viernes, 31 de agosto de 2018

EMERGER



Emerger Truenos y lluvia por la noche. 
El crecimiento viene con conmoción. 
La expresión y la duración 
Aparecen en el primer momento. 

Las cosas no pueden permanecer en calma por siempre. Puede que las tormentas invernales destruyan algunas cosas, pero también preparan el camino para la vida. Si hay cosas que son arrasadas, es apropiado. Tiene que haber una oportunidad para las nuevas cosas vivas de emerger y comenzar su propio ciclo.



Todo crecimiento viene con una conmoción. Cuando un brote quiebra su envoltura y fuerza su camino hacia la superficie de la tierra, es el clímax de una larga y profunda acumulación de fuerza vital.

Podemos pensar que pasó súbitamente, pero en realidad, emergió como producto de ciclos sutiles y ocultos. Cuando aparece el brote, lleva en sí el patrón completo para su crecimiento, quizás incluso el potencial de un árbol enorme. Aunque sea necesario tiempo y las condiciones correctas, ninguno de estos factores agrega nada a la naturaleza inherente del brote. Él encarna completamente su destino. Por lo tanto, el crecimiento y el carácter de la planta –y su vida misma- están del todo presentes al momento del emerger.

Ming Dao Deng

jueves, 30 de agosto de 2018

SONIDO



Viento en la cueva:
Movimiento en la quietud.
Poder en el silencio.

En una cueva, todos los sonidos externos son suavizados por la roca y la tierra, pero esto hace que los sonidos del latir del propio corazón y la respiración sean audibles. De la misma manera, la quietud contemplativa nos aleja del clamor cotidiano pero nos permite oír lo sutil en nuestras propias vidas.

Al escuchar no con el oído sino con el espíritu, se puede percibir el sonido sutil. Al entrar en ese sonido, entramos en la suprema pureza. Es por eso que tantas religiones tradicionales rezan, cantan o salmodian como preludio al silencio. Entienden que la repetición y la absorción del sonido los lleva a lo sagrado.

El sonido más profundo es el silencio.
Esto puede parecer paradójico sólo si consideramos el silencio como una ausencia de vida y vibración. Pero para un meditador, el silencio es el sonido unificado con todos sus opuestos. Es tanto sonido como ausencia de sonido, y es en esta confluencia que emerge el poder de la meditación.

Ming Dao Deng

miércoles, 29 de agosto de 2018

Comienzo





Este es el momento de embarcarse.
Todos los signos auspiciosos están en su lugar.



Al comienzo, todas las cosas son esperanzadoras.
Nos preparamos para comenzar de nuevo.
Aunque nuestra atención pueda estar en el magnífico viaje que se avecina, todo está contenido en ese primer momento: nuestro optimismo, nuestra fe, nuestra resolución, nuestra inocencia.
Para comenzar, debemos tomar una decisión. Esa decisión es el compromiso con el diario auto cultivo. Debemos hacer una fuerte conexión con nuestro yo interior. Los asuntos externos son superfluos. Solos y desnudos, negociamos todas las tribulaciones de la vida.
Por lo tanto, nosotros solos debemos hacer algo de nosotros mismos, transformándonos en instrumentos para experimentar la más profunda esencia espiritual de la vida.

Una vez que tomamos nuestra decisión, todo vendrá a nosotros. Los signos auspiciosos no son una superstición, sino una confirmación. Son una respuesta. Se dice que si uno elige rezarle a una roca con suficiente devoción, incluso esa roca vendrá a la vida. Del mismo modo, una vez que elegimos comprometernos con la práctica espiritual, incluso las montañas y los valles reverberarán al sonido de nuestro propósito.

Ming Dao Deng

lunes, 27 de agosto de 2018

Reflejo




Luna sobre agua.
Siéntate en soledad.

Si las aguas son plácidas, la luna será reflejada perfectamente. Si nos aquietamos, podemos reflejar perfectamente lo divino. Pero si nos involucramos sólo en las actividades frenéticas en las que participamos cotidianamente, si buscamos imponer nuestros propios esquemas sobre el orden natural, y si nos permitimos estar absortos en opiniones egocéntricas, la superficie de nuestras aguas se volverán turbulentas.

Entonces no podemos ser receptivos al Tao.
No hay esfuerzo que podamos hacer para aquietarnos.
La verdadera quietud viene naturalmente de momentos de soledad en que dejamos que nuestra mente se asiente.

Tal como el agua busca su propio nivel, la mente gravitará hacia lo sagrado.
El agua turbia se volverá clara si se le permite quedarse tranquila, y así también se aclarará la mente si se le permite estar en calma.
Ni el agua ni la luna hacen ningún esfuerzo por lograr un reflejo. De la misma manera, la meditación será natural e inmediata.

Ming Dao Deng