domingo, 1 de septiembre de 2019

REENCARNACIÓN Y EL VIAJE ASTRAL - EL DEVACHÁN Y EL AVITCHI


El Devachán, (significa Reino de los Devas), corresponde a un estrato vibratorio mucho más sutil que el Kamaloka y que el resto del plano Astral. Su tasa vibratoria se encuentra por sobre los quintillones de ciclos por segundo y el tipo de materia que lo compone son partículas subatómicas en un nivel casi imposible de determinar físicamente, pero arqueométricamente podemos decir que son subpartículas componentes de las subpartículas de subpartículas del nivel atómico que conocemos. La localización espacial está por encima de los 10.000 Kms. de la superficie terrestre, hasta una distancia que no está bien determinada. En ese ambiente magnético permanecen las Almas que han sufrido la Primera Muerte (del físico) y la Segunda Muerte (del Astral), hasta que -como ya se ha explicado- resulte atraída por afinidades psíquicas específicas, que están determinadas por el Karma de relación, ya sea positivo o negativo en cuanto a personas amadas u odiadas, temidas, etc.. Pero esta atracción está también supeditada a factores muy azarosos, como la actividad magnética del Planeta, el lugar donde se haya muerto y varias circunstancias que hacen de esta nueva encarnación una lamentable lotería demiúrgica. 

Como el Alma tiene Raza y sexo (no "órganos genitales", pero sí una determinación genérica establecida desde su paso por el Reino Vegetal en algunos casos y Animal en otros), es muy poco habitual que se encarne en una Raza diferente a la que corresponde según cada Planeta, pero para aclarar esta cuestión hemos de pasar necesariamente a un tema espinoso, difícil de demostrar pero conocido según investigaciones antropológicas muy profundas. En "Comentarios sobre los Arquetipos" hemos dicho que cada Raza tiene los suyos propios, pero hemos de seguir con el tema de la demiurgia, para comprender más: El Demiurgo, una vez expulsado del Interior Terrestre, se le emplazó para que preparara un hábitat adecuado para sus criaturas mortales en la Superficie Externa, tras lo cual se produjo el éxodo, sintetizado en la expulsión de Adán y Eva. En realidad no se trató de una pareja, sino de toda una población de Homo mortalis, que en un primer momento no eran tan frágiles como nosotros, ni vivían tan poco tiempo. 

Como puede leerse en casi todos los Libros Sagrados, hasta el último diluvio (provocado mediante tecnología, puesto que el mismo "dios" Demiurgo lo produjo), los mortales vivían más de mil años. Poco en relación a los diez mil que viven los Primordiales, pero solía ser suficiente para que la mayoría, acelerando sus procesos Ascensionales mediante la Catarsis, la Yoga y el Tantra, escaparan a la muerte Ascendiendo directamente al Reino Krístico. 

El Demiurgo, auténtico vampiro psíquico, acortó los plazos de vida para mantener bajo su control a la humanidad mortal, por medio de manipules genéticas y de cruzas raciales. Pero según nos cuentan las crónicas chinas más antiguas, coincidentes con algunas interpretaciones de las tradiciones Negras y Cobrizas, su obra diabólica no quedó circunscrita a la Tierra, sino que se extendió a Marte, Venus, Júpiter y Erk. En Erk, los experimentos demiúrgicos no se limitaron a la producción de especies mortales, sino también a la alteración magnética global, con lo que produjeron la destrucción del planeta mismo. Una parte de los supervivientes fueron traídos a la Tierra, componiendo la casi extinta Raza Cobriza Amerindia. Por su afinidad biológica con los terrestres y parecidos de los Arquetipos, se adaptaron rápidamente. Los Amarillos fueron los hombres mortales expulsados junto a su creador desde Venus, como los Negros lo fueron de Júpiter. 

En Marte la cosa terminó a poco de empezar, porque sus Primordiales, conocedores de lo ocurrido en los demás planetas, acabaron drásticamente con la civilización demiúrgica, sin ninguna contemplación. Sin embargo el Demiurgo pudo traer alguna cantidad de marcianos (también muy parecidos en todo a los terrestres) con lo que se dieron durante millones de años las mestizaciones más variadas. La mayoría de las subespecies generadas no resistieron ante la Ley de Selección y se extinguieron, pero finalmente quedaron las subespecies que componemos actualmente el cuadro antropológico mundial, más o menos puras racialmente pero reducidas en años de duración biológica, con esta infame enfermedad llamada "gerontotemia" o vejez. 

Si no nos mata antes cualquier otra, nos mata la degradación general porque nuestras células se van atrofiando a partir de la oxidación del ADN de las mitocondrias (los órganos de reproducción celular). Justo ahora que vamos descubriendo las causas de la vejez y la muerte, hallando los medios de curarnos (al menos con perspectivas de prolongar en siglos nuestra vida), la civilización está al borde de su propia autodestrucción, como para repetirse el ciclo bíblico de destrucción, porque estamos nada menos que "alcanzando el fruto del Árbol Prohibido, donde está la serpiente enrollada..." O sea el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, el Árbol genético, donde las serpentinas de ADN, que marcan la clave que ese malévolo dios de los mortales no quiere que alcancemos. 
Para mejor comprensión, leer los primeros versículos del Génesis del Antiguo Testamento. 
Pero al Demiurgo sólo le importa tener esclavos inconscientes, que le suministren energía psíquica distorsionada. Todos sus empeños van en esa dirección, tal como nos lo muestra cualquier análisis objetivo del desarrollo de las civilizaciones, con sus caídas estrepitosas tras un proceso de descomposición social, política y económica, fundado en la descomposición ética y deontológica. Muchos pueblos pudieron escapar en la antigüedad a la rueda de reencarnaciones, pero otras civilizaciones, como la nuestra, han encontrado un drástico final, debiendo la humanidad mortal, recomenzar desde cero. 

Esto sigue siendo permitido - al menos hasta ahora- por los Primordiales, porque de lo contrario habrían miles de millones de Almas que se perderían definitivamente, al no tener cuerpos donde encarnar, acordes a su nivel de evolución. No pueden encarnar en el interior terrestre, porque aún las más puras tienen experiencias -y por lo tanto traumas- de vivencias terribles no transmutadas. Una minoría, pero imposible de diferenciar, está en un estado de verdadera descomposición, de modo que permitirles encarnar en el Interior significaría, tarde o temprano, la destrucción del Paraíso Terrenal o Walhalla, donde vive la verdadera Humanidad, de la que la Raza Aria es descendiente. Tampoco pueden permitir los Primordiales de los demás planetas que sus conraciales, tan disminuidos como toda la humanidad mortal, sean devueltos en esas condiciones. Cierto es que existe una especie de "programa de redención", mediante el cual muchas Almas son devueltas, una vez Ascendidas al Reino Krístico, a sus planetas originales, pero ese asunto es muy complejo para encararlo en este libro, toda vez que su exposición implicaría un paseo muy extenso por cientos de folios de documentación referencial y antropológica. 

Volviendo al tema del Devachán, cabe decir que allí no hay diferencias de estratos o localización por Raza ni sexo, pero su permanencia en él es un riesgo para todas las Almas que allí se encuentran en espera involuntaria y por lo general inconsciente, de volver a encarnar. El riesgo consiste en que ciertas tormentas solares, como el paso de algunos cometas y planetas suelen producir disturbios en la magnetosfera terrestre, con lo que algunas Almas son arrastradas hacia las capas magnéticas más lejanas y sutiles, cayendo en el espacio interplanetario, donde se rozan las magnetosferas de dos o más cuerpos celestes. Ese espacio es al que Iesus el Esenio se refería, tratando sobre las Almas podridas, con "Allí tendrán el Avitchi, y será el lloro y el crujir de dientes, y no habrá retorno" . 

El Avitchi es el espacio entre las magnetosferas de los planetas, cuyas corrientes magnéticas sutiles como el Alma misma pero poderosísimas, las deshacen periódicamente cuando están desequilibradas porque los arquetipos han reemplazado a los Arquetipos, descomponiendo sus funciones. Este es el destino de las "Almas dormidas", que se encuentran en el Devachán (la última capa de la magnetosfera terrestre) durante ciertos acontecimientos cósmicos, como el paso de ciertos planetas como Hercólubus, etc., que arrastran al espacio profundo a todas esas Almas. En esos niveles tan sutiles y casi imposibles de medir cuánticamente, las Almas son apretadas como en un gigantesco engranaje, destruyéndose para siempre. El Ser Verdadero, de naturaleza Divina, desde ya que no se pierde, pero la unidad "Yoica", el Ego que ha estado evolucionando durante eones, deja de existir. 

Esa es la más lamentable y definitiva muerte, que llega a veces por azar circunstancial, pero mayormente por un balance karmático negativo, por no haber aprovechado infinidad de oportunidades de buscar la Trascendencia, al menos encarnando con el mismo con el mismo Astral. Esa es la última y definitiva muerte, la del Alma, la Tercera Muerte. Salvo plano mental, (que tiene una temporalidad muy relativa y carece completamente del factor de espacialidad) los demás tienen una ubicación espacial promedio, correspondiente en su escala vibratoria con la escala de la magnetosfera terrestre. También hay una cuestión (al margen de las distorsiones provocadas respecto al interior terrestre, como la ubicación del Infierno de Satán) que trata sobre la prolongación de los planos infernales en el interior del mundo. Si tenemos en cuenta la verdadera forma del globo terráqueo, hueco como todos los planetas y esferas celestes, encontramos allí un doble y hasta triple sentido esotérico a la cuestión. 

1) La tierra es hueca y por el interior de la corteza circulan los análogos magnéticos -nadis y Tattwas, como en cualquier cuerpo-. Las medidas de los análogos darían el grosor exacto de la corteza si conocemos sólo un dato en la ecuación: La gravedad (9,8 m/s) y la fórmula arqueométrica de densidad para sacar el promedio entre la estratosfera y el los metales actínidos. No desarrollaré toda la operación porque me llevaría días repetirla, pero resulta en 1.011 Kilómetros. 

2) El kamaloka y el Devachán continúan por debajo, es decir, por dentro de la corteza terrestre. Esos equivalentes intraterrenos los encontramos en las leyendas celtas, en la Edda y sus derivados modernos, en los arquetipos novelescos islandeses, germanos y escandinavos. Allí las alegoría sobre los seres de la tierra, nos pintan cualidades de cada estado de conciencia, mezclados con personajes que efectivamente corresponden al plano Astral, como duendes, gnomos, hadas, salamandras y sílfides, que en su mayoría son el cuerpo Astral de plantas y animales. 

3) Las "Analogías Masónicas" sin descifrar oficialmente, representadas en los laberintos catedralicios, son una perfecta representación estilizada de la forma física y la magnetosfera terrestre, en la que tienen lugar, dentro y fuera de la nave de la catedral, las alegorías que van desde lo angélico hasta lo diabólico, correspondiendo con los cinco cielos o infiernos, que son en realidad tres subdivisiones del plano Astral y dos del Devachán. Igual vale tener en cuenta que la cualidad "celestial" o "infernal" no depende de la ubicación geomorfológica, sino del Estado de Consciencia que se posea en dicho sitio. 

CONTACTOS CON EL MÁS ALLÁ 

En general, no es recomendable ningún medio ni intento de contacto con los fallecidos, a menos que se posea capacidad para ver en el Astral con claridad. Ninguna otra forma de percepción es adecuada, porque ese plano vibracional es fundamentalmente visual, está formado por formas, imágenes y colores. Los sonidos astrales no existen realmente, sino un “ruido” remanente del sonido del universo material. Pero estos “ruidos astrales” no son algo recomendable de percibir para nadie, puesto que generan más confusión y engaños aún, que la ya dudosa -por maleable- materia Astral. Las entidades Astrales (cuerpos que contienen a un Alma, a un verdadero Ser), no necesitan del sonido, porque aunque pueden "hablar" con sonido Astral, se comunican telepáticamente con cualquier Ser, vegetal, animal o humano. Los cascarones son los que "hacen ruido", pero sólo afectando telepáticamente la consciencia del sujeto encarnado, pero éstos jamás podrán responder con coherencia a nuestras preguntas, pues no son más que un trasto activo, como un robot; ningún Ser real que lo habite. 

No vamos a tratar aquí sobre la Ouija, que ya he mencionado antes y no ofrece más que peligros mentales y confusiones a sus practicantes, pero sí de otras formas de contacto eventual con personas que se encuentran en el Kamaloka (estrato de baja vibración del Astral muy cercano al plano físico) o en el Devachán (que es el plano más sutil de la magnetósfera terrestre), donde se encuentran las Almas despojadas del cuerpo Astral. Pero cabe advertir que no es posible "invocar" con alguna seguridad dicho contacto, ni pedirlo de modo alguno, porque muchas veces puede ocasionar esa invocación, la aparición de entidades astrales impostoras, que engañarán al invocante. 

Ese es justamente, uno de los hechos más habituales entre los "Ouijeros", pero también caen en este engaño médiums más refinados y sensibles. En todo caso, para quien no salga habitualmente en Astral (viaje Astral), ni posea percepciones psíquicas refinadas, la comunicación ha de ser realizada por el fallecido, no invocada por el encarnado. Una forma de contacto con estos Seres cuando se hallan en el Devachán, que corresponde al mejor modo de comunicación postmortem, es la inundación de aroma. Aunque hay medios -para una persona muy entrenada en el manejo del Astral- para producir ese efecto sin haber abandonado dicho cuerpo (Astral), lo habitual es que sólo las personas muy sanas de Alma puedan expresarse así desde el Devachán, donde permanecen las Almas en espera de volver a encarnar, luego de abandonar el cuerpo Astral en el "Kamaloka" de ese plano. 

El hecho de poder manifestarse con perfumes de elevada vibración indica que esa Alma no está "dormida" como lamentablemente están la mayoría de los Seres en el Devachán, sino que se encuentra en proceso consciente, capaz de percibir nuestros pensamientos y sentimientos, capaz por lo tanto, de elegir adecuadamente las condiciones para su propia encarnación. Son una minoría, que no puedo precisar porque no hay posibilidad de hacer estadística, pero sí cabe decir que son muy pocos. Se que estas cosas no son muy fáciles de comprender (y menos de creer, aunque "creer" no sirve para nada) pero puedo decir con el corazón en la mano muchas veces la persona desencarnada está en condiciones mejores que las del encarnado que percibe el aroma precioso que inunda el ambiente al recordarla, porque aún en el Devachán permanece despierta. Ojalá que pudieran, tras la muerte -si no Ascienden antes y la evitan- mantener todas las Almas ese estado de consciencia que permite a algunas, producir efectos vibratorios en torno a las personas con las que siente afinidad psíquica. Y no son pocos los casos en que tienen estas Almas, más motivo para llorar por los "vivos", que estos por ella. 

Ya hemos comentado sobre los contactos del tipo "espiritistas", pero queda por tratar un tipo de fenómeno que muchas veces se presta a confusión, porque en el plano psíquico y en Astral hay muchos efectos que siendo casi iguales en la percepción, pueden obedecer a causas muy diferentes. El más interesante de los casos de falso contacto con los muertos, es la conexión o "lectura" askásica. Los psicómetras espontáneos, que pueden "leer" la grabación magnética en objetos, lugares, etc., con cierta facilidad, confunden a menudo las causas, cuando no tienen adecuada formación teórica ni saben administrar dicha capacidad con criterio científico. La psicometría es una variante de la clarividencia, pero el psicómetra, según cuán profunda sea su lectura y la interpretación espacio-temporal que haga de ella, muchas veces creerá que toma contacto con las personas fallecidas mediante el objeto que toca o el lugar en que permanece. 

Sobre los lugares la cosa es más difícil de determinar para él, a menos que tenga vista Astral y pueda diferenciar lo que ve realmente y lo que "lee" en la grabación magnético-telúrica del sitio. Explicar en detalle estas cuestiones que sólo interesan a un psicómetra nos llevaría demasiado fuera de tema, pero valga la advertencia para los "médiums" de toda clase. Muchos supuestos médiums son en realidad psicómetras que podrían usar mejor su capacidad si comprenden la diferencia y aprenden a administrar su capacidad. 

REGRESIONES INDUCIDAS 

Es muy curioso que la gran mayoría de las personas que se someten a hipnosis regresiva, a fin de recordar sus anteriores encarnaciones, suelen tener "recuerdos" de haber sido de la alta nobleza, jefes, personajes famosos, etc.. Pero en realidad, en una minoría de casos se consigue hacer verdaderas regresiones y no están exentas de riesgo de error y de peligro para el "regresado". Sea que se recuerde espontáneamente o por medio de regresión hipnótica, hay que tener en cuenta que el Alma funciona -en cuanto a almacenamiento de información-, al revés que la mente mundana. Mientras ésta guarda en los niveles más profundos las cosas más desagradables (a modo de defensa psicológica), el Alma almacena las experiencias dolorosas y todo lo "traumático" en las capas más externas de sus Esferas de Consciencia, filtrando hacia el interior sólo las experiencias debidamente transmutadas. 

También es una autodefensa natural del Alma, puesto que a la vez que representa en si misma a la Mente Superior, es el "cuerpo espiritual" del que se reviste el Ser para su manifestación en el Universo y su equilibrio depende de no ensuciarse almacenando experiencias traumáticas. 
Entonces, cuando el Alma y la mente mundana toman contacto, el Alma transmitirá en primer término todas las cosas desagradables, dentro de un balance con algunos otros recuerdos más agradables o "inspiradores", dependiendo de la resistencia psicológica del individuo. 
El Alma sabe perfectamente cómo administrar esos recuerdos para no destruir con ellos la personalidad mundana, sino templarla y enriquecerla. 

Pero dicha administración se le hace bastante difícil cuando el cuerpo Mental le inquiere mediante la hipnosis -y para colmo mediante otra persona como "administrador" del proceso- que irradie sus recuerdos forzadamente, invadiendo en gran medida una función que el Alma debe cumplir según sus propios designios. No digo con esto que se haya de prescindir absolutamente de las regresiones, puesto que existen muchísimos casos de psicopatías debidas a traumas en encarnaciones anteriores, que aún no encarnando con el mismo Astral, a) han quedado en el Áskasis Planetario o b) como trauma potente en la superficie del Alma, para manifestarse luego en la psicología de la nueva personalidad. 

a) En el primer caso, el cuerpo Astral suele tomar contacto con "formas de pensamiento" que son en realidad, información impresa en el Áskasis, que por Karma de afinidad vuelve a la nueva mente del mismo Ser que la produjo a partir de sufrimientos, acciones psicopáticas, vicios y hasta crímenes sufridos o cometidos. Aunque esta mente sea nueva, el Ser es el mismo. 

b) En el segundo caso, el Alma no consigue disolver o transmutar un recuerdo traumático que ha quedado "a flor de piel" (en el Arkeón del Alma) y lo irradia en forma confusa hacia el vehículo mundano. El cuerpo Astral lo recibe confusamente y por su propia incomprensión y falta de capacidad para transmutarlo, dicho recuerdo comienza a producir y/o nutrir parásitos emocionales. Una regresión bien realizada permite al sujeto recordar con claridad los hechos y transmutarlos. 
En dichos casos la transmutación es tan espontánea que no se requiere más que conocer la causa de los problemas. Recordarán los Lectores mi experiencia en Uspallata, cuando me resistí a recibir un recuerdo, quedando éste en forma confusa y produciéndome una infinita tristeza, angustia y desolación durante meses... Pues es el caso de miles de pacientes con depresiones y vacíos existenciales cuya causa no se encuentra ni en las condiciones actuales de vida ni en problemas orgánicos. 

Si bien hay terapias conductuales que pueden mejorar las condiciones del depresivo por estas causas, una regresión hecha con suficiente profesionalidad por parte del terapeuta, acabaría al instante con todo el problema. Aunque estos problemas puedan manifestarse en el plano físico - sobre todo en el sistema endocrino- y la medicina trate de paliarlos, sólo se conseguirá ocultar los síntomas. 
Una enfermedad física no es más que el síntoma de una enfermedad en el plano Astral o en el Espiritual (del Alma). Ese recuerdo askásico traumático y confuso seguirá haciendo estragos hasta desgastar toda la energía psíquica que posee, la cual es siempre superior a la energía física y mental juntas del paciente. Por lo tanto, dicha energía es suficiente -casi siempre- para destruir un cuerpo físico, manifestándose en cánceres, lupus, sida y atrofias diversas de paliación más difícil o imposible desde la medicina materialista. Pero sería un grave error pensar que todas las depresiones y problemas psicológicos se deben a recuerdos askásicos no transmutados. 

No me es posible dar una estadística segura al respecto, pero como durante años he tenido consultorio, puedo calcular que apenas un diez por ciento de los problemas psicológicos graves se deben a esta causa. Y casi todos estos se han manifestado en forma de depresiones profundas, similares al "yo vacío" que experimenta el que va haciendo su Catarsis, pero con mayor virulencia e incluso con tendencia al suicidio, cosa que jamás ocurre en alguien que está haciendo su catarsis correctamente. En unos 5.000 pacientes atendidos por muy variados problemas psicológicos, practiqué muchas regresiones al modo de dianética, a momentos de esta vida, pero debí practicar muy pocas a vidas pasadas. Al principio, con ayuda de un colega más experimentado que yo, pero en general mi propia experiencia en el tratamiento de los recuerdos me ha dado las claves necesarias. 

En todas esas regresiones se logró pleno éxito, pero igual es preciso un seguimiento del paciente, así como la instrucción necesaria sobre el proceso catártico, para que complete la depuración emocional sin volver a caer en ninguna causa de depresión. También cabe advertir que una persona que ha tenido un recuerdo askásico -espontáneo o por regresión- tiene prácticamente un canal abierto hacia el contacto con su Alma, por lo tanto es muy probable que tenga esporádicamente otros recuerdos. Por eso es preciso que se le instruya adecuadamente, a fin de que aprenda a controlar su mente, emocionalidad y todos sus procesos psíquicos. Hay una serie de diferencias entre los recuerdos askásicos (auténticos) y las ensoñaciones, onirias e imaginaciones que surgen de la mayoría de las sesiones hipnóticas. No me parece adecuado aclarar esas diferencias porque sería -como me pasó con un paciente- dar material a los mitómanos. 

Pero los psicoterapeutas han de tener que aprender a diferenciar cuándo se trata de un recuerdo y cuando se trata de una ensoñación o la farsa de un mitómano, en cuyo caso el problema a tratar es otro. Muchas personas -especialmente los hipocondríacostienen gran capacidad para engañar al hipnotizador y representar una farsa con toda una serie de actitudes emocionales. En muchas ocasiones en que detectaba anomalías sin fundamento en las experiencias de esta vida del paciente, antes de proceder a una regresión probé a instruirle sobre cómo realizar la Catarsis y en algunos casos, según la propensión que detectaba en sus Arquetipos para manifestarse, conseguí que resolvieran sus conflictos sin necesidad de recordar el trauma de la vida anterior. Ese proceso puede que se haga durante el sueño, según tuve algunas confirmaciones por parte de los pacientes mismos. Eliminando los parásitos emocionales que pueden aprovecharse de la radiación psíquica no transmutada en el Alma, dicha radiación es vertida igual como "formas de pensamiento", pero al ser consciente, pierde fuerza y no consigue producir daños porque el sujeto las observa, comprende y transmuta con la sola observación, reprimiendo toda posibilidad de que le impulsen a actuar o sentir bajo ese impulso distorsionado. 

La práctica de la Yoga también colabora enormemente para destruir todos los traumas que puedan quedar como recuerdos askásicos confusos, haciendo innecesaria la regresión hipnótica en muchos casos. Una cuestión muy importante y delicada es la elección del psicoterapeuta que puede ayudar a hacer una regresión. Si de un médico depende la vida o la muerte de una persona, no es menor la responsabilidad cuando se hacen estas prácticas por parte de un psicólogo o un "aficionado", de cuyo manejo depende la estabilidad emocional del paciente. Hay muy pocos investigadores con suficiente entrenamiento y conocimiento como para garantizar que no habrán descontroles en base al sufrimiento que un recuerdo askásico pueda causar. Desde ya que un psicólogo de la escuela freudiana no cuenta en esto, porque esa escuela (lamentablemente oficializada en toda América) niega la existencia del Alma, de la reencarnación y para ella somos apenas un pedazo de carne organizada que "produce" pensamientos y sentimientos). 

En Europa la psicología está más avanzada y hay desde psicólogos profesionales hasta "aficionados" que hacen una excelente labor en el ámbito de las regresiones. Pero cuidado: La condición fundamental de un inductor a la regresión, es la honestidad. Incluso vale en esto, tanto como el conocimiento esotérico. Descartando las imaginaciones y onirias que se desarrollan en la gran mayoría de las regresiones inducidas, hay que tener presente que un recuerdo auténtico implica un "volver a vivir" la situación y no precisamente como el "déjà vú" simple que explico luego. 
La potencia emocional y la riqueza del recuerdo es tal, que se llega a perder momentáneamente contacto con la realidad. Francamente he sido muy afortunado al tener mis recuerdos sin ayuda de nadie y sobrevivir sin daños mentales a semejantes espantos. Si pude mantenerme en un cierto estado de comprensión y autodominio, ha sido porque a pesar de lo dolorosas, las situaciones no eran realmente traumáticas en mi psicología, habiendo sido superadas ya en el plano Astral, ya durante la encarnación anterior, y porque es mi propia Alma quien administra los recuerdos, así como casi todas mis vivencias. 

Quienes han hecho los tratamientos de la escuela psicológica gestáltica, bien saben el enorme beneficio que representa volver a vivir y superar la experiencia emocional del nacimiento. Especialmente en occidente y en todas las culturas donde la ignorancia sobre los mejores métodos de parto, hacen de esta vivencia una mezcla traumática de dolor y placer que se transmite al niño. Igualmente puede deducirse el beneficio que se extrae en recordar y superar traumas de anteriores encarnaciones, puesto que somos el mismo Ser que las vivió. La templanza de carácter que se logra con los recuerdos askásicos no nos "endurece" como para hacernos insensibles, pero sí nos fortifica para enfrentar cualquier situación con una serie de ventajas intelectuales y emocionales, además de poder comparar una desgracia actual con las desgracias ya superadas. Esa comparación representa muchas veces un consuelo psicológico muy útil. 

El "déjà vú" Se trata de un fenómeno con dos modalidades diferentes, como diferentes son sus respectivas causas y efectos, aunque una descripción muy somera lleve a confundirlos. El Déjà-Vu funcional no tiene nada que ver con la reencarnación, sino que es un proceso de repetición cerebral de la banda de memoria, con diferencia de fracción de segundos. Entonces parece que estamos volviendo a vivir la misma experiencia por segunda vez y algunos por tercera. Si continuara habría un defecto como el de un reproductor fonográfico (un disco rayado) y hay antecedentes de ese problema en más de un manicomio. No se trata de obsesión o cavilación, sino de un defecto cerebral bastante raro y difícil de curar. 

El "déjà vú" funcional es solo un proceso interno, de duración variable, sobre lo que se está haciendo en el momento que ocurre. A medida que el consciente graba lo que está ocurriendo, el subconsciente suele repasar lo que acaba de grabarse y lo retransmite al consciente, pero lo hace respecto al tiempo real, con una diferencia de milisegundos. De modo que el sujeto siente que está "reviviendo" lo que esté haciendo. Generalmente no dura esto, más que cinco a diez segundos. Hay personas a las que puede durarle horas, lo cual es ya un verdadero padecimiento, ante la falta de explicaciones. En base a las teorizaciones de la física y la ciencia-ficción sobre estas cosas, se sienten como en un "bucle espacio-temporal", entonces pretenden "escapar" de él. 

No hay nada de eso y si comprende en realidad lo que sucede, se acaba el problema en su faz emocional. Un ajuste por autoobservación de los propios procesos mentales, es suficiente para acabar con el efecto en la parte mental. No he tenido pacientes con este problema, pero sí he tenido copias de sus carpetas clínicas para su estudio. Sin embargo es un fenómeno que también he conocido por experiencia "en propias carnes". O mejor dicho, por vivencia personal, "propia-mente", aunque no a nivel patológico, sino en muy esporádicas sensaciones no mayores de diez segundos. 
Tal como conoce la mayoría de las personas esta sensación, es en realidad un pequeño accidente de la mente. No he podido averiguar si corresponde a sólo a alguna disfunción fisiológica, si es sólo mental o tiene alguna relación con los procesos de desarrollo psíquico, pero en todo caso es sólo eso: Un accidente mental y/o cerebral que no tiene relación con las reencarnaciones, pero quien no ha tenido antes recuerdos askásicos o viajes Astrales con algún grado de memoria onírica, puede confundir las sensaciones. 

El Déjá-Vu askásico es diferente y cada vez que viajo por ciertas regiones me ocurre varias veces al día. No se tiene sensación exacta de haber vivido lo mismo. O sea que no es como una repetición de lo que se vive, sino la sensación de haber estado antes allí. En estos casos suele conocerse de antemano todo lo que hay adentro de una casa, o tras un barranco, etc.. Y si se mantiene la sensación concentradamente, es posible recordar detalles que -lógicamente- pertenecen a una vida anterior o a un viaje astral al sitio.

Granada Ramiro 

sábado, 24 de agosto de 2019

REENCARNACIÓN Y EL VIAJE ASTRAL - EL KAMALOKA


En la terminología esotérica, "Cuarto Infierno" y "Kamaloka" es lo mismo. 
Kama = región o estrato, loka = desequilibrio, descomposición, disolución, ruptura. Pertenece al plano Astral, pero normalmente no quedan allí las consciencias (los Egos), sino el trasto energético o cascarón con sus parásitos de falsos egos o "yoes psicológicos", los cuales suelen ser recogidos -no siempre- por las Almas cuando reencarnan y estos parásitos vuelven a ocupar la nueva personalidad de esa Alma, dificultando su evolución. Aunque como hemos dicho, muchas veces las personas quedan allí en el Kamaloka por algún tiempo, variable según factores geomagnéticos y del propio cuerpo Astral. [Nota: No debe confundirse con "Kãma". 

La pronunciación varía imperceptiblemente para quien no habla sánscrito, pero esta palabra, con acento o cejilla en la primera "a", significa "deseo". Pero "Kama" (sin acento) significa región, estrato, mundo, ámbito... Igual otras interpretaciones en ciertos dialectos, se refieren al "Kãma Lôkah" como a la misma cosa, pues su traducción literal sería "Mundo del Deseo", y esto es tan adecuado para denominarlo como "Región de la Disolución", porque los deseos son justamente los factores emocionales que más influyen en la permanencia allí de los cascarones, así como entidades conscientes que quedan enviciados en las posibilidades de manejo de la materia y sus imágenes. Abundan allí proyecciones mentales y Astrales sensuales de todo género, desde sexuales hasta gastronómicas, incluyendo aberraciones propias de psicópatas. 

Un verdadero infierno donde no hay mucho sufrimiento, pero sí cosas desde las más hermosas (sensualmente hablando) hasta las más horribles. Se trata de una de las regiones de la magnetósfera del planeta ( que aunque no es exactamente el Áskasis, forma parte de él en su aspecto más activo y en permanente modificación). Su característica vibratoria está comprendida entre la última parte del ultravioleta y algo más allá de los Rayo X. Actualmente el Kamaloka no es lo mismo que hace millones de años. En aquella época estaba todo "casi" en su sitio, magnéticamente hablando. No obstante, parece ser que su centro debería estar entre los doscientos mil y los trescientos mil metros de altitud. Algunos de los vedas, con doce o quince mil años de antigüedad, coinciden con las descripciones de los astronautas, de una región a esa altura, en la que al pasar han oído carcajadas, sentido extrañas presencias y hasta han visto fantasmas dentro de sus transbordadores y cápsulas. 

El Demiurgo (significa Creador de pueblos) es el Homo primordialis -y/o sus sucesores, actualmente- que experimentando con la genética, la distorsionó para crear clones esclavos (necesariamente hombres mortales, para poder someterles mediante la superioridad de él y el miedo causado por la diferencia) empezaba hace unos 600 millones de años a convertir sus experimentos en "creación" expansiva. A partir de la Edda Nórdica, que es el Libro Sagrado más antiguo y detallado de la Humanidad, del cual deriva buena parte de La Biblia y otros (con infinidad de distorsiones), podemos hacer la siguiente síntesis: La primera época de la expansión demiúrgica, comienza cuando Loky (este primer Demiurgo) fue llamado Yahvé ("el Inquieto" o "Vete, Inquieto") por sus experimentos e ideas, que no agradaban a los demás Primordiales, aunque no podían comprender en profundidad los efectos de la manipulación genética. Cuando entendieron que se trataba de un desastre, pero existían ya una serie de clones, fue expulsado tras el "Juicio de los Dioses", con un nuevo cambio de nombre, asignándole el de Geohvá, que significa "Expulsado de la Tierra". 

Como no podían los "dioses" -hombres inmortales- destruir a las criaturas (la creación demiúrgica o sea criaturas genéticamente modificadas) sin aniquilar las posibilidades evolutivas para esas Almas, decidieron "tolerar" la expansión demiúrgica, previendo la posibilidad de luchar de otros modos para recuperar a esas Almas prisioneras en cuerpos mortales. (no tuvieron en cuenta la estadística ni pudieron prever el desastre que originaría esa "divina tolerancia"). [Cabe aclarar tal como lo hiciera Sócrates, que "Los dioses son hombres inmortales; los hombres somos dioses mortales".] 

En esa primera época, llamada Gran Satya Yuga, el Kamaloka era un depósito apenas ocupado por algunos de los cuerpos Astrales de los pocos que habían muerto, así como de restos orgánicos Astrales de los diversos Reinos Naturales, que se descomponían rápidamente, reciclando el Planeta esa materia. Pero dadas las densidades puras de las capas magnéticas, resultaba muy difícil sacar de allí a un Ser que hubiera quedado astralmente en esa "comodidad" del Kamaloka, donde los Egos sentían la satisfacción de "estar" sin las incomodidades de la materia física. Además, disponiendo de la posibilidad de manipular la materia aparentemente igual a la física... En fin, un lugar "donde todos tus deseos se hacen realidad"... Basta visualizar lo que se quiera para que esté allí, como un holograma. 

Pero con unas trampas muy efectivas a largo plazo, porque los primeros mortales no sabían (como no lo saben ahora la mayoría) que allí el Astral se desvitaliza y tiende a descomponerse. Por otra parte, los períodos de permanencia estaban dados de otra manera. Podían pasar eones antes que el Astral se diluyese y el Ser conociera la Segunda Muerte. También cabe aclarar que cuando se escribió el Runemandag (el Libro Primordial de la Runas, uno de los tres e la Doc-Trina, que serviría para enseñar a los mortales a dejar de serlo y recuperar su verdadera condición) no se sabía casi nada sobre el Devachán. Hoy, (desde hace algunos millones de años) hasta los más morbosos seres conscientes abandonan rápidamente el Kamaloka -unos cuántos años, a lo sumo- debido a lo saturado que está con toda clase de basura psíquica llamada "efluvia". 

Y si ya en la segunda etapa demiúrgica los únicos seres conscientes que había en el Kamaloka eran los "mumbas" (unos adefecios similares a los gnomos, producto de sucesivas manipulaciones genéticas), es comprensible que ahora mismo nadie, ni los amantes del terror de cine, -que no tienen ni idea de lo que es el verdadero terror- se aventuran a permanecer conscientes en el estrato central del Kamaloka durante mucho tiempo. 

Se trata de un auténtico basurero Astral, repleto de partes de cuerpos y cuerpos enteros, parecido a un cementerio revuelto, mezclado con toda clase de basureros y desguaces. Pueden verse todo tipo de objetos proyectados por las mentes, como elementos amorfos que contienen información sobre sensaciones, pasiones y parásitos psicológicos diversos.



En la tercera etapa demiúrgica el Kamaloka quizá estuvo tan "lleno" como ahora, pero nunca antes (a pesar de algunas explosiones atómicas en la antigüedad) estuvo tan mezclado con los demás planos vibracionales y las diversas capas magnéticas del planeta.

 En síntesis: Permanecer en el Kamaloka ahora es casi imposible por lo confuso e inaguantable. Los que lo hicieron hace millones de años, pagaron su adormecimiento con el mismo karma terrible de la gran mayoría de la masa humana actual: La Segunda Muerte o "muerte del Astral". 

No obstante las condiciones en que se encuentra, al salir en Astral sin parásitos emocionales, no se toma casi nada de contacto con las capas de baja vibración y al hacerlo sin miedo no nos afecta ninguna de las cosas horribles que se ven en algunos sitios. En cuanto a las utilidades que tiene el viaje Astral, éstas han de estar reguladas por el sentido ético, so pena de pagar caro los abusos que se cometan con esta capacidad. Quien pretenda entrar en un sitio donde no está autorizado (a menos que se trate de asuntos muy justificados), producirá un bajón automático de su nivel vibratorio, determinado por la intencionalidad. Inmediatamente tomará contacto con la región más baja del Kamaloka y puede tener consecuencias graves. 

Si nos desplazamos en la región en que abundan elementales vegetales (muchos de ellos tienen formas similares a la humana), podemos sentirnos "a salvo", porque difícilmente entren en esa parte de espectro vibratorio entidades de baja vibración. En todo caso, los beneficios de tener consciencia Astral son varios. De ningún modo excluyente a otras alternativas, digo lo que yo he conseguido con los viajes Astrales: 

1) Comprobación técnico-científica del asunto. 
2) Comprobación de que "no soy mi cuerpo", sino que éste es un vehículo (ya no es una "teoría", sino algo vivenciado, puesto que puedo estar consciente fuera de él). 
3) Conseguir información de distintas cosas, a las que no podría acceder físicamente. 
4) Mal que me pese confesarlo, cuando he violado en Astral alguna pauta ética, he sufrido las consecuencias (una única vez y , muy tonto sería repetir el error). 

Por lo tanto, se obtiene una reafirmación de los criterios éticos, como no entrar donde no está autorizado a hacerlo físicamente. Cabe la excepción de asuntos oficiales, porque se supone que cualquier documento u organismo "público" no han de tener restricciones. En una casa de gobierno, oficinas administrativas oficiales, o en una legislatura, el único lugar donde no puedo entrar en Astral, es al baño de las damas. Aunque se pueda pasar por cualquier sitio sin obstáculos físicos, el Ser Interno no autoriza a entrar en la intimidad sexual de una pareja, en la intimidad fisiológica de un servicio (porque tenemos pudores que han de respetar tanto personas físicas como en Astral). Cierto Hermano que me ha guiado Astral y Espiritualmente, y cuya presencia es sólo Astral, tuvo una vez un "accidente", porque me encontró en el baño, haciendo mis necesidades. 

Se puso más "colorado" que una dama que entrara sin querer y sentí su pudor. Aunque le autoricé desde esa vez -sobre todo porque es un varón- a presentarse aunque me hallara en tales ocasiones, lo ha evitado cuidadosamente. 

La LEY en Astral es la misma que tenemos en cualquier sitio, o sea la Máxima Ley del Amor Universal: El RESPETO. 

5) La consciencia onírica, derivada de la consciencia Astral, facilita el proceso de purificación emocional. 
6) Comprensión de la realidad post-mortem y actividades de servicio: Durante unos veinte años he estado ayudando a personas recién muertas a encontrar la solución a sus conflictos, a definir su situación, ya sea abandonando el cuerpo Astral (Segunda Muerte) en mejores condiciones o volviendo a encarnar rápidamente -lo que es mucho mejor- , eligiendo mejores perspectivas para su nueva encarnación. Pero este servicio no obligatorio ni deben hacerlo todos los viajeros Astrales. Corresponde sólo a un grupo de "voluntarios" y también hay un tiempo, tras el cual hay que dedicarse a otras cosas, ya por ser más útiles al Plan Divino y/o por ser necesarias a la propia persona. En mi caso, ambas se dan en sincronía. No trabajo más ayudando a los muertos, porque hay más necesidad de enseñar a los vivos. 
7) Fácil desarrollo de facultad de diagnóstico médico y curaciones psíquicas (a las capacidades de ver y salir en Astral hay que sumar muchos conocimientos en el área de la medicina). Puedo asegurar que más gente que la que precisa decirlo, hace viajes Astrales conscientemente. 
No callan porque les importe que se diga que están locos, sino porque el viajero Astral va desarrollando su consciencia en otro orden de asuntos. 
¿A quién le interesa enseñar a caminar a los niños de un año?. ¿Cuántos tienen vocación para enseñar a contar o a leer y a escribir a los párvulos?. Pues los "maestros" en estos temas, somos apenas maestrillos de primaria, aunque sepamos de otras cosas más avanzadas y vislumbremos cosas más elevadas aún. Cada cual tiene su misión a cumplir en cada etapa de la vida o en toda una vida en particular. 

No hay "niveles de importancia". No es menos importante el camarero o el recepcionista del hotel, que el director general de la cadena de hoteles (sus caras y su atención me harán quedarme o buscar otro hotel, sea el director o el camarero). En lo esotérico como en todos los órdenes de la vida, pasa lo mismo. ¿Qué haría mi cabeza si los intestinos no funcionan o mis pies no me llevan donde quiero ir?... Pero las personas honestas son las que mejor aprovechan para sí mismas y para la Humanidad, los poderes paranormales, como saber salir en Astral o cualquier otra aptitud. 
En lo personal: Comprender más cosas sobre lo Trascendente, disfrutar de sensaciones como volar (me encanta), contactar con personas encarnadas que sólo tienen consciencia plena cuando están en Astral, visitar lugares preciosos (Ojo, que no me refiere a "viajes imaginarios", sino a sitios que luego podemos visitar materialmente); podemos contactar con el entorno Astral inmediato, como plantas y animales, cuyos cuerpos Astrales son más bonitos y su consciencia (mediante la telepatía astral, que es común a casi todos) no tiene limitaciones de lenguajes, entonces se aprende y se enseña -de y a- las mascotas, los árboles, etc. Si hay vida mágica que merezca tal nombre, es la del viajero Astral. 

En el Servicio: ayudar a los demás, descubrir cosas que sirvan a la Humanidad, aliviar el sufrimiento de los que acaban de morir y están en una confusión infernal, aliviar el sufrimiento de los encarnados curando algunas cosas, enseñando lo que sabes y mientras más sepas más podrás aliviar sufrimientos y acelerar procesos evolutivos en los demás. Cuando digo "los demás", en realidad estoy hablando de "YO MISMO" en el sentido más espiritual. Porque "los demás" son islas aparentes, porque bajo las aguas de la apariencia, somos UN MISMO SER. Y esta maravilla de la realidad Absoluta sólo la palpamos cuando podemos experimentar el contacto Astral respetando las Leyes Espirituales.

Granada Ramiro 

miércoles, 21 de agosto de 2019

CONCENTRACIÓN Y MEDITACIÓN / Formación del carácter

Hay tantos métodos de meditación como personas que meditan, pero el objetivo último es siempre el mismo. En cuanto al fin inmediato, suele estar vinculado con la formación del carácter o la elevación de la conciencia. Talbot Mundy, en Om, expresa bien la relación entre ambas cosas: «Quien desee conocer las Llanuras ha de ascender a las Montañas Eternas, desde donde los ojos de un hombre pueden otear el Infinito. Mas el que quiera hacer uso de lo que conoce deberá bajar a esos mismos Llanos en que convergen Pasado y Futuro y donde los demás hombres le necesitan». 

La importancia de moldear el carácter radica en la necesidad de proporcionar una base sólida a la poderosa estructura de una mente ya iluminada. El pensamiento, en efecto, es fuerza, y de nada sirve adquirir un tremendo poder si ha de usarse con fines torcidos y sin otro resultado que el de destruirse a sí mismo. La última guerra, todavía fresca en nuestro recuerdo, es un modelo imperecedero de lo que entraña el abuso de la ciencia por naciones cuyos conocimientos han rebasado toda conciencia moral. Ahora bien, si es fácil, como vemos, utilizar mal las fuerzas de la naturaleza sometidas a la ciencia, lo es aún mucho más abusar de los poderes de la mente desarrollados por la meditación. 

De ahí el peligro de considerar ésta como un fin en sí mismo o, peor todavía, como un fin concretado en la adquisición de poder personal, y no como un medio de ayudar a la humanidad a caminar por la senda del propio renunciamiento. Las fuerzas mentales que se desarrollan en la «pequeña meditación» son ya considerables, ¡cuánto más lo serán las reavivadas en la «gran meditación»!. Debemos pues, con interés creciente, atender a la formación de nuestro carácter, a fin de controlar esos poderes de la mente a medida que vayan manifestándose. 

Dada la amplitud del tema, nos contentaremos aquí con sugerir ciertos principios que, a modo de orientaciones, nos permitan obtener los máximos resultados con el mínimo de esfuerzo inútil. Ante todo, conviene persuadirse de que la tarea que uno tiene entre manos, si bien requiere paciencia, no es intrínsecamente difícil. Nadie que se proponga de veras mejorar su carácter y persevere en su intento quedará sin recompensa. El éxito es fruto de esfuerzos tranquilos y constantes, más que de arranques esporádicos de energía. Se trata, por otra parte, de una actividad que puede ejercerse — y esto deberá ser el objetivo final — a todo lo largo del día. Por eso recomendamos al estudiante que vea en la formación metódica del carácter el cometido principal de su jornada, considerando el mundo de sus actividades laborales y sociales como una escuela donde aprender esos principios de actuación que tarde o temprano ha de transformar en cualidades permanentes. Repetimos, pues, que no es éste un ejercicio destinado únicamente a «llenar las horas libres», y que no hay nadie, ni hombre ni mujer, que no pueda practicarlo todo el tiempo. 

El tiempo y el espacio limitan el cuerpo, pero no tienen por qué limitar el espíritu. El inválido clavado en su lecho de por vida, el prisionero que languidece tras los barrotes de su celda, el hombre que se queja de falta de tiempo y oportunidad para dedicarse a esto o lo otro..., todos ellos pueden aprender a utilizar la mente de modo constructivo con el premeditado fin de deshacerse de sus malos hábitos de pensamiento y acción, sustituyéndolos por aquellas virtudes cuya ausencia o deformidad suele llamarse vicio. Por encima de todo fortalézcase la mente. Más vale una mente fuerte, aunque derroche su energía en cosas improductivas, que una demasiado débil para actuar. 

La primera podrá en cualquier momento darse cuenta de su error y cambiar de dirección, mientras que la segunda, incapaz de moverse, no está en condiciones de seguir los pasos del Gran Iluminado. A este respecto es instructiva la anécdota de cierto individuo, conocido por su extrema ineficacia, que fue a ver a un Maestro y le pregunto: «Maestro, ¿qué debo hacer para ayudar a la humanidad?». 
El anciano, traspasando al hombre con la mirada, replicó: «¿Que puedes hacer?». 

Según una antiquísima sentencia, «la Naturaleza arroja lo tibio de su boca». Y la misma enseñanza se desprende del siguiente versículo del Dhammapada: «Lo que tuviere que hacerse, hazlo con toda decisión. Un seguidor tibio del Buda siembra mucho mal en su derredor». No sólo la fuerza mental es necesaria para destruir el mal e irradiar el bien, sino que la inacción negativa puede llegar a ser un mal en sí misma. Como dice La voz del silencio, «La inacción en una obra de misericordia es acción en un pecado mortal». Por lo común es mejor, al acometer la tarea de mejorarse a sí mismo, comenzar por la mente. A su debido tiempo se transformarán sin dificultad los hábitos exteriores para conformarse con los nuevos modos de pensar. 

Concéntrese el ejercitante en lo esencial, y recuerde, por ejemplo, que el comer y el vestir no son cosas esenciales, sino de escasa importancia en orden a los valores del espíritu. No pierda el tiempo, por otra parte, en detenerse a medir sus progresos interiores. No existen patrones para evaluar el adelanto espiritual, y ese hábito lleva precisamente al egotismo que la «formación del carácter» trata de destruir. Evite también las comparaciones. Sepa que sólo la vanidad le impele a investigar si él o su vecino está más «adelantado» y que, de todas maneras, ningún medio le permite averiguarlo. Basta con tener presente que siempre hay formas de vida por encima y por debajo de nosotros. Finalmente, cultive el sentido del humor. El hombre capaz de reírse de sí mismo y aun de sus propios esfuerzos por mejorarse no corre el riesgo de caer en las redes de la ilusión, donde muchos pasan tantos días tediosos e improductivos.
Dana 

Los sistemas de desarrollo moral son incontables, pero hay uno, en el propio corazón del budismo, que encierra gran sabiduría. Dana, la caridad, Sila, la vida moral, y Bhavana, el desarrollo de la mente, constituyen la suma del progreso humano según las Escrituras palis. Es interesante apreciar el orden en que se exponen estos tres factores. Antes que Sila pueda siquiera empezar a manifestarse, debe el estudiante centrar su atención en Dana, pues hasta que no haya hecho de su mente un conducto de fuerza espiritual, para transmitir los frutos de su propia experiencia a todo el que los necesite, será él mismo como una vasija hermética, llena de líquido, pero incapaz de contener una gota más. Por eso La voz del silencio exhorta: «Indica el “Camino” — por vago que parezca su trazado, perdido en la multitud —, como la estrella del crepúsculo se lo muestra a quienes avanzan entre sombras». 

De ahí también la importante declaración que leemos en la página precedente del mismo manual: «Vivir en beneficio de la humanidad es el primer paso. Practicar las seis excelsas virtudes, el segundo». En esta actitud mental reside el auténtico significado de la caridad, pues en tanto las puertas del espíritu no se hayan abierto de par en par a la compasión, cualquier dádiva es de escaso valor para el donante y puede incluso perjudicar al que la recibe. Foméntese, por consiguiente, lo que W. Q. Judge llama «la devoción mental que suspira por dar» experimentando así a tiempo ese «vaciarse del corazón», como dicen los taoístas, ese sublime desprendimiento, capaz, él solo, de conducirnos a la pobreza espiritual que exigen todos los Maestros de la Vía. 

Sólo después de haber pasado por esta experiencia, aunque sea en grado mínimo, dejan de parecemos simples tópicos las exhortaciones de los grandes Maestros acerca de la caridad. «Renuncia a tu vida si deseas vivir» refleja algo tan real como «Al ir desapareciendo el yo, el Universo se transforma en “Yo”». Pero uno debe primero renunciar a las cosas pequeñas, en el sentido de perder el «apego» a ellas, para poder captar el profundo significado de la «Gran Renuncia». Una vez que este principio ha quedado bien impreso en la mente, se da un cambio radical en nuestra actitud respecto a la caridad externa. En lugar de ceder con despreocupación una parte de nuestros haberes materiales, debemos considerar todo cuanto poseemos como bienes pertenecientes a la humanidad, de los que no somos sino meros usufructuarios con el deber de utilizarlos en su beneficio. 

El dinero, por ejemplo, es una forma de poder, y por ello ha de manejarse cuidadosa y prudentemente. El que tiene más de lo que necesita ha de estimarse dichoso de la inmensa oportunidad que se le ofrece para hacer el bien. Pero igualmente inmensa es su responsabilidad, y de todos cuantos piensan «¡Ojalá pudiera contribuir con mi dinero a ayudar en esto o aquello!», muy pocos en verdad, si de pronto se materializaran tales deseos, se revelarían capaces de utilizar bien y con juicio recto su poder económico. Mirando de cerca las cosas, a todos nosotros nos es posible hacer algo en este sentido, por poco que sea, ya aplicando juiciosamente a socorrer a otros en sus necesidades lo que nos sobra después de atender a las nuestras, ya trabajando para incrementar ese caudal con vistas al mismo fin. En uno de los textos del Mahayana se lee: «Aticemos, pues, esa diminuta llama, el deseo que podamos tener de dar a quien necesita».

Sila 

Sila engloba el tema que estamos examinando, mientras Bhavana abarca el conjunto de la concentración y meditación. Se trata aquí del campo de aplicación del Esfuerzo Recto, en otras palabras, de «impedir que nuevos males se introduzcan en nuestra mente; eliminar todo mal que ya esté en ella; desarrollar el bien que contiene; adquirir más y más sin descanso». Un buen sistema de desarrollo moral consiste en observar los cinco clásicos «preceptos» budistas, no matar, no robar, evitar los excesos sexuales, no difamar y no embriagarse, tratando al mismo tiempo de fomentar las virtudes contrarias. También puede resumirse nuestra tarea en la extinción gradual de los «Tres Fuegos» que nos consumen: Dosa, el odio, Lobha, la codicia, y Moha, el error. 

En cualquiera de ambos casos, recuérdese que las virtudes opuestas a esos vicios son principios morales, no meros hábitos físicos, y que cada término abraza un campo de actividad mental mucho más amplio que lo que da a entender su acepción ordinaria. La advertencia del Nuevo Testamento, por ejemplo, de que «todo el que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón» nos muestra bien cómo debemos atenernos al espíritu y no a la letra de una ley moral. 

Ascetismo 

Sea cual fuere el sistema escogido, hemos de seguir la Vía Media. Evítense los extremos, aun en la propia abnegación, y si para llegar a un mayor dominio de sí mismo uno se impone una serie de prácticas en este sentido, no olvide nunca que tales prácticas sólo tienen valor en la medida en que facilitan a la voluntad el control de sus «vehículos». 

La índole de los ejercicios carece de importancia, si bien conviene empezar por los que no suscitan una oposición demasiado violenta en nuestra naturaleza. Con ellos adquiriremos la fuerza que nos permita fijarnos metas más difíciles. Así, prescindir del desayuno durante una semana no cuesta gran cosa ni hace daño, lo que no impedirá que mil razones acudan en tropel a la mente, todas ellas buenísimas, para demostrar lo inoportuno de tan incómoda decisión. Más arduas, por ser también más sutiles, resultan las prácticas destinadas a desarraigar un hábito mental. 

Inténtese, por ejemplo, renunciar al uso de la palabra «yo» o de la conjugación de los verbos en primera persona durante una sola hora de conversación, y entonces entenderá de veras el significado de la palabra egotismo. Tampoco los sentidos son fáciles de dominar, aun cuando lo que se les prohíbe nada tenga que ver con la moral. Trátese de recorrer una calle llena de comercios, reprimiendo por entero la curiosidad de echar una ojeada a los escaparates; o, si uno viaja en tren, decida no posar ni una sola vez la mirada, durante todo el viaje, en el rostro de la persona sentada enfrente. Después de estos ejercicios elementales se pasará al control muscular. ¿Cuánto tiempo puedo yo permanecer con el brazo levantado por encima de la cabeza sin moverlo?. 

En la India son innumerables quienes lo hacen hasta que el brazo se vuelve insensible. 
No aconsejamos, desde luego, llegar a tales extremos que el mismo Buda condenaba como infructuosos, pero ello no es óbice para admirar la tremenda fuerza de voluntad capaz de controlar hasta ese punto los músculos.



Deseo


Todo esfuerzo por dominarnos a nosotros mismos sería innecesario, no obstante, si aprendiéramos a sujetar y encauzar los deseos de nuestra personalidad, pues si éstos llegaran a armonizarse con los ideales de la mente superior, la voluntad no tendría por qué intentar reducirlos a la obediencia. De ahí la exhortación del Buda a sus monjes con estas palabras citadas en el Dhammapada: «No por la disciplina y los votos, ni por lo profundo del saber, ni por los progresos en el meditar, ni por vivir aparte, alcanzo esa dicha inefable que ni siquiera vislumbra el hombre mundano. ¡Oh bhikkus!. No descanséis hasta haber logrado destruir el deseo». Cualquier estudiante se habrá dado cuenta de que estos deseos son especialmente fuertes durante la juventud y que la edad los va poco a poco mitigando. No hay mérito alguno en refrenar un deseo ya casi muerto.

Hemos de controlar los deseos y orientarlos a altos fines cuando todavía el Yo se halla en pleno vigor juvenil y ellos mismos en toda su fuerza, ya que sólo entonces nuestras facultades podrán liberarse por completo de la tiranía de las cosas exteriores para «asaltar el baluarte de la Realidad». Cuidado, pues, con la voz de sirena de nuestros deseos, que nos habla a través de la envidia, la mezquindad, el engaño y mil otros vicios que sólo mueren cuando muere el deseo. Eliminación del vicio Queda por ventilar la controvertida cuestión de la actitud que debe adoptarse frente a los vicios, entendiendo por tales los hábitos de la mente cuya desaparición veríamos con agrado. Digamos primero algo sobre la naturaleza del mal. Es cosa bien sabida que «todo cuanto somos es fruto de nuestro pensar, se cimenta en nuestros pensamientos, consta de nuestros pensamientos»; el mal no se exceptúa de esta regla. Ya lo dice Mahatma en sus Cartas a A. P. Sinnett: «El mal carece de existencia per se; es la ausencia del bien y existe sólo por aquel que se convierte en su víctima...

El verdadero mal procede de la inteligencia humana; su única fuente es el hombre que, con su razón, se disocia de la .Naturaleza. En la Humanidad, y sólo en ella, radica el auténtico origen del mal.
El mal es la exageración del bien, la progenie del egoísmo humano». Si aún subsistiera alguna duda sobre este punto, léase con toda atención el resto de la célebre Carta 10, de donde proviene nuestra cita. Según cierto pasaje de las Escrituras budistas, las fuentes del mal son; el deseo, el odio, el error y el miedo. En otras palabras, el hombre, cediendo al impulso de esas tendencias, comete actos cuyas consecuencias «kármicas» le desagradan, y por ello les da el nombre de «mal». Tales causas del mal son a su vez llamadas «vicios»; de donde se sigue que, para suprimir el mal, deben primero eliminarse las tendencias viciosas. El proceso de eliminación es doble.

Debemos empezar por disociarnos personalmente del vicio de que se trate o, diciéndolo con un término psicológico, «objetivarlo», para luego pasar a su destrucción mediante uno de los tres métodos que suelen proponerse con tal fin, escogiendo el más apropiado a nuestro caso particular. Se asegura que podemos llegar a dominar todo lo que consideramos independiente de nosotros mismos, pero que, al contrario, no tenemos poder alguno sobre lo que a nuestro juicio forma parte de nuestro propio ser. Así pues, antes de lanzarnos al ataque contra cualquier vicio, debemos, como quien dice, poner tierra por medio y mirarlo de lejos. Mientras uno se identifique, por ejemplo, con el odio que siente, le será imposible hacer nada contra esa pasión. Como ya hemos dicho, es lo mismo que si tratara de elevarse tirando de su propio cinturón.

Póngase el estudiante en el lugar de un hombre de ciencia e intente llevar ese vicio a «la mesa de operaciones». Examínelo, analice su causa, su índole, sus resultados... y afronte el hecho de que está tolerando que «eso» le domine mentalmente. Este ejercicio, que en realidad es una especie de psicoanálisis autodirigido, prepara en la mayoría de los casos el camino a uno de los tres principales métodos de eliminación arriba mencionados, todos los cuales tienen el mérito de no acrecentar la fuerza del vicio pensando en él. Ya hemos visto que el pensamiento es poder y que, por tanto, al pensar en una cosa tendemos a fortalecerla. Cada uno de los tres métodos — huida, sustitución y sublimación — resulta el mejor para combatir determinados vicios o defectos, por lo que en cada caso debe elegirse el más idóneo. Por ejemplo, no es posible sublimar la cólera, pero ésta puede fácilmente sustituirse por el amor. En cuanto a los pensamientos sexuales, lo más práctico es tratar de sublimarlos, mientras que a otras tentaciones se les hace la guerra huyendo de ellas.



1. Huida


Hay hombres que luchan denodadamente contra sus flaquezas, consumiendo no poca energía en ese continuo batallar. La voz del silencio puede servirles de autoridad: «Ahoga tus pecados y haz que enmudezcan para siempre, antes de levantar un pie para ascender toda Escala». Aunque es evidente que, con uno u otro método, todo vicio debe acabar por desaparecer, la elección del método adecuado incumbe al propio individuo. Este primer método consiste, como su nombre indica, en «rehuir» todo pensamiento acerca del vicio en cuestión y llenar al mismo tiempo la mente de ideas nobles; así, el vicio, como un fuego olvidado, se va apagando por falta de combustible. Desde luego, el ejercicio resultará mucho más fácil si se pone buen cuidado en evitar también todas las cosas, personas y lugares que tiendan a desviar la mente de su propósito y atraerla de nuevo al mal camino.

Así, el aficionado a beber huirá de los amigos que tengan la misma afición, y el vanidoso hará bien en apartarse de los aduladores. No hay por qué avergonzarse de este proceder, que parece poco valiente. ¿Qué necesidad tenemos de dificultar aún más la tarea de nuestra purificación moral?. El principio básico del judo, arte japonés de lucha fundado en la filosofía budista, se ha descrito con frecuencia como un modo de «vencer cediendo». De igual suerte, la mente que aprende a rehuir un mal pensamiento logra su propósito con mucho menos esfuerzo que si se enfrentara con él. No caigamos, con todo, en la trampa de imaginar que podemos suprimir un vicio dándole rienda suelta. Lo que se dice de la concupiscencia en La voz del silencio es aplicable a todos los males: «No creas poder jamás llegar a matar la concupiscencia cediendo a ella o saciándola, pues es una abominación inspirada por Mará. Si alimentas el vicio, éste crece y se fortalece, como la larva en el tálamo de la flor».



2. Sustitución


Muy parecido al método anterior, aunque no idéntico, es el de sustituir el vicio, cada vez que «asoma la cabeza», por la virtud o cualidad opuesta. Su esencia se resume en esta famosa frase del Dhammapada: «El odio no se extingue con odio, sólo se apaga con amor». Supongamos, por ejemplo, que alguien le resulta antipático. Trate primero de suscitar en su mente un sentimiento de puro afecto, que pueda evocar a voluntad. A continuación diríjalo con toda la fuerza posible hacia ese individuo, a intervalos regulares o cuando le venga su imagen al pensamiento. Con este ejercicio se obtienen resultados sorprendentes, pero sólo la experiencia puede demostrarlo.

En una primera etapa, la antipatía va disminuyendo poco a poco hasta que se disipa por completo; luego, también gradualmente, el que antes era nuestro enemigo se nos revela a una luz cada vez más favorable, pues el poder del amor nos hace ver en él virtudes hasta entonces desconocidas; y por fin, esa misma fuerza «se le contagia» y suscita en su espíritu sentimientos recíprocos. Todos cuantos han pasado por esta experiencia están de acuerdo en que constituye uno de los usos más bellos, por su pureza espiritual, del poder que posee nuestra mente. Recordemos que ésta no puede abrigar dos fuerzas contrarias a un tiempo; si la fuerza «buena» es su habitante ordinario, la opuesta será automáticamente rechazada. A la larga, todo este proceso se desarrollará de una manera maquinal. 

 3. Sublimación 

Un tercer método, el mejor para cierto tipo de defectos, es el de la sublimación. En Magic (Magia), de Hartmann, hay un sabroso pasaje, citado en Practical Occultism, que lo explica bien: «La energía acumulada no puede aniquilarse; debe transferirse a otras formas o cambiarse en emociones distintas; ni puede seguir existiendo en estado de inactividad. Es inútil tratar de resistir a una pasión que no somos capaces de controlar. Si la energía que esa pasión va acumulando no se encamina por otros cauces, aumentará hasta ser más fuerte que la voluntad e incluso que la razón. Para controlarla, debemos encauzar dicha energía por otro canal, un canal superior. Así, el amor cuyo objeto es bajo o grosero puede enderezarse hacia algo más elevado, y el vicio transformarse en virtud cambiando simplemente el fin a que tiende». Este método es el mejor para aprender a dominar esa fuerza creadora que, en el plano físico, llamamos sexualidad. 

La raíz de los «problemas sexuales» parece ser la incapacidad de distinguir entre dominio y supresión. Es posible llegar a contener el torrente más impetuoso, pero ni siquiera puede hacerse lo mismo con el más humilde de los riachuelos si no se da alguna salida a su energía. Así sucede con el impulso sexual, fuerza creadora, de por sí pura, impersonal y tan natural como el agua que discurre por el lecho de un río, pero también a veces inquieta y turbulenta como el mar. En el plano físico recibe el nombre de impulso o instinto sexual; en el de las emociones se traduce por el temperamento artístico, el entusiasmo y cualquier tipo de fuerza emotiva; por último, en la esfera de la mente constituye lo que muchos denominan espíritu o «soplo» creador, esa tendencia responsable de todo lo producido por el hombre, e incluso de él mismo.

En esto radica la esencia de la sublimación, es decir, en escoger el canal por donde queremos que fluya toda esa fuerza. Se trata de transferirla poco a poco de un nivel puramente físico a niveles superiores, gracias a un autodominio y vigilancia incesantes.
En los tres métodos que acabamos de examinar, y que no son sino aspectos de uno solo, óptese por lo que parezca más adecuado para erradicar el defecto que molesta, sin acceder a componendas de ninguna clase. Es mejor fracasar en nuestro intento y admitir claramente el fracaso que triunfar recurriendo a transacciones turbias y medios engañosos. 

En cualquier etapa de la ascensión por la Escala del Devenir hay siempre algo que. en esa etapa precisa, está bien o está mal. Persígase el bien sin la más mínima vacilación, cueste lo que cueste a la propia personalidad y digan o piensen los ignorantes lo que quieran. No hay nada vergonzoso en el fracaso, sino sólo en la cobardía de no intentar la empresa. Vale más fracasar mil veces en la tentativa de alcanzar un ideal claramente percibido que lograr una victoria mediocre y deshonrosa pactando con el enemigo. 
Como escribió Tennyson en su Oenone, nuestro ideal debe ser Vivir conforme a una ley aplicarla sin temor; y pues lo bien está bien, ir en pos de tal bien, con sabio desdén de las consecuencias.

Christmas Humphreys

domingo, 18 de agosto de 2019

REENCARNACIÓN Y EL VIAJE ASTRAL - Los Tulpas / El Alma

La palabra "Tulpa" es de origen tibetano, pero también las antiguas meigas gallegas hacían el "Espellatu", y los Magos germanos hasta el siglo XV hacían el "Engeisgest", o sea lo mismo: Una imagen proyectada mentalmente, con suficiente fuerza y consistencia como para ser visible. Por lo general, una imagen de sí mismo que es lo más útil en muchas ocasiones. Algunos, incluso tan consistentes como para ser tocados. Los que he hecho yo no eran palpables ni audibles -ni falta que hacía- pero sí bien visibles. Modernamente, algunos fenómenos ovni pueden explicarse por la proyección mental -no consciente- de ciertos sujetos, que cuando tienen un montón de acólitos esperando un avistamiento, terminan fabricándolo. (Esto no niega en absoluto la existencia de los ovnis, pero es algo más a tener en cuenta sobre los grupos "misticovnis" que manejan el tema sin parámetros objetivos. Si bien hay algunas alegorías y "leyendas" sobre los Tulpas, porque la Iglesia y el judaísmo se han encargado de aplastar todo conocimiento sobre el tema -como de muchos otros- todavía hay mucha gente que sabe hacerlos. 

Aunque se trata de conocimientos un tanto peligrosos, tanto para quien los hace como para sus ocasionales testigos, no dejan de tener utilidad para el Mago. Para quien los hace, hay que tener en cuenta que son elementos "programables", pero una vez que los has soltado son difíciles de deshacer, a menos que hayas generado unas pautas que te permitan reabsorberlo, recuperando la energía empleado (nunca toda) y si son elementos muy densos la cantidad de energía que entra al cuerpo astral es demasiado grande. O sea que hay que hacerlos inteligentemente, con una elaboración de diseño previo, para no tener problemas. Quien me enseñó la técnica básica (un poco envuelta en misticismo, pero efectiva) es el Tuchal macuxí del oeste de Roraima, no tenía inconvenientes porque en su territorio -casi del tamaño de España- apenas hay gente. 

Mi tarea en un vivero forestal y floral estatal, en el que trabajé unos meses, era cuidar el lugar desde las 14:00 del viernes hasta las 07:00 del lunes, es decir el fin de semana, día y noche. Y tras un intento de ingreso de dos sujetos para robar, salí de la teoría e hice un perro enorme, absolutamente fiel a mí, pero terrible para cualquier persona que entrara de noche al lugar. Desde ya que este Tulpa no podría realmente morder a nadie, pero nadie se atrevería a enfrentarle. La "orden" mental al Tulpa canino, que hice en una semana de intensa visualización, era cuidar el lugar, haciéndose visible sólo desde el atardecer hasta la salida del sol, pero a partir de cuando yo decidiera ponerlo en "efectivo". Lo puse en funciones en cuanto ocupé mi puesto el viernes al medio día, con la orden de recorrer el perímetro del vivero, de unas tres hectáreas. En la tarde fue el capataz a llevar comida para un caballo, y tuvo que llamarme desde la calle porque el perro no lo dejaba entrar. 

Cuando salí de la oficina, el Tulpa estaba encaramado en la verja de alambre, mostrándole sus impresionantes dientes. Le mandé a irse al establo y esconderse tras una parva de leña, y el capataz estaba alucinado con el "monstruo mudo". No funcionó la "programación nocturna". Le dije al hombre que me descargara los fardos de forraje allí en la entrada, porque realmente me preocupaba el bicho, y él me dijo que no estaba mal la idea de llevar mi perrazo para que me ayude a cuidar, pero que le parecía "un poco peligroso". Allí había otros tres perritos mansos, que mientras estuvo el mío, desaparecieron de la escena. Volví a programarlo y ya no se vio durante el día. Pero olvidé que en invierno, la gente empieza durante la semana a trabajar a las siete de la mañana, cuando aún es de noche. El lunes, cuando empezaron a llegar los obreros, mi engendro me dio un buen problema, porque tuve que llamarlo e irme con él, anulando la orden de cuidar el sitio. 

En cuestión de segundos, que me descuidé, desapareció. Volví a llamarlo y no venía, así que corrí los doscientos metros de parque que había andado, hasta el vivero. Allí estaba todo el mundo, acojonados, amontonados en la sala de herramientas y el perro babeando en la puerta y mostrando su dentadura. Volví a llevármelo y comencé a deshacerlo. Tardé en ello casi todo ese día, pero durante la semana volvieron a verlo allí, aunque aparecía por momentos y desaparecía. A los dos que los vieron y presentaron sus quejas al capataz, les dije que era producto del susto que se habían llevado. 
El siguiente fin de semana tuve que dedicarlo a deshacerlo completamente, y no fue fácil. 

Así que el segundo Tulpa que hice, fue con mi propia imagen, con todas mis características, criterio independiente y sentido ético... Pero aún así tuve que pensar muy bien su programación, porque aunque comprendía la utilidad extraordinaria del Tulpa, me resultaba difícil adecuar algunas cosas. Más de una vez me dijo el capataz, -que solía pasar cerca del vivero- que no necesitaba andar cuidando el sitio durante todo el día, o andar cuidándolo en la noche, durante la semana... La orden del Tulpa era permanecer en mi ausencia, dentro de una vieja lancha abandonada, pero parece que al igual que yo, no podría estarse quieto. O sea que se copian aspectos del subconsciente, lo cual podría ser peligroso en algún caso. 

Cuando abandoné ese trabajo para volver a Brasil, donde tenía otros experimentos pendientes, tuve que deshacerlo. Allí sufrí por otro error: No sabía que la incorporación de una cantidad tan grande de energía psíquica era igual que meter los dedos en el enchufe... El Tulpa con mi imagen fue hecho con mucha más energía que el del perro. No perdí consciencia en ningún momento, ni se me saltaron los tornillos, pero por los síntomas, creo que estuve al borde de un ataque epiléptico o algo por el estilo, durante un largo rato, y algunas leves convulsiones esporádicas hasta días después. Si alguna vez hago otro, lo tendré que programar para una reabsorción automática y gradual. Como aún no he descubierto cómo sería posible eso, y no conozco a nadie que me ayude en ello, mejor me abstengo de hacer esas cosas, aunque no descarto de hacerlo en alguna situación especial. Como he dicho siempre, el mayor de los peligros está en no hacer nada, así que quien desee hacer algún Tulpa, me avisa y lo diseñamos, vemos sus posibles utilidades y luego lo pone en práctica. 

Veamos un par de cositas más... Y nada despreciables. 

1) Quien no practique Tantra, mejor se olvide de hacer un Tulpa, porque es como mantener alimentado dos cuerpos astrales. Los que aún derraman su energía vital en orgasmos fornicarios ("hacia abajo"), aparte de no saber lo que es gozar del sexo, no tendrán energía para hacer ni un Tulpa de peluche. 

2) Quien no lleve una vida catártica, basada en principios éticos claros y firmes, lo único que puede conseguir es proyectar en un Tulpa sus propios demonios interiores. ¡Cuidado!, que la Magia es para la gente que Ama y Respeta. 

 EL ALMA

El Alma, como adelantamos en el primer capítulo, es un cuerpo magnético de alta vibración y forma ovoide, compuesto de ocho Esferas de Consciencia cuyo orden interno es imposible de describir en los mismos términos de la fisiología del físico o del Astral. Ya la mente nos resulta un tanto complicada de describir y apenas si podemos esquematizarla en sus funciones, porque se trata de materia magnética que no responde completamente a los parámetros de percepción e interpretación de la materia atómica. ¿Cómo podríamos trasladar a un estudio fisiológico, un cuerpo radiante cuyas partículas están en perpetuo movimiento sin un orden aparente, del mismo tipo que el campo magnético de un disco duro de ordenador? Sólo un aparato tan genialmente diseñado como el cerebro, es capaz de decodificar lo que esa mente contiene y lo que en ella ocurre.


Siendo el Alma una Mente Superior, pero en la que la oscilación de las partículas supera los cientos o miles de quintillones de ciclos por segundo, se hace imposible hacer un estudio "fisiológico". Quienes podemos verla, por lo general vemos solamente su aspecto exterior, que es cambiante, mostrando en imágenes, elementos Arquetípicos esporádicamente, dependiendo de los procesos de consciencia del individuo. Pero para introducirnos en ella es preciso una práctica que sólo puede hacerse con el Alma propia de cada uno. No obstante esta imposibilidad de hacer una "disección" del Alma, podemos esquematizarla breve pero didácticamente, a fin de comprender la relación entre algunos de sus contenidos, con la razón de ser de nuestros cuerpos mundanos. 

En ese esquema, en la siguiente imagen observamos los siguientes elementos: 

a) Arkeón: Esta "piel" del Alma, a la vez que una coraza protectora, es una pantalla en la que se reflejan algunas de sus actividades y cualidades. Los espiritistas la llaman "periespíritu", así como llaman "pericuerpo" a la parte del Astral y el mental que excede del volumen del físico. En la imagen lo represento como de color violeta, porque suele ser el predominante en algunos casos, pero en realidad suelen manifestarse en su exterior, muy diversas imágenes, con una dinámica variable, según la actividad de la persona. Se supone que es la parte del Alma que se forma primero, durante su creación en el Reino Mineral. 

También en el Arkeón es donde se acumula la información correspondiente a los "traumas", aquellas emociones acumuladas durante las diversas vidas, que deben ser catartizadas mediante el recuerdo askásico consciente. Para ello es preciso que el Alma cuente con un cuerpo Astral y una mente que convierta esos dolorosos recuerdos en simple información intelectual. De ese modo, el Alma guarda la experiencia -incluso con sus valores emocionales y hasta el sentido del dolor- poro no como un trauma, sino como una experiencia de la que puede disponer para evitar pasar por lo mismo otra vez. 

Las Almas muy puras, ya sea porque son "jóvenes" en el Reino Humano, o las muy experimentadas, que han ido catartizando sus traumas a lo largo de sus reencarnaciones, presentan en el Arkeón un aspecto muy similar, pues son visibles casi exclusivamente los dibujos de sus Arquetipos, en vez que imágenes de sus circunstanciales vivencias. Otras, lastimosamente, presentan en el Arkeón una sucesión de imágenes vivenciales mezcladas con arquetipos religiosos, elementos que en algunos casos son francamente horribles. Sin embargo, lo que allí puede verse no es indicio de la "calidad" del Alma, cuya pureza interior está a salvo, justamente porque el Arkeón obra como coraza, reteniendo en si mismo esas informaciones distorsivas, traumáticas y dolorosas, producto del fanatismo, la maldad y todos los desequilibrios psicológicos no transmutados, de las personalidades con que ha encarnado. 

Cuando este tipo de información distorsiva logra penetrar el Arkeón, afectando a las Esferas de Consciencia, el Alma "se pudre", se desequilibra y tiende a disolverse, ya en el mismo Devachán o más habitualmente en el Avitchi, lugares estos de los que luego explico en detalle. No suelen ser los yoes psicológicos simples que pudren la personalidad, los que pueden causar este estrago en el Alma, sino aquellos elementos de la terrible magia negra sofisticada, que son los arquetipos religiosos. 
Los yoes psicológicos enferman el Astral y por consecuencia, se somatizan en el físico y descomponen el cuerpo Mental, pero algunos símbolos religiosos (no todos) son "antiCristos", como lo son el propio Cristo crucificado y la Estrella de David y la rueda de Samsara del Induismo. Expliquemos brevemente los efectos subjetivos pero efectivos en el Alma, de estos símbolos: La cruz católica, aparte de generar un constante complejo de culpa en los fieles, mantiene la idea de autodestrucción, puesto que se supone que para llegar a Dios hay que someterse a la tortura. 

Todo esto, basado en un historia falsa. En el Evangelio Apócrifo de Nerón puede leerse algo muy diferente sobre la vida y personalidad de Iesus el Esenio, cuya historia bíblica es más o menos cierta hasta la lavada de manos de Poncio Pilatos, acto éste que significaba que no podía entregar al reo pedido porque no lo tenía. Pero el fanatismo y persistencia del crucifijo vida tras vida, termina plasmándose en las Almas hasta que por saturación, penetra más allá del Arkeón y causa su efecto deletéreo en el Cuerpo Krístico. Con la Estrella de David pasa algo similar, pero siendo un símbolo menos burdo y más subliminal, cuesta más al Alma diferenciarlo y aislarlo. 

El triángulo con la punta hacia arriba significa la Santísima Trinidad (Amor, Inteligencia y Voluntad), cuyo equilibrio perfecto produce el equilibrio en las demás Esferas de Consciencia. Pero el triángulo con la punta hacia abajo, entrelazado al anterior, implica el desequilibrio en las relaciones de cada uno de los tres factores con los demás. Este símbolo representa la esclavitud del Espíritu y sus efectos, siendo el arquetipo más efectivo de la magia negra más antigua. Infiltrado en todas las religiones y en todas las instituciones, corrompe como un virus el ámbito donde se instala. 
Es el símbolo de Jehová (Geohvá o "Expulsado de la Tierra") dominando y sometiendo a todas las Naciones. Sus efectos en el Alma de los individuos son tan destructivos como en el mundo político y social. 

La Rueda de Samsara, instaurada como símbolo religioso, dificulta al religioso salirse de ella. Los que toman la reencarnación como ley natural obligada e inevitable, con infinidad de distorsiones místicas y puerilidades, sólo consiguen con ello permanecer más y más, en la trampa demiúrgica de la reencarnación, pero no para luchar contra la ignorancia, sino, esclavos con grandes riesgos evolutivos. No obstante, no es para el Alma tan deletérea como los otros símbolos. 

b) Esferas de Consciencia: Estas son 

1) Amor (rojo), 
2) Abundancia (anaranjado) (ó Suministro y Riqueza) También se la llama Esfera del Espíritu, porque se relaciona con el entorno, indicando a la personalidad los medios de mantenerse, pero lo hace desde el plano vibracional más alto de la materia, que es el Espíritu como Principio Universal inmanente y emanante de todo lo que existe. 
3) Inteligencia (amarillo) (ó Consciencia), 
4) Vida (verde) (ó Salud), 
5) Voluntad (azul) (o Poder); 
6) Transmutación (violeta) (ó Perdón y Evolución), 
7) Pureza (blanco) (ó Verdad y Perfección) y 
8) Eternidad (ó Vida Eterna). 

Esta Esfera de Consciencia se manifiesta en el propio Corpus Cristae (Cuerpo Krístico). c) Cuerpo Krístico: Es, más que un cuerpo, un molde para el cuerpo que deberemos ocupar cuando Trascendamos al Reino Natural que sigue al Humano. Aunque en el plano más alto de la materia como tal es un puro vacío, cuando el Ego entra momentáneamente en el Cuerpo Krístico siente algo parecido ante el terror, pero no es un terror psicológico, sino el efecto de la individualidad que parece disolverse ante la Nada. Sin embargo, no se trata de la "nada", a pesar de la sensación, sino de que se está entrando en comunión con el Todo. 

El Cuerpo Krístico, al ser un vacío absoluto en el plano del Alma y dentro de ella, está imbuido únicamente de la más pura esencia Divina. Se va formando lentamente y en realidad debería bastar una sóla encarnación humana suficientemente prolongada, para formarlo completamente. Cuando está completo, tiene la forma del Hombre Perfecto, varón ó mujer (como hemos dicho ya, el Alma tiene sexo, y este se corresponde con el que se tendrá en el Reino Natural siguiente, el Reino Krístico. El pasaje desde el Reino Humano al Krístico, que se llama Ascensión, es algo espontáneo e inevitable en los Primordiales. Tan natural y automático como crecer y desarrollarse, sólo que esta Ascensión, es más rápida mientras más armoniosas son las condiciones del individuo. En un instante, toda la materia que constituye todo el conjunto corpóreo se convierte en energía, con un efecto similar a un "flash", y la persona "desaparece". 

La radiación -un poco de energía perdida en ese proceso- apenas si afecta al medio, como fue el caso de miles de "samanas" que hicieron, como Iesus el Esenio, su Ascensión, dejando sólo la sábana con que acostumbran envolverse. La mayoría de casos registrados de "autocombustión espontánea", no son algo macabro, por más que así lo tome la prensa ignorante de estas cosas. Se trata de Ascensiones que suelen ser incompletas, porque las personas no tienen suficiente conocimiento de lo que está por ocurrirles, se asustan y bloquean en parte el proceso. Por eso es que se producen elevadísimas temperaturas que -sin embargo- suelen dejar intacta la ropa y otros efectos curiosos, que hacen del suceso, algo completamente diferente a una simple "combustión". 

El Alma es quien guía los procesos de selección genética desde que entra en el Reino Vegetal, y en el caso de los Primordiales llega a la cumbre de conocimientos en este ámbito de las estructuras genéticas. El desafío evolutivo siguiente el manejo de la materia en todos los órdenes, y lo aprendido culmina con este proceso de Ascensión, que se hace tras algunos milenios de vida. Nosotros, en cambio, sólo podemos lograrlo mediante la dedicación de todos nuestros esfuerzos a la práctica de la Doc-Trina. En el fondo, la diferencia más grande que hay entre los Primordiales y nosotros, es la mortalidad, pero ello acarrea muchos problemas, como la descomposición psicológica y los riesgos de involución del Alma. La diferencia más grande entre los Primordiales (auténtico Reino Humano) y los Kristos, es que estos tienen potestad absoluta sobre el Universo material. 

No quiere decir que un Kristo pueda hacer o deshacer un planeta a gusto e piacere, porque también tienen sus limitaciones, también son "individuos", pero en su grado de evolución no hay para ellos, secretos respecto al Universo material. Su claridad de vivencia interior les permite realizar una existencia en un orden espiritual perfectamente balanceado entre el Todo Absoluto (la Unidad del Ser), y sus infinitas manifestaciones individuales. Nosotros podemos, a pesar de nuestras condiciones fatales, limitaciones y cortedad intelectual, llegar a vivenciar esa Unidad del Ser, sentir que "el otro" no es más que una manifestación individual "de mí mismo" en el Aspecto Divino que nos une a Todos los Seres del Universo. Lo que hay dentro del Cuerpo Krístico en formación no es un mero vacío de partículas, sino una "Chispa Divina", un punto atemporal y aespacial, un vórtice que es el Verdadero Ser en si y allí, en el interior del Alma, prepara las condiciones para hacer un nuevo salto evolutivo. Repito un párrafo muy importante con que finalicé el ítem anterior: Hay que respetar tanto la UNIDAD, como la DIVERSIDAD; ambos aspectos de Dios son reales, pero hemos de considerar a ambos con la misma importancia. 

Es decir que la aplicación de la Doc-Trina implica reconocer ambas verdades integradas. Si sólo atendemos a la Unidad y nos olvidamos de la Diversidad, caemos en el error de no ver los factores discordantes en las demás individualidades. Si sólo vemos la Diversidad, nos creemos entes aislados, separados de la Gloria del Creador Universal. Mientras que el Alma avanzó por los Reinos Mineral, Vegetal, Animal y Humano, aprendió todo cuanto al Universo material se refiere, conociendo la Diversidad. En el Reino Krístico comienza su aprendizaje sobre la Unidad y la Interacción Espiritual en el Universo. Pero aún mientras somos humanos, vamos vislumbrando esa fundamental cuestión del equilibrio entre Unidad y Diversidad.

Granada Ramiro