lunes, 17 de junio de 2019

RESULTADOS DE LA MEDITACIÓN Y LOS OBSTÁCULOS PARA SU PRÁCTICA ÉXITOSA




Cuando veamos directamente los resultados de la meditación veremos claramente la suprema necesidad de su practica fiel, pero debemos mirar en la dirección correcta para sus resultados. Hay dos errores comunes que se cometen aquí.


Dos Errores Comunes


Uno es buscar, en primer lugar, en los resultados de la meditación, el desarrollo de sensibilidad psíquica. Es verdad que a veces la concentración y la aspiración permiten lograr, mediante la asociación del desarrollo y el refinamiento del cuerpo psíquico, una sensibilidad psíquica creciente. Por cierto que sobrevendrá seguramente un sentido siempre mas delicado y comprensivo de las cosas subjetivas. Pueden acudir exquisitas visiones, colores y sonidos; sin embargo, esto no es el caso de la mayoría, y no debería ser especialmente buscado. Si estas cosas vienen, úselas por la inspiración y la iluminación que ellas puedan traer, exactamente de la misma manera como usamos la visión y los sonidos físicos, pero ver lo que está sucediendo en los alrededores del plano psíquico no necesariamente es mas espiritual que lo que vemos en el mundo físico.

En verdad, este fenómeno, en ambos mundos, puede enseñarnos mucho, pero durante la meditación estamos excluyendo los fenómenos y tratando de alcanzar la unidad con la Vida que yace detrás de todo fenómeno, en cualquier plano. Por lo tanto, siempre hemos de mirar a través y más allá. Hay una forma de meditación que siempre podemos practicar con los ojos abiertos, es decir, en momentos ocasionales, el contemplar una flor, algún objeto natural, apreciando sus encantos, y tratando de sentir la Belleza Inmortal que es su Vida, la que puede hablarnos a través de esa “apariencia”. De la misma manera, podemos concentrarnos sobre una apariencia psíquica, pero el mundo psíquico es un mundo en el que podemos extraviarnos muy fácilmente sin guía. Allí, todo pensamiento e impulso toma forma y aspecto. A menudo vemos nuestra propia condición exteriorizada. Nosotros no deseamos quedarnos en eso.

La espiritualización es el creciente sentido de unidad con toda vida, y no esta necesariamente conectado con alguna frase o aspecto del desarrollo de la forma. Otro error es buscar, como resultado de la meditación, un sentimiento de felicidad, deleite, gloria o elevación. Esto seguramente vendrá, pero si no ocurre eso no significa que nuestra meditación fue estéril. Toda clase de razones, algunas de ellas físicas, pueden ser el motivo por el cual nuestra aspiración aparentemente no ha registrado ninguna respuesta en la consciencia física. En el Yo superior SIEMPRE hay una respuesta. Esta es una espléndida aspirantes, aún los grandes santos, han conocido periodos de aridez, la “noche oscura del alma”. Algunas veces, pequeños períodos de aridez, incluso la falta de interés, traen consigo una época de ajuste para los nervios físicos, no acostumbrados a tan rápida purificación y afinamiento como les han sido impuestos. Es un hecho el que nosotros podemos haber atraído muy cerca las realidades internas en nuestra meditación, y pese a ello, no tener consciencia de ellas. Por otro lado, podemos haber experimentado sentimientos muy gratos, viciados por un pequeño espíritu de autocomplacencia y carentes, sin embargo, de profundidad.


El Verdadero Resultado


Los verdaderos resultados de la meditación están en la dirección de una gradual profundización y purificación del carácter, porque ello significa crecimiento del alma, y su creciente contacto con la fuente de toda belleza interior. Necesitamos ese contacto. Muchos de nosotros nos permitimos caer cautivos de la rueda de una actividad incesante, aún para propósitos humanitarios, y no hemos aprendido a comunicarnos con la Vida, con Dios, de quien somos hijos y agentes. Esto, tarde o temprano, significara una bancarrota espiritual del carácter. Incluso nuestro trabajo externo sufrirá.
A veces yace allí la causa de nuestro fracaso para llevar a cabo proyectos para atraer a otros hacia esta visión, para aplicar principios de acción.

Lo que necesitamos en nuestro gran trabajo no es más actividades, sino una fe mas grande; no es un servicio mas extenso sino un poder espiritual mas profundo para fertilizar el trabajo ya concertado. Sin aspiración interna nuestro trabajo se tornara estéril e improductivo. “Dios retirara su cooperación del hombre no espiritual”. Los resultados de la meditación vienen lenta e imperceptiblemente.
“El reino de Dios no viene visiblemente, pero viene”. Mire hacia atrás seis meses o un año y observe la transformación de todo el ser que ha tenido lugar; ella consistirá en una ampliación y purificación de la perspectiva, una respuesta mas sensible y simpática hacia el humor y necesidades de los demás y un sentido de la Belleza Divina en torno nuestro mas delicado y hermoso, un crecimiento de lo que William James llamó el “sentido” de las cosas, incluso un sentido de la eterna presencia del Gran Amante y Compañero de toda la vida. Por lo tanto, vayamos tras la disciplina de la voluntad, de una iluminación de la mente, una ardiente condición del corazón y sabremos que estamos en camino.


Obstáculos para la Practica: Condiciones Externas.


En realidad, ninguna condición exterior es tan poderosa para impedir la meditación como nuestra propia actitud interior. Tal vez vivamos dentro de una familia muy numerosa y no disponemos de una habitación o lugar para nosotros mismos. Busque un rincón y un tiempo en que Ud. pueda tener un momento de soledad. Allí, cuando no están los niños, el esposo se ha ido al trabajo, y las horas de la mañana están llenas de ruido y bullicio. Si no puede disponer de algunos momentos en la mañana temprano, tómelos por la tarde, cuando la casa este quieta. Tal vez un marido o una esposa objete, o nos haga blanco de ridículo por un momento de retiro. Esto es muy duro de soportar, pero a menudo, una dulce y fiel persistencia llega a imponer respeto. Generalmente la gente nos dejara hacer lo que REALMENTE PRETENDEMOS y ellos pueden comenzar a pensar que hay algo en ello, cuando observen el cambio en nosotros mismos. Tal vez suframos alguna enfermedad física. Entonces, sentémonos muy quietos, no tratando de pensar muy arduamente, sino simplemente colocándolos en la presencia del Maestro, permaneciendo dulcemente atentos, reverentes y contentos.

El Maestro K. H. escribió una vez a un aspirante, que se sentía abrumado por los deberes diarios, una carta amable y tierna: “¿Le parece a Usted pequeña cosa que el año pasado lo haya ocupado solo en sus deberes para con la familia?. De ninguna manera; pero ¿Qué mejor causa para recompensar, que mejor disciplina que el cumplimiento del deber diario y a cada hora?”. “Créame, mi “pupilo”, el hombre o la mujer que esta situado por el Karma en el centro de pequeños y sencillos deberes, sacrificios y cariño afectuosos, se elevara a través de estos deberes fielmente cumplidos, hacia los deberes de mayor envergadura, sacrificio y caridad para toda la humanidad; ¿Qué mejor sendero hacia la iluminación esta Usted buscando que la conquista diaria del yo, el valor para soportar con esa serena fortaleza que torna a ese valor en una ventaja espiritual, ya que lo bueno y lo malo no deben ser medidos por eventos en el plano físico?”.

“No se desanime si su practica cae por debajo de sus aspiraciones, pero tampoco debe estar contento admitiendo esto, puesto que usted reconoce claramente que su tendencia es hacia la indolencia mental y moral, en lugar de inclinarse a dejarse llevar por las corrientes de la vida mas que dirigir un rumbo propio directo.” “Su progreso espiritual es mucho mas importante de lo que usted conoce o pueda imaginarse, y hace bien al creer que tal desarrollo es por si mismo mas importante que su realización en su consciencia física”. “No entrare ahora en otros temas, ya que estas son unas líneas de reconocimiento simpático con sus esfuerzos y un sincero estímulo para mantener un espíritu calmo y valiente hacia acontecimientos externos en el presente, y un espíritu esperanzado en el futuro en todos los planos.” Suyo sinceramente K. H. Sin embargo, los más grandes obstáculos yacen en nuestros propios corazón y mente. Por lo tanto, consideremos algunos de ellos. prueba de nuestra sinceridad, desinterés y perseverancia, que nosotros mantenemos a pesar de no tener ningún sentimiento de elevación personal. En mayor o menor grado, todos los

  Obstáculos: Condiciones Internas

Los obstáculos internos son miles de veces más serios. Principalmente son cuatro: remordimiento, ansiedad, amor propio y orgullo. El remordimiento algunas veces es considerado meritorio, pero su raíz es el amor propio. Nos torturamos con la visión mental del bien que pudimos hacer o gozar, pero esto es pensar en nosotros mismos. Sí estuviéramos pensando en el prójimo, nos levantaríamos y enmendaríamos nuestros procederes. La ansiedad es el temor de lo bueno que puede no llegarnos, o lo llamado dañino que pueda venirnos. Mientras estemos torturados por el temor y la duda, nuestros corazones no estarán lo suficientemente felices y serenos para incluso desear encontrar nuestro mas elevado bien. Adquiera una noble filosofía de la vida.

Siga la corriente de vida, sea lo que fuere lo que pueda traernos a nosotros y a aquellos que amamos, sabiendo que vida es Dios, y que, finalmente, siempre significara para nosotros lo conveniente. W. Q. Judge una vez le escribió a un aspirante lo siguiente: “Mire a todas las circunstancias como justamente lo que usted desea, y entonces ellas actuaran como un refuerzo”. Hay otras palabras en la misma carta que están llenas de sabiduría: “Un hombre no esta del todo listo para ser chela a menos que él sea capaz de permanecer solo y no influido por otros hombres o acontecimientos...”, “...No es prudente estar siempre analizando nuestras faltas y fracasos; lamentarse es una pérdida de energía.
Si nos esforzamos por intentar usar toda nuestra energía al servicio de la Causa, nos encontraremos elevándonos por arriba de nuestras faltas, flaquezas y fracasos, y, a pesar de que estos ocurran, perderán su poder de abatirnos”.

“Por supuesto que debemos enfrentar nuestras faltas y combatirlas, pero nuestra fortaleza para tal lucha se incrementara con nuestra devoción y desinterés... Las lágrimas pertenecen al yo personal. Debemos, así, estar tan plenos con el pensamiento del Maestro y Su trabajo, y sin cuidado alguno por nosotros mismos, que estemos llenos de alegría”. El amor propio tiene muchas formas y es la raíz de muchas cosas. Es la causa de la tibieza. Un hombre en quien esto sea muy notorio, estará siempre dándose excusas a sí mismo y a los demás por su apatía y negligencia. Ello nos impide vernos a nosotros mismos como realmente somos, y es la causa de que nos sintamos seguros en una excelencia imaginaria, con visiones de grandes hechos que vendrán, pero no de pequeños actos a realizar ahora. La Vida, el cirujano celestial, a veces rasga este velo de modos dolorosos.

El orgullo tiene una curiosa doble manifestación. Se muestra como una gran presunción o como un excesivo desaliento. Uno en quien mora oculto el orgullo es muy afecto al aplauso, fácilmente desalentado por el fracaso, se aflige secretamente ante el éxito de los otros, prontamente celoso, desconfiado u ofensivo. El orgullo es una barrera para la espiritualidad, porque sus raíces son lo opuesto a aquella Vida; es la gigantesca maleza de la separatividad. Dice “LUZ EN EL SENDERO”: “Crece como crece la flor, inconscientemente, pero “ardiendo en ansias por entreabrir su alma a la brisa. “Así es como debes avanzar, abriendo tu alma a lo “eterno.

Pero debe ser lo eterno lo que haga brotar “tu fuerza y tu belleza, no tu deseo de crecimiento, “pues en el primer caso te desarrollas con la lozanía “de la pureza, en el otro te endureces por medio de la “potente pasión por la estatura personal”. El deseo para sí mismo es la raíz del desasosiego; nosotros no podemos arrancar de raíz el deseo, él es nuestra vida; entonces, hágalo mas amplio, mas puro y mas incluyente. No tenga posesiones excepto aquellas que son igualmente poseídas por todas las almas puras, y por aquel espíritu unido de vida, que es nuestro único y verdadero yo. La pesadumbre, el desaliento, el desasosiego, todos ellos pueden ser curados, dijo el anciano Patanjali, mediante:

1.- Aplicación constante del principio.
2.- Simpatía con otros.
3.- Eliminando la autoindulgencia del alma (Esto incluye la conmiseración a sí
mismo).
4.- Cuidar lo que es mas querido para el corazón (Un trabajo, un amigo querido,
un Maestro). Así, Patanjali también dice: “Por simpatía con el feliz, con compasión con el que sufre, gustoso en lo sagrado, desechando lo no sagrado, la naturaleza psíquica se mueve hacia una grata paz”. 

Auto-examen 

La práctica del auto examen es una práctica que acompaña a la meditación. En las instituciones monásticas, este es un ejercicio diario, incluso de cada hora. Practicada correctamente, la meditación es un instrumento de poder sin igual y de auto-desarrollo. Realizada erróneamente puede convertir a un hombre en morboso e introspectivo. Diaria o semanalmente podemos mirar hacia atrás en el tiempo el día o la semana pasada, esforzándonos en ver como hemos actuado y los motivos que nos han impulsado a comportarnos de esa manera. Si puede, vaya hacia atrás en el tiempo, yendo en pensamiento desde la noche a la mañana. Note el efecto de nuestros actos en las alegrías y el bienestar de los demás. Preguntémonos porque hicimos eso. 

Escudriñemos firmemente el motivo. Notemos hacia donde volaron nuestros pensamientos y en que les permitimos detenerse. Recordemos la cualidad de carácter que estamos tratando de adquirir, y notemos si hemos tenido éxito ese día. Este proceso requerirá un poco de quietud, por lo menos de unos diez minutos. Sentémonos en la cama, pero si se esta muy cansado, o esto lo desvela, tratemos de disponer un poco de tiempo mas temprano en el día. Tal vez, si ningún otro momento esta disponible, utilice el tiempo empleado en el vehículo que lo lleva a casa, de regreso del trabajo, pero tratemos de pensar impersonalmente en uno mismo, como un buen trabajador miraría sus herramientas. Si el no tiene tiempo de afilarlas, hace lo mejor que puede con ellas tal cual están. Si tiene tiempo, las afilara para un mejor servicio, pero el no piensa que el es sus herramientas. Así, deberemos mejorar los poderes de nuestra mente, corazón y cuerpo. 

Un Maestro escribió una vez a un discípulo: “Trate de pensar en usted mismo con calma y serenidad de un extraño y no se deje llevar por la incertidumbre o la ansiedad”. Cuando advirtamos pensamientos, palabras y actos innobles, no nos llenemos de remordimientos o desesperación. Viva de nuevo el acontecimiento, esta vez noblemente, y dígase a usted mismo: “Así es como actuaré la próxima vez”. Y luego, si lo desea, ofrezca la acción enmendada al Maestro y a Dios.

Clara M. Codd

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