domingo, 23 de junio de 2019

ESQUEMAS DE MEDITACIÓN



Será quizás muy útil dar unos pocos esquemas en base a los cuales realizar una meditación.
Con la ejercitación construiremos nuestra propia práctica, y quizá nuestra propia voluntad será cada vez mejor. Sin embargo, los ejemplos dados aquí fueron estructurados por gigantes de la vida espiritual, y nos resultaran iluminadores y de inspiración duradera. El primero de los ejemplos es una forma desarrollada y usada muy ampliamente por el muy Reverendo Obispo Wedgwood. 
Yo le he escuchado a veces dar esta formula a su congregación en la pequeña iglesia de Huizen, y se la encontrara mas ampliamente desarrollada en su pequeño libro “meditación para principiantes”. Su propósito central es el retiro gradual de la consciencia de las envolturas inferiores, comprendiendo y usando cada una a su turno, hasta que alcanzamos al Morador en lo más Profundo, el Yo Espiritual interno. Entonces, cuando hayamos bebido de su néctar celestial y hayamos absorbido algo de su vida, la meditación nos guiara por el mismo camino, pero ahora iluminando a cada vehículo a su turno con la Luz del Ego. Esto no significa que abandonemos conscientemente nuestros cuerpos.
Con la práctica, nos daremos cuenta de cual envoltura de consciencia estamos específicamente usando por la fineza y sutileza del grado de vibración y la consecuente elevación de consciencia. Esta es una meditación que nos ayuda extraordinariamente a tomar consciencia del Yo Superior, del espíritu Santo en el hombre.


1.- Meditación sobre los Cuerpos


Advierta de que usted no es el cuerpo físico, e imagínese a usted mismo como viviendo en el aura. Imagínela como centrada en el corazón y abarcando firme y radiante a todos lados, partiendo de ese centro. (Trabajo en esto para hacer del aura un todo homogéneo). Piense ahora en el cuerpo etéreo; imagínelo centelleando con fuego blanco, tapizado con el PRANA, que es vitalidad. Veamos ahora el cuerpo astral, el vehículo de la emoción. Trabaje una vez mas en unificar ese cuerpo, llenándolo con fuerte y vívida emoción, la cual reemplazará a las inferiores y bajas emociones que tienden a concentrarse en el. Piense en alguien a quien usted ame profundamente y derrame su amor sobre esa persona. Cuando usted sienta y SEA amor, sustitúyala por el Maestro. Eleve y refine ese amor, ofreciéndolo en su pureza esencial al Maestro a quien se aspira. (Acostumbre al cuerpo astral a sentir grandes y nobles emociones). Retírese ahora al cuerpo mental, dándose cuenta de que el cuerpo astral es solo un vehículo, y pase al mundo del pensamiento.

Continúe pensando al aura mental como centrada en el corazón, e inúndela con la idea del conocimiento puro, una intensa y vívida aspiración por una real y mental iluminación. Habiendo hecho esto, imagínese a usted mismo como el inmortal Soberano Interno, el hombre real, quien domina la personalidad y la afecta con su vida e influencia característica. Piénsese a Usted mismo como supremamente gozoso con la “alegría del Señor”, sintiéndose usted mismo grande e impersonal, liberado de la separatividad y del egoísmo, unificado con aquel Sacrificio Eterno por el cual el mundo se mantiene. Empéñese en darse cuenta de los poderes del Ego; marche con ímpetu en unión con el amor del Cristo. Reconózcase como reproduciendo la omnipotencia de Dios y la voluntad de auto expresión, de poder y de amor con gran intensidad de propósito. Descienda ahora a través de los cuerpos de la personalidad, penetrándolos y atemperándolos con la calidad del Ego. Resuélvase a hacer que su vida crezca cada vez más, y a ser un centro continuo de bendiciones y de alegre fortaleza, adonde quiera que vaya.

La siguiente es de fuente desconocida pero es única en su pureza cristalina de pensamiento y profunda devoción. Su uso dará, en un grado maravilloso, curación y paz al alma y al cuerpo. Al principio use las palabras exactas, haciendo una pausa al final de cada pequeña frase, esforzándose vividamente para imaginar y tomar consciencia de ello. Después, si lo desea, represéntese las ideas en la progresión dada, permaneciendo con la más elevada intensidad en cada una de ellas. Esta meditación es, en primer lugar, una meditación sobre el Maestro, aquel aspecto de los tres grandes ideales, aquel que nosotros llamamos “el Hijo”.

2.- Invocación para Meditar


“Oh Señor de Gracia, entro en Tu radiación y me acerco a Tu presencia, llevando conmigo el servicio hecho en Tu nombre y por Ti. Busco convertirme en un más eficiente servidor y abro mi corazón y mi mente al poder de Tu amor, de Tu alegría y de Tu paz. En Tu presencia Tu amor inunda mi ser, Tu amor que es dulzura, bondad y auxilio. Debo, por lo tanto, ser amoroso, amable y servicial con todos los hombres. En Tu presencia, Tu alegría penetra en mi, alegría que es luz, radiación y eterna juventud. Yo debo, por lo tanto, llevar Tu alegría a aquellos que estén tristes y deprimidos. 
En Tu presencia, Tu paz me envuelve y me llena de contento, certeza, descanso y calma. Tu paz sobrepasa toda comprensión. Debo, por lo tanto, ser un centro de amor, alegría y paz en el mundo. Coloco mi mano en la Tuya con todo amor y fe y confianza, porque Tú eres realmente mi Señor. De lo irreal condúceme a lo real; de la obscuridad guíame hacia la luz; de la muerte a la vida eterna. A Tus pies, y en la luz de Tu santa presencia, me esfuerzo por tomar consciencia de lo que soy. Yo no soy este cuerpo que pertenece a este mundo de sombras; yo no soy los deseos que lo afectan; yo no soy los pensamientos que llenan mi mente; ni aun soy mi mente. YO SOY LA LLAMA DIVINA dentro de mi corazón, eterna, inmortal, antigua, sin comienzo, sin fin. Más radiante que el sol en toda su gloria del mediodía, mas puro que la nieve, intacto, inmaculado por la materia, mas sutil que el éter, es el espíritu dentro de mi corazón. Yo y mi Padre somos uno. Yo Te reverencio, yo Te adoro, Tu eres mi vida, mi aliento, mi ser, mi todo.

Yo estoy en ti, Tú estás en mí. Guíame, Oh Señor de gracia, mediante Tu ilimitado amor, a unirme contigo y el corazón del Amor Eterno. En Tu amor descanso por siempre jamás”. El tercer ejemplo fue redactado por una famosa madre de novicias de un convento carmelita. Ella acostumbraba a reunir a las novicias en la capilla del convento y primero atraía su atención hacia la luz roja que siempre estaba ardiendo delante del altar como símbolo del Amor inmortal de Dios. Y les hacía repetir las palabras usadas en la liturgia antes de incensar al sacerdote y a la congregación: “Que el Señor encienda dentro de nosotros el fuego de Su amor y la llama de caridad eterna.”

Esto era seguido por la lectura del Capitulo 13 de I Corintios, sustituyendo la palabra “amor” por “caridad”. La meditación central tiene siete puntos, en cada uno de los cuales el alma, imaginativamente, vuela más y más alto. Esto tiene un efecto extraordinariamente expansivo y purificador. La forma original se clausuraba con el pensamiento de Dios, el Amor Eterno, pero si desea volver a los pensamientos diarios más gradualmente, se ha insertado un “regreso” opcional. Quizás nosotros estimemos a esta meditación como algo preeminente para la realización de la Vida Divina en todo, el aspecto “Padre” de Dios.


3.- Meditación sobre el Amor y la Caridad


Piense en la lámpara roja colgada delante del altar en una iglesia como símbolo del Amor Divino siempre presente, y diga: “Que el Señor encienda dentro de nosotros el fuego de Su Amor y la llama de la Caridad perdurable”. Lea I Corintios, Cap. XIII. La traducción de Moffat aquí es muy bella. También, el librito de Henry Drummond “Lo más grande en el mundo”. He aquí los siete puntos de la meditación central:

1) La casa y aquellos que están dentro.
2) La ciudad y aquellos que están dentro.
3) El país y aquellos que están dentro.
4) Todo el mundo y aquellos que están dentro.
5) Otros mundos, el universo.
6) El cielo y las huestes celestiales.
7) Dios, Amor inmortal


1.- Elevémonos en pensamiento por arriba de la casa y contemplemos hacia abajo todo lo que esta en ella, derramando nuestro amor y caridad sobre todo lo que esta en ella. No debe haber pensamientos malos o nocivos hacia nadie. Recordemos a la gente que viene a la casa, el jardín exterior con sus pájaros, insectos y flores. 

2.- No desistamos, no renunciemos, no permitamos que los pensamientos sean bajos. Mantengámonos bien por arriba de la ciudad y miremos hacia abajo. Que nuestro amor se derrame especialmente sobre los ignorantes y los desdichados. Recordemos a los niños de todas partes, a los criminales y a los beodos, a las mujeres de la calle, a los prisioneros en las prisiones y a los enfermos en los hospitales. Pensemos en los médicos, ministras, jueces y en los concejales de la ciudad. Que la Vida Divina los inspire para gobernar y ayudar acertadamente. 

3.- ¡Más alto, mas alto!. Todo el país esta ahora debajo nuestro. Miremos los lugares de reunión de aquellos que aspiran en todas partes a la Realidad, las iglesias, las Cámaras de Representantes, el Senado. Derramemos amor sobre todos los compatriotas. No olvidemos a los animales, a las bestias de todas partes, a los árboles y a las bellas flores. Derramemos hacia abajo nuestro amor sobre todos los ciudadanos. 

 4.- ¡Más alto, aun mas alto! Ahora todo el mundo yace debajo nuestro. Las razas blanca, amarilla, los negros. Amémoslos a todos. Veamos a los marineros en el mar, a los árabes en el desierto. Veamos la trayectoria de la luz viviente de hermandad que fluye alrededor del mundo. Veamos los reyes, presidentes, gobernantes, religiones, que el Amor divino los inspire a todos, y los purifique. 

5.- Ahora miremos alrededor y no dirijamos más nuestros pensamientos hacia abajo. Veamos aquellos otros mundos, planetas, estrellas, grupos de estrellas y astros, nebulosas. Miles y miles que ningún hombre puede contar, pero que porque la Vida Eterna los ha hecho, sabemos que aquel Amor esta radiando a través de ellos y de nosotros. ¡Cuan vasto es el Universo!. ¡Cuan grande es Dios!. 

6.- Ahora miremos dentro de los mundos invisibles. Atravesemos la luz. Elevemos nuestros ojos hacia los Perfectos y adorémoslos. No temamos. Bendito sea Dios en sus ángeles jubilosos y en sus santos, la Jerarquía de Amor y Sabiduría que guía a todos los mundos. Pensemos en todos nuestros hermanos que han pasado a los mundos invisibles y envolvámoslos con nuestro amor. Pensemos también en los ángeles, los seres brillantes, y dediquémosles jubilosos saludos. 

7.- El Amor Eterno mismo. 

  El Regreso (Opcional)

6.- Regresemos de los mundos invisibles. A través de ellos están brillando la Luz y el Amor de Dios. 5.- Ella brilla a través de todos los mundos, las huestes siderales a nuestro alrededor.
4.- Ella brilla a través de todo el mundo, uniendo a todos con la cadena de oro del amor y del servicio.
3.- Ella brilla a través de nuestro país, curando toda enfermedad y fortificando todo buen propósito. 2.- Ella brilla a través de nuestra ciudad, confortando, elevando y purificando todo.
1.- Ella brilla a través de todos nosotros, unificándonos; que a través de nuestra mente pueda Su verdad iluminarnos; que a través de nuestro corazón Su amor nos inspire; que a través de nuestro cuerpo y de nuestro diario vivir, llenándolo con vida y regocijo, Su fuerza nos sostenga.

4.- Plegaria de Recogimiento de Santa Teresa

La plegaria de Santa Teresa está basada en la verdad de que Dios, que está en todas partes, está en una forma especial dentro de nuestra alma, la cual es Su lugar de morada. Ella consiste en reunir todos los poderes del alma y entrar a este mundo interior con Dios. San Agustín nos dice que el busco a Dios en muchos lugares y que al final Lo encontró dentro de si mismo: “Yo te busque fuera y TU estabas en el centro de mi corazón”. Un escritor católico, el Rev. E. Hoare expreso esto: “Es de la mayor importancia para nosotros tener presente que nuestro Señor esta dentro de nosotros y que nosotros debemos estar allí con EL”.

Meditar en el corazón es mucho mejor que usan demasiado la cabeza. Imaginemos un santuario de luz dorada justo enfrente a nivel del corazón físico. Imaginemos al Maestro de pie allí dentro y a usted mismo arrodillado ante El. Pongámonos dentro de nuestra propia creación mental. Santa Teresa, en el “Sendero de Perfección”, dice: “Comienza por fijar esta verdad en tu mente, que dentro tuyo hay un palacio de sobresaliente esplendor, porque ningún edificio puede ser comparado en belleza y magnificencia con un alma pura y llena de virtudes”. “En el medio de ese palacio mora el gran Rey, Quien se digna ser su constante huésped, y aquí EI se sienta sobre un trono de principesco valor: tu propio corazón. Pero aquí viene el gran punto de todo: “Nosotros, por nuestra parte, debemos tener una completa y sincera determinación de ceder enteramente a El este palacio interior.” “El nunca se dará a Si mismo enteramente a nosotros hasta que nosotros nos hayamos entregado enteramente a El.”

Pensemos en la Vida Divina del Maestro que mora en nuestro corazón y hablémosle a El ahí, y si queremos, hagamos que la mente cese su actividad por un momento y simplemente contemplemos al Divino Huésped. EI Cura d'Ars nos ha contado de un pobre campesino que pasaba horas delante del tabernáculo, y cuando el le pregunto que hacia durante ese largo periodo, contesto: “El me mira a mi y yo lo miro a El”. Este pobre hombre había encontrado el secreto de la oración. Yo he copiado una gran cantidad de los párrafos precedentemente dichos, de “Sugerencias sobre la meditación”, del Rev. E. Hoare.

  5.- Las Cuatro Meditaciones del Buddha 

Se ha dicho que un día un monje se acerco al Señor Buddha y Le pidió que indicara el sendero a la Tierra Feliz. “En verdad, dijo el Buddha, “hay tal paraíso, pero la región es espiritual, y accesible solamente para aquellos que son espirituales”. Dijo el discípulo: “Enséñame, Oh Señor, las meditaciones a las cuales debo consagrarme a objeto de permitir a mi mente penetrar al paraíso de la tierra pura”. El Buddha dijo: “Hay cuatro grandes meditaciones. 

La primera meditación es la meditación sobre el amor, en la cual has de regular tu corazón de manera tal que ansíes la prosperidad y el bienestar de todos los seres, inclusive la felicidad de tus enemigos”. “La segunda meditación es la meditación de la compasión, en la cual tu pensaras en todos los seres en desgracia, representando vividamente en tu imaginación sus pesares, dolores y ansiedades, a fin de despertar en tu alma una profunda compasión hacia ellos”. 

“La tercera meditación es la meditación de la alegría, en la cual tu pensaras en la prosperidad de otros y te alegraras con sus regocijos”. “La cuarta meditación es la meditación sobre la serenidad, en la cual tu te elevaras sobre el amor y el odio, la tiranía y la opresión, la riqueza y la necesidad, y observaras tu propio destino con imparcial calma y tranquilidad perfecta”. 

“Un verdadero seguidor del Maestro no funda su confianza en austeridades o rituales, sino que desechando la idea de un yo confía con todo su corazón en la divina e ilimitada luz de la verdad.” 
Esa enseñanza para confundirnos con todos los seres vivientes en amor y unidad ilimitados es la nota clave de la enseñanza del Señor Buddha y esta encarnada en sus palabras. El dijo: “Así como una madre, aún a riesgo de su propia vida protege a su hijo, a su único hijo, cultive así el hombre la benevolencia sin limites entre todos los seres. Permanezca el hombre firme en ese estado de la mente, ya este en pie o caminando, despierto o dormido, sufriendo de enfermedad o gozando de buena salud, viviendo o muriendo; tal estado del corazón es el mejor del mundo”. 

  6.- Un Esquema de Meditación de H. P. Blavatsky 

Fue dictado a su Grupo Interno en Londres, en 1887-8. Primero conciba la Unidad por expansión en Espacio e infinitud en Tiempo (ya sea con o sin auto-identificación). Después medite lógica y consistentemente en esto con referencia a los estados de conciencia. Luego, el estado normal de nuestra consciencia debe ser moldeado por: 

Las Tres Adquisiciones 

1.- Presencia perpetua en todo el Espacio y el Tiempo. Desde aquí se origina un substractum en la memoria que no cesa ni durante el sueño ni la vigilia. Su manifestación es el valor. Con la memoria de la universalidad, se desvanece todo temor durante los peligros y pruebas de la vida. 

2.- Siga manteniendo una actitud mental hacia todas las casas existentes que no sea ni de atracción, ni de repulsión, ni indiferencia. En la actividad externa, diferente hacia cada cual, porque, en cada caso, las capacidades son diferentes. Mentalmente, lo mismo para todo: equilibrio y calma constante. Mayor presteza para practicar las “virtudes” que son realmente el resultado de la sabiduría, porque la benevolencia, la solidaridad, la justicia, etc., surgen de la intuitiva identificación de la individualidad con otros, aunque ellos sean desconocidos para la personalidad. 

3.- La percepción de solo limitación en todos los seres encarnados. Critica sin alabanza ni censura. (Nota): La adquisición se completa con la concepción “Yo soy todo Espacio y Tiempo”. Más allá de esto no puede hablarse. 

 Las Cinco Privaciones Constante negativa (comprendiendo su naturaleza temporal y transitoria), a reconocer la realidad de: 

1.- Separaciones y encuentros; identificación con lugares, tiempos y formas; anhelos fútiles; expectativas, recuerdos tristes y angustias. 

2.- Distinción entre amigo y enemigo, lo que resulta en ausencia de enojo y prejuicio (reemplazado por el discernimiento). 

3.- Posesiones, de las que proceden la codicia, el egoísmo y la ambición.

4.- Personalidad, de donde proceden la vanidad, el remordimiento, etc. 

5.- Sensación, de la que proceden la glotonería y la lujuria, etc. 

(Nota): Estas privaciones son producidas por el perpetuo imaginar el “yo carezco de” (sin auto-ilusión; no existe riesgo de auto-ilusión si la personalidad es deliberadamente olvidada) y por el reconocimiento de que ellas son la causa del cautiverio, la ignorancia y la lucha. 

La “privación” se completa con la meditación, “yo estoy sin atributos”. (Nota General): todas las pasiones y virtudes se entremezclan unas con otras; por lo tanto, el diagrama da solo sugerencias generales. 

7.- Una Pequeña Meditación para la Expansión y Purificación del Corazón

Cierre los ojos. Imagine el rostro o el aspecto de alguien muy querido. Haga que su corazón resplandezca y que todo su ser vaya hacia el. Si quiere, imagine el aura que lo envuelve brillando con luz rosada, y toda su aura resplandeciendo y expandiéndose. Vea cuan lejos puede extenderla. Luego, si desea, sustituya el pensamiento de su amigo por el del Maestro y deje que su corazón vaya hacia El en adoración y devoción reverentes. Piense en otros seres a quienes ame o desearía ayudar envuélvalos con brillante luz.

Clara M. Codd

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