Recogimiento de Santa Teresa
La plegaria de Santa Teresa está basada en la verdad de que Dios, que está en todas partes, está en una forma especial dentro de nuestra alma, la cual es Su lugar de morada. Ella consiste en reunir todos los poderes del alma y entrar a este mundo interior con Dios. San Agustín nos dice que el busco a Dios en muchos lugares y que al final Lo encontró dentro de si mismo: “Yo te busque fuera y TU estabas en el centro de mi corazón”. Un escritor católico, el Rev. E. Hoare expreso esto: “Es de la mayor importancia para nosotros tener presente que nuestro Señor esta dentro de nosotros y que nosotros debemos estar allí con EL”.
Meditar en el corazón es mucho mejor que usan demasiado la cabeza. Imaginemos un santuario de luz dorada justo enfrente a nivel del corazón físico. Imaginemos al Maestro de pie allí dentro y a usted mismo arrodillado ante El. Pongámonos dentro de nuestra propia creación mental. Santa Teresa, en el “Sendero de Perfección”, dice: “Comienza por fijar esta verdad en tu mente, que dentro tuyo hay un palacio de sobresaliente esplendor, porque ningún edificio puede ser comparado en belleza y magnificencia con un alma pura y llena de virtudes”. “En el medio de ese palacio mora el gran Rey, Quien se digna ser su constante huésped, y aquí EI se sienta sobre un trono de principesco valor: tu propio corazón. Pero aquí viene el gran punto de todo: “Nosotros, por nuestra parte, debemos tener una completa y sincera determinación de ceder enteramente a El este palacio interior.” “El nunca se dará a Si mismo enteramente a nosotros hasta que nosotros nos hayamos entregado enteramente a El.”
Pensemos en la Vida Divina del Maestro que mora en nuestro corazón y hablémosle a El ahí, y si queremos, hagamos que la mente cese su actividad por un momento y simplemente contemplemos al Divino Huésped. EI Cura d'Ars nos ha contado de un pobre campesino que pasaba horas delante del tabernáculo, y cuando el le pregunto que hacia durante ese largo periodo, contesto: “El me mira a mi y yo lo miro a El”. Este pobre hombre había encontrado el secreto de la oración. Yo he copiado una gran cantidad de los párrafos precedentemente dichos, de “Sugerencias sobre la meditación”, del Rev. E. Hoare.
5.- Las Cuatro Meditaciones del Buddha
Se ha dicho que un día un monje se acerco al Señor Buddha y Le pidió que indicara
el sendero a la Tierra Feliz. “En verdad, dijo el Buddha, “hay tal paraíso, pero la región es
espiritual, y accesible solamente para aquellos que son espirituales”. Dijo el discípulo:
“Enséñame, Oh Señor, las meditaciones a las cuales debo consagrarme a objeto de permitir
a mi mente penetrar al paraíso de la tierra pura”. El Buddha dijo: “Hay cuatro grandes
meditaciones.
La primera meditación es la meditación sobre el amor, en la cual has de
regular tu corazón de manera tal que ansíes la prosperidad y el bienestar de todos los seres,
inclusive la felicidad de tus enemigos”. “La segunda meditación es la meditación de la
compasión, en la cual tu pensaras en todos los seres en desgracia, representando
vividamente en tu imaginación sus pesares, dolores y ansiedades, a fin de despertar en tu
alma una profunda compasión hacia ellos”.
“La tercera meditación es la meditación de la
alegría, en la cual tu pensaras en la prosperidad de otros y te alegraras con sus regocijos”.
“La cuarta meditación es la meditación sobre la serenidad, en la cual tu te elevaras sobre el
amor y el odio, la tiranía y la opresión, la riqueza y la necesidad, y observaras tu propio
destino con imparcial calma y tranquilidad perfecta”.
“Un verdadero seguidor del Maestro
no funda su confianza en austeridades o rituales, sino que desechando la idea de un yo
confía con todo su corazón en la divina e ilimitada luz de la verdad.”
Esa enseñanza para
confundirnos con todos los seres vivientes en amor y unidad ilimitados es la nota clave de
la enseñanza del Señor Buddha y esta encarnada en sus palabras. El dijo: “Así como una
madre, aún a riesgo de su propia vida protege a su hijo, a su único hijo, cultive así el
hombre la benevolencia sin limites entre todos los seres. Permanezca el hombre firme en
ese estado de la mente, ya este en pie o caminando, despierto o dormido, sufriendo de
enfermedad o gozando de buena salud, viviendo o muriendo; tal estado del corazón es el
mejor del mundo”.
6.- Un Esquema de Meditación de H. P. Blavatsky
Fue dictado a su Grupo Interno en Londres, en 1887-8. Primero conciba la Unidad
por expansión en Espacio e infinitud en Tiempo (ya sea con o sin auto-identificación).
Después medite lógica y consistentemente en esto con referencia a los estados de
conciencia. Luego, el estado normal de nuestra consciencia debe ser moldeado por:
Las Tres Adquisiciones
1.- Presencia perpetua en todo el Espacio y el Tiempo. Desde aquí se origina un
substractum en la memoria que no cesa ni durante el sueño ni la vigilia. Su
manifestación es el valor. Con la memoria de la universalidad, se desvanece todo
temor durante los peligros y pruebas de la vida.
2.- Siga manteniendo una actitud mental hacia todas las casas existentes que no sea ni de
atracción, ni de repulsión, ni indiferencia. En la actividad externa, diferente hacia
cada cual, porque, en cada caso, las capacidades son diferentes. Mentalmente, lo
mismo para todo: equilibrio y calma constante. Mayor presteza para practicar las
“virtudes” que son realmente el resultado de la sabiduría, porque la benevolencia, la
solidaridad, la justicia, etc., surgen de la intuitiva identificación de la individualidad
con otros, aunque ellos sean desconocidos para la personalidad.
3.- La percepción de solo limitación en todos los seres encarnados. Critica sin alabanza ni
censura.
(Nota): La adquisición se completa con la concepción “Yo soy todo Espacio y Tiempo”.
Más allá de esto no puede hablarse.
Las Cinco Privaciones
Constante negativa (comprendiendo su naturaleza temporal y transitoria), a
reconocer la realidad de:
1.- Separaciones y encuentros; identificación con lugares, tiempos y formas; anhelos
fútiles; expectativas, recuerdos tristes y angustias.
2.- Distinción entre amigo y enemigo, lo que resulta en ausencia de enojo y prejuicio
(reemplazado por el discernimiento).
3.- Posesiones, de las que proceden la codicia, el egoísmo y la ambición.
4.- Personalidad, de donde proceden la vanidad, el remordimiento, etc.
5.- Sensación, de la que proceden la glotonería y la lujuria, etc.
(Nota): Estas privaciones son producidas por el perpetuo imaginar el “yo carezco de” (sin
auto-ilusión; no existe riesgo de auto-ilusión si la personalidad es deliberadamente
olvidada) y por el reconocimiento de que ellas son la causa del cautiverio, la ignorancia y la
lucha.
La “privación” se completa con la meditación, “yo estoy sin atributos”.
(Nota General): todas las pasiones y virtudes se entremezclan unas con otras; por lo tanto,
el diagrama da solo sugerencias generales.
7.- Una Pequeña Meditación para la Expansión y Purificación del Corazón
Cierre los ojos. Imagine el rostro o el aspecto de alguien muy querido. Haga que su corazón resplandezca y que todo su ser vaya hacia el. Si quiere, imagine el aura que lo envuelve brillando con luz rosada, y toda su aura resplandeciendo y expandiéndose. Vea cuan lejos puede extenderla. Luego, si desea, sustituya el pensamiento de su amigo por el del Maestro y deje que su corazón vaya hacia El en adoración y devoción reverentes. Piense en otros seres a quienes ame o desearía ayudar envuélvalos con brillante luz.
Clara M. Codd
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