domingo, 1 de septiembre de 2019

REENCARNACIÓN Y EL VIAJE ASTRAL - EL DEVACHÁN Y EL AVITCHI


El Devachán, (significa Reino de los Devas), corresponde a un estrato vibratorio mucho más sutil que el Kamaloka y que el resto del plano Astral. Su tasa vibratoria se encuentra por sobre los quintillones de ciclos por segundo y el tipo de materia que lo compone son partículas subatómicas en un nivel casi imposible de determinar físicamente, pero arqueométricamente podemos decir que son subpartículas componentes de las subpartículas de subpartículas del nivel atómico que conocemos. La localización espacial está por encima de los 10.000 Kms. de la superficie terrestre, hasta una distancia que no está bien determinada. En ese ambiente magnético permanecen las Almas que han sufrido la Primera Muerte (del físico) y la Segunda Muerte (del Astral), hasta que -como ya se ha explicado- resulte atraída por afinidades psíquicas específicas, que están determinadas por el Karma de relación, ya sea positivo o negativo en cuanto a personas amadas u odiadas, temidas, etc.. Pero esta atracción está también supeditada a factores muy azarosos, como la actividad magnética del Planeta, el lugar donde se haya muerto y varias circunstancias que hacen de esta nueva encarnación una lamentable lotería demiúrgica. 

Como el Alma tiene Raza y sexo (no "órganos genitales", pero sí una determinación genérica establecida desde su paso por el Reino Vegetal en algunos casos y Animal en otros), es muy poco habitual que se encarne en una Raza diferente a la que corresponde según cada Planeta, pero para aclarar esta cuestión hemos de pasar necesariamente a un tema espinoso, difícil de demostrar pero conocido según investigaciones antropológicas muy profundas. En "Comentarios sobre los Arquetipos" hemos dicho que cada Raza tiene los suyos propios, pero hemos de seguir con el tema de la demiurgia, para comprender más: El Demiurgo, una vez expulsado del Interior Terrestre, se le emplazó para que preparara un hábitat adecuado para sus criaturas mortales en la Superficie Externa, tras lo cual se produjo el éxodo, sintetizado en la expulsión de Adán y Eva. En realidad no se trató de una pareja, sino de toda una población de Homo mortalis, que en un primer momento no eran tan frágiles como nosotros, ni vivían tan poco tiempo. 

Como puede leerse en casi todos los Libros Sagrados, hasta el último diluvio (provocado mediante tecnología, puesto que el mismo "dios" Demiurgo lo produjo), los mortales vivían más de mil años. Poco en relación a los diez mil que viven los Primordiales, pero solía ser suficiente para que la mayoría, acelerando sus procesos Ascensionales mediante la Catarsis, la Yoga y el Tantra, escaparan a la muerte Ascendiendo directamente al Reino Krístico. 

El Demiurgo, auténtico vampiro psíquico, acortó los plazos de vida para mantener bajo su control a la humanidad mortal, por medio de manipules genéticas y de cruzas raciales. Pero según nos cuentan las crónicas chinas más antiguas, coincidentes con algunas interpretaciones de las tradiciones Negras y Cobrizas, su obra diabólica no quedó circunscrita a la Tierra, sino que se extendió a Marte, Venus, Júpiter y Erk. En Erk, los experimentos demiúrgicos no se limitaron a la producción de especies mortales, sino también a la alteración magnética global, con lo que produjeron la destrucción del planeta mismo. Una parte de los supervivientes fueron traídos a la Tierra, componiendo la casi extinta Raza Cobriza Amerindia. Por su afinidad biológica con los terrestres y parecidos de los Arquetipos, se adaptaron rápidamente. Los Amarillos fueron los hombres mortales expulsados junto a su creador desde Venus, como los Negros lo fueron de Júpiter. 

En Marte la cosa terminó a poco de empezar, porque sus Primordiales, conocedores de lo ocurrido en los demás planetas, acabaron drásticamente con la civilización demiúrgica, sin ninguna contemplación. Sin embargo el Demiurgo pudo traer alguna cantidad de marcianos (también muy parecidos en todo a los terrestres) con lo que se dieron durante millones de años las mestizaciones más variadas. La mayoría de las subespecies generadas no resistieron ante la Ley de Selección y se extinguieron, pero finalmente quedaron las subespecies que componemos actualmente el cuadro antropológico mundial, más o menos puras racialmente pero reducidas en años de duración biológica, con esta infame enfermedad llamada "gerontotemia" o vejez. 

Si no nos mata antes cualquier otra, nos mata la degradación general porque nuestras células se van atrofiando a partir de la oxidación del ADN de las mitocondrias (los órganos de reproducción celular). Justo ahora que vamos descubriendo las causas de la vejez y la muerte, hallando los medios de curarnos (al menos con perspectivas de prolongar en siglos nuestra vida), la civilización está al borde de su propia autodestrucción, como para repetirse el ciclo bíblico de destrucción, porque estamos nada menos que "alcanzando el fruto del Árbol Prohibido, donde está la serpiente enrollada..." O sea el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, el Árbol genético, donde las serpentinas de ADN, que marcan la clave que ese malévolo dios de los mortales no quiere que alcancemos. 
Para mejor comprensión, leer los primeros versículos del Génesis del Antiguo Testamento. 
Pero al Demiurgo sólo le importa tener esclavos inconscientes, que le suministren energía psíquica distorsionada. Todos sus empeños van en esa dirección, tal como nos lo muestra cualquier análisis objetivo del desarrollo de las civilizaciones, con sus caídas estrepitosas tras un proceso de descomposición social, política y económica, fundado en la descomposición ética y deontológica. Muchos pueblos pudieron escapar en la antigüedad a la rueda de reencarnaciones, pero otras civilizaciones, como la nuestra, han encontrado un drástico final, debiendo la humanidad mortal, recomenzar desde cero. 

Esto sigue siendo permitido - al menos hasta ahora- por los Primordiales, porque de lo contrario habrían miles de millones de Almas que se perderían definitivamente, al no tener cuerpos donde encarnar, acordes a su nivel de evolución. No pueden encarnar en el interior terrestre, porque aún las más puras tienen experiencias -y por lo tanto traumas- de vivencias terribles no transmutadas. Una minoría, pero imposible de diferenciar, está en un estado de verdadera descomposición, de modo que permitirles encarnar en el Interior significaría, tarde o temprano, la destrucción del Paraíso Terrenal o Walhalla, donde vive la verdadera Humanidad, de la que la Raza Aria es descendiente. Tampoco pueden permitir los Primordiales de los demás planetas que sus conraciales, tan disminuidos como toda la humanidad mortal, sean devueltos en esas condiciones. Cierto es que existe una especie de "programa de redención", mediante el cual muchas Almas son devueltas, una vez Ascendidas al Reino Krístico, a sus planetas originales, pero ese asunto es muy complejo para encararlo en este libro, toda vez que su exposición implicaría un paseo muy extenso por cientos de folios de documentación referencial y antropológica. 

Volviendo al tema del Devachán, cabe decir que allí no hay diferencias de estratos o localización por Raza ni sexo, pero su permanencia en él es un riesgo para todas las Almas que allí se encuentran en espera involuntaria y por lo general inconsciente, de volver a encarnar. El riesgo consiste en que ciertas tormentas solares, como el paso de algunos cometas y planetas suelen producir disturbios en la magnetosfera terrestre, con lo que algunas Almas son arrastradas hacia las capas magnéticas más lejanas y sutiles, cayendo en el espacio interplanetario, donde se rozan las magnetosferas de dos o más cuerpos celestes. Ese espacio es al que Iesus el Esenio se refería, tratando sobre las Almas podridas, con "Allí tendrán el Avitchi, y será el lloro y el crujir de dientes, y no habrá retorno" . 

El Avitchi es el espacio entre las magnetosferas de los planetas, cuyas corrientes magnéticas sutiles como el Alma misma pero poderosísimas, las deshacen periódicamente cuando están desequilibradas porque los arquetipos han reemplazado a los Arquetipos, descomponiendo sus funciones. Este es el destino de las "Almas dormidas", que se encuentran en el Devachán (la última capa de la magnetosfera terrestre) durante ciertos acontecimientos cósmicos, como el paso de ciertos planetas como Hercólubus, etc., que arrastran al espacio profundo a todas esas Almas. En esos niveles tan sutiles y casi imposibles de medir cuánticamente, las Almas son apretadas como en un gigantesco engranaje, destruyéndose para siempre. El Ser Verdadero, de naturaleza Divina, desde ya que no se pierde, pero la unidad "Yoica", el Ego que ha estado evolucionando durante eones, deja de existir. 

Esa es la más lamentable y definitiva muerte, que llega a veces por azar circunstancial, pero mayormente por un balance karmático negativo, por no haber aprovechado infinidad de oportunidades de buscar la Trascendencia, al menos encarnando con el mismo con el mismo Astral. Esa es la última y definitiva muerte, la del Alma, la Tercera Muerte. Salvo plano mental, (que tiene una temporalidad muy relativa y carece completamente del factor de espacialidad) los demás tienen una ubicación espacial promedio, correspondiente en su escala vibratoria con la escala de la magnetosfera terrestre. También hay una cuestión (al margen de las distorsiones provocadas respecto al interior terrestre, como la ubicación del Infierno de Satán) que trata sobre la prolongación de los planos infernales en el interior del mundo. Si tenemos en cuenta la verdadera forma del globo terráqueo, hueco como todos los planetas y esferas celestes, encontramos allí un doble y hasta triple sentido esotérico a la cuestión. 

1) La tierra es hueca y por el interior de la corteza circulan los análogos magnéticos -nadis y Tattwas, como en cualquier cuerpo-. Las medidas de los análogos darían el grosor exacto de la corteza si conocemos sólo un dato en la ecuación: La gravedad (9,8 m/s) y la fórmula arqueométrica de densidad para sacar el promedio entre la estratosfera y el los metales actínidos. No desarrollaré toda la operación porque me llevaría días repetirla, pero resulta en 1.011 Kilómetros. 

2) El kamaloka y el Devachán continúan por debajo, es decir, por dentro de la corteza terrestre. Esos equivalentes intraterrenos los encontramos en las leyendas celtas, en la Edda y sus derivados modernos, en los arquetipos novelescos islandeses, germanos y escandinavos. Allí las alegoría sobre los seres de la tierra, nos pintan cualidades de cada estado de conciencia, mezclados con personajes que efectivamente corresponden al plano Astral, como duendes, gnomos, hadas, salamandras y sílfides, que en su mayoría son el cuerpo Astral de plantas y animales. 

3) Las "Analogías Masónicas" sin descifrar oficialmente, representadas en los laberintos catedralicios, son una perfecta representación estilizada de la forma física y la magnetosfera terrestre, en la que tienen lugar, dentro y fuera de la nave de la catedral, las alegorías que van desde lo angélico hasta lo diabólico, correspondiendo con los cinco cielos o infiernos, que son en realidad tres subdivisiones del plano Astral y dos del Devachán. Igual vale tener en cuenta que la cualidad "celestial" o "infernal" no depende de la ubicación geomorfológica, sino del Estado de Consciencia que se posea en dicho sitio. 

CONTACTOS CON EL MÁS ALLÁ 

En general, no es recomendable ningún medio ni intento de contacto con los fallecidos, a menos que se posea capacidad para ver en el Astral con claridad. Ninguna otra forma de percepción es adecuada, porque ese plano vibracional es fundamentalmente visual, está formado por formas, imágenes y colores. Los sonidos astrales no existen realmente, sino un “ruido” remanente del sonido del universo material. Pero estos “ruidos astrales” no son algo recomendable de percibir para nadie, puesto que generan más confusión y engaños aún, que la ya dudosa -por maleable- materia Astral. Las entidades Astrales (cuerpos que contienen a un Alma, a un verdadero Ser), no necesitan del sonido, porque aunque pueden "hablar" con sonido Astral, se comunican telepáticamente con cualquier Ser, vegetal, animal o humano. Los cascarones son los que "hacen ruido", pero sólo afectando telepáticamente la consciencia del sujeto encarnado, pero éstos jamás podrán responder con coherencia a nuestras preguntas, pues no son más que un trasto activo, como un robot; ningún Ser real que lo habite. 

No vamos a tratar aquí sobre la Ouija, que ya he mencionado antes y no ofrece más que peligros mentales y confusiones a sus practicantes, pero sí de otras formas de contacto eventual con personas que se encuentran en el Kamaloka (estrato de baja vibración del Astral muy cercano al plano físico) o en el Devachán (que es el plano más sutil de la magnetósfera terrestre), donde se encuentran las Almas despojadas del cuerpo Astral. Pero cabe advertir que no es posible "invocar" con alguna seguridad dicho contacto, ni pedirlo de modo alguno, porque muchas veces puede ocasionar esa invocación, la aparición de entidades astrales impostoras, que engañarán al invocante. 

Ese es justamente, uno de los hechos más habituales entre los "Ouijeros", pero también caen en este engaño médiums más refinados y sensibles. En todo caso, para quien no salga habitualmente en Astral (viaje Astral), ni posea percepciones psíquicas refinadas, la comunicación ha de ser realizada por el fallecido, no invocada por el encarnado. Una forma de contacto con estos Seres cuando se hallan en el Devachán, que corresponde al mejor modo de comunicación postmortem, es la inundación de aroma. Aunque hay medios -para una persona muy entrenada en el manejo del Astral- para producir ese efecto sin haber abandonado dicho cuerpo (Astral), lo habitual es que sólo las personas muy sanas de Alma puedan expresarse así desde el Devachán, donde permanecen las Almas en espera de volver a encarnar, luego de abandonar el cuerpo Astral en el "Kamaloka" de ese plano. 

El hecho de poder manifestarse con perfumes de elevada vibración indica que esa Alma no está "dormida" como lamentablemente están la mayoría de los Seres en el Devachán, sino que se encuentra en proceso consciente, capaz de percibir nuestros pensamientos y sentimientos, capaz por lo tanto, de elegir adecuadamente las condiciones para su propia encarnación. Son una minoría, que no puedo precisar porque no hay posibilidad de hacer estadística, pero sí cabe decir que son muy pocos. Se que estas cosas no son muy fáciles de comprender (y menos de creer, aunque "creer" no sirve para nada) pero puedo decir con el corazón en la mano muchas veces la persona desencarnada está en condiciones mejores que las del encarnado que percibe el aroma precioso que inunda el ambiente al recordarla, porque aún en el Devachán permanece despierta. Ojalá que pudieran, tras la muerte -si no Ascienden antes y la evitan- mantener todas las Almas ese estado de consciencia que permite a algunas, producir efectos vibratorios en torno a las personas con las que siente afinidad psíquica. Y no son pocos los casos en que tienen estas Almas, más motivo para llorar por los "vivos", que estos por ella. 

Ya hemos comentado sobre los contactos del tipo "espiritistas", pero queda por tratar un tipo de fenómeno que muchas veces se presta a confusión, porque en el plano psíquico y en Astral hay muchos efectos que siendo casi iguales en la percepción, pueden obedecer a causas muy diferentes. El más interesante de los casos de falso contacto con los muertos, es la conexión o "lectura" askásica. Los psicómetras espontáneos, que pueden "leer" la grabación magnética en objetos, lugares, etc., con cierta facilidad, confunden a menudo las causas, cuando no tienen adecuada formación teórica ni saben administrar dicha capacidad con criterio científico. La psicometría es una variante de la clarividencia, pero el psicómetra, según cuán profunda sea su lectura y la interpretación espacio-temporal que haga de ella, muchas veces creerá que toma contacto con las personas fallecidas mediante el objeto que toca o el lugar en que permanece. 

Sobre los lugares la cosa es más difícil de determinar para él, a menos que tenga vista Astral y pueda diferenciar lo que ve realmente y lo que "lee" en la grabación magnético-telúrica del sitio. Explicar en detalle estas cuestiones que sólo interesan a un psicómetra nos llevaría demasiado fuera de tema, pero valga la advertencia para los "médiums" de toda clase. Muchos supuestos médiums son en realidad psicómetras que podrían usar mejor su capacidad si comprenden la diferencia y aprenden a administrar su capacidad. 

REGRESIONES INDUCIDAS 

Es muy curioso que la gran mayoría de las personas que se someten a hipnosis regresiva, a fin de recordar sus anteriores encarnaciones, suelen tener "recuerdos" de haber sido de la alta nobleza, jefes, personajes famosos, etc.. Pero en realidad, en una minoría de casos se consigue hacer verdaderas regresiones y no están exentas de riesgo de error y de peligro para el "regresado". Sea que se recuerde espontáneamente o por medio de regresión hipnótica, hay que tener en cuenta que el Alma funciona -en cuanto a almacenamiento de información-, al revés que la mente mundana. Mientras ésta guarda en los niveles más profundos las cosas más desagradables (a modo de defensa psicológica), el Alma almacena las experiencias dolorosas y todo lo "traumático" en las capas más externas de sus Esferas de Consciencia, filtrando hacia el interior sólo las experiencias debidamente transmutadas. 

También es una autodefensa natural del Alma, puesto que a la vez que representa en si misma a la Mente Superior, es el "cuerpo espiritual" del que se reviste el Ser para su manifestación en el Universo y su equilibrio depende de no ensuciarse almacenando experiencias traumáticas. 
Entonces, cuando el Alma y la mente mundana toman contacto, el Alma transmitirá en primer término todas las cosas desagradables, dentro de un balance con algunos otros recuerdos más agradables o "inspiradores", dependiendo de la resistencia psicológica del individuo. 
El Alma sabe perfectamente cómo administrar esos recuerdos para no destruir con ellos la personalidad mundana, sino templarla y enriquecerla. 

Pero dicha administración se le hace bastante difícil cuando el cuerpo Mental le inquiere mediante la hipnosis -y para colmo mediante otra persona como "administrador" del proceso- que irradie sus recuerdos forzadamente, invadiendo en gran medida una función que el Alma debe cumplir según sus propios designios. No digo con esto que se haya de prescindir absolutamente de las regresiones, puesto que existen muchísimos casos de psicopatías debidas a traumas en encarnaciones anteriores, que aún no encarnando con el mismo Astral, a) han quedado en el Áskasis Planetario o b) como trauma potente en la superficie del Alma, para manifestarse luego en la psicología de la nueva personalidad. 

a) En el primer caso, el cuerpo Astral suele tomar contacto con "formas de pensamiento" que son en realidad, información impresa en el Áskasis, que por Karma de afinidad vuelve a la nueva mente del mismo Ser que la produjo a partir de sufrimientos, acciones psicopáticas, vicios y hasta crímenes sufridos o cometidos. Aunque esta mente sea nueva, el Ser es el mismo. 

b) En el segundo caso, el Alma no consigue disolver o transmutar un recuerdo traumático que ha quedado "a flor de piel" (en el Arkeón del Alma) y lo irradia en forma confusa hacia el vehículo mundano. El cuerpo Astral lo recibe confusamente y por su propia incomprensión y falta de capacidad para transmutarlo, dicho recuerdo comienza a producir y/o nutrir parásitos emocionales. Una regresión bien realizada permite al sujeto recordar con claridad los hechos y transmutarlos. 
En dichos casos la transmutación es tan espontánea que no se requiere más que conocer la causa de los problemas. Recordarán los Lectores mi experiencia en Uspallata, cuando me resistí a recibir un recuerdo, quedando éste en forma confusa y produciéndome una infinita tristeza, angustia y desolación durante meses... Pues es el caso de miles de pacientes con depresiones y vacíos existenciales cuya causa no se encuentra ni en las condiciones actuales de vida ni en problemas orgánicos. 

Si bien hay terapias conductuales que pueden mejorar las condiciones del depresivo por estas causas, una regresión hecha con suficiente profesionalidad por parte del terapeuta, acabaría al instante con todo el problema. Aunque estos problemas puedan manifestarse en el plano físico - sobre todo en el sistema endocrino- y la medicina trate de paliarlos, sólo se conseguirá ocultar los síntomas. 
Una enfermedad física no es más que el síntoma de una enfermedad en el plano Astral o en el Espiritual (del Alma). Ese recuerdo askásico traumático y confuso seguirá haciendo estragos hasta desgastar toda la energía psíquica que posee, la cual es siempre superior a la energía física y mental juntas del paciente. Por lo tanto, dicha energía es suficiente -casi siempre- para destruir un cuerpo físico, manifestándose en cánceres, lupus, sida y atrofias diversas de paliación más difícil o imposible desde la medicina materialista. Pero sería un grave error pensar que todas las depresiones y problemas psicológicos se deben a recuerdos askásicos no transmutados. 

No me es posible dar una estadística segura al respecto, pero como durante años he tenido consultorio, puedo calcular que apenas un diez por ciento de los problemas psicológicos graves se deben a esta causa. Y casi todos estos se han manifestado en forma de depresiones profundas, similares al "yo vacío" que experimenta el que va haciendo su Catarsis, pero con mayor virulencia e incluso con tendencia al suicidio, cosa que jamás ocurre en alguien que está haciendo su catarsis correctamente. En unos 5.000 pacientes atendidos por muy variados problemas psicológicos, practiqué muchas regresiones al modo de dianética, a momentos de esta vida, pero debí practicar muy pocas a vidas pasadas. Al principio, con ayuda de un colega más experimentado que yo, pero en general mi propia experiencia en el tratamiento de los recuerdos me ha dado las claves necesarias. 

En todas esas regresiones se logró pleno éxito, pero igual es preciso un seguimiento del paciente, así como la instrucción necesaria sobre el proceso catártico, para que complete la depuración emocional sin volver a caer en ninguna causa de depresión. También cabe advertir que una persona que ha tenido un recuerdo askásico -espontáneo o por regresión- tiene prácticamente un canal abierto hacia el contacto con su Alma, por lo tanto es muy probable que tenga esporádicamente otros recuerdos. Por eso es preciso que se le instruya adecuadamente, a fin de que aprenda a controlar su mente, emocionalidad y todos sus procesos psíquicos. Hay una serie de diferencias entre los recuerdos askásicos (auténticos) y las ensoñaciones, onirias e imaginaciones que surgen de la mayoría de las sesiones hipnóticas. No me parece adecuado aclarar esas diferencias porque sería -como me pasó con un paciente- dar material a los mitómanos. 

Pero los psicoterapeutas han de tener que aprender a diferenciar cuándo se trata de un recuerdo y cuando se trata de una ensoñación o la farsa de un mitómano, en cuyo caso el problema a tratar es otro. Muchas personas -especialmente los hipocondríacostienen gran capacidad para engañar al hipnotizador y representar una farsa con toda una serie de actitudes emocionales. En muchas ocasiones en que detectaba anomalías sin fundamento en las experiencias de esta vida del paciente, antes de proceder a una regresión probé a instruirle sobre cómo realizar la Catarsis y en algunos casos, según la propensión que detectaba en sus Arquetipos para manifestarse, conseguí que resolvieran sus conflictos sin necesidad de recordar el trauma de la vida anterior. Ese proceso puede que se haga durante el sueño, según tuve algunas confirmaciones por parte de los pacientes mismos. Eliminando los parásitos emocionales que pueden aprovecharse de la radiación psíquica no transmutada en el Alma, dicha radiación es vertida igual como "formas de pensamiento", pero al ser consciente, pierde fuerza y no consigue producir daños porque el sujeto las observa, comprende y transmuta con la sola observación, reprimiendo toda posibilidad de que le impulsen a actuar o sentir bajo ese impulso distorsionado. 

La práctica de la Yoga también colabora enormemente para destruir todos los traumas que puedan quedar como recuerdos askásicos confusos, haciendo innecesaria la regresión hipnótica en muchos casos. Una cuestión muy importante y delicada es la elección del psicoterapeuta que puede ayudar a hacer una regresión. Si de un médico depende la vida o la muerte de una persona, no es menor la responsabilidad cuando se hacen estas prácticas por parte de un psicólogo o un "aficionado", de cuyo manejo depende la estabilidad emocional del paciente. Hay muy pocos investigadores con suficiente entrenamiento y conocimiento como para garantizar que no habrán descontroles en base al sufrimiento que un recuerdo askásico pueda causar. Desde ya que un psicólogo de la escuela freudiana no cuenta en esto, porque esa escuela (lamentablemente oficializada en toda América) niega la existencia del Alma, de la reencarnación y para ella somos apenas un pedazo de carne organizada que "produce" pensamientos y sentimientos). 

En Europa la psicología está más avanzada y hay desde psicólogos profesionales hasta "aficionados" que hacen una excelente labor en el ámbito de las regresiones. Pero cuidado: La condición fundamental de un inductor a la regresión, es la honestidad. Incluso vale en esto, tanto como el conocimiento esotérico. Descartando las imaginaciones y onirias que se desarrollan en la gran mayoría de las regresiones inducidas, hay que tener presente que un recuerdo auténtico implica un "volver a vivir" la situación y no precisamente como el "déjà vú" simple que explico luego. 
La potencia emocional y la riqueza del recuerdo es tal, que se llega a perder momentáneamente contacto con la realidad. Francamente he sido muy afortunado al tener mis recuerdos sin ayuda de nadie y sobrevivir sin daños mentales a semejantes espantos. Si pude mantenerme en un cierto estado de comprensión y autodominio, ha sido porque a pesar de lo dolorosas, las situaciones no eran realmente traumáticas en mi psicología, habiendo sido superadas ya en el plano Astral, ya durante la encarnación anterior, y porque es mi propia Alma quien administra los recuerdos, así como casi todas mis vivencias. 

Quienes han hecho los tratamientos de la escuela psicológica gestáltica, bien saben el enorme beneficio que representa volver a vivir y superar la experiencia emocional del nacimiento. Especialmente en occidente y en todas las culturas donde la ignorancia sobre los mejores métodos de parto, hacen de esta vivencia una mezcla traumática de dolor y placer que se transmite al niño. Igualmente puede deducirse el beneficio que se extrae en recordar y superar traumas de anteriores encarnaciones, puesto que somos el mismo Ser que las vivió. La templanza de carácter que se logra con los recuerdos askásicos no nos "endurece" como para hacernos insensibles, pero sí nos fortifica para enfrentar cualquier situación con una serie de ventajas intelectuales y emocionales, además de poder comparar una desgracia actual con las desgracias ya superadas. Esa comparación representa muchas veces un consuelo psicológico muy útil. 

El "déjà vú" Se trata de un fenómeno con dos modalidades diferentes, como diferentes son sus respectivas causas y efectos, aunque una descripción muy somera lleve a confundirlos. El Déjà-Vu funcional no tiene nada que ver con la reencarnación, sino que es un proceso de repetición cerebral de la banda de memoria, con diferencia de fracción de segundos. Entonces parece que estamos volviendo a vivir la misma experiencia por segunda vez y algunos por tercera. Si continuara habría un defecto como el de un reproductor fonográfico (un disco rayado) y hay antecedentes de ese problema en más de un manicomio. No se trata de obsesión o cavilación, sino de un defecto cerebral bastante raro y difícil de curar. 

El "déjà vú" funcional es solo un proceso interno, de duración variable, sobre lo que se está haciendo en el momento que ocurre. A medida que el consciente graba lo que está ocurriendo, el subconsciente suele repasar lo que acaba de grabarse y lo retransmite al consciente, pero lo hace respecto al tiempo real, con una diferencia de milisegundos. De modo que el sujeto siente que está "reviviendo" lo que esté haciendo. Generalmente no dura esto, más que cinco a diez segundos. Hay personas a las que puede durarle horas, lo cual es ya un verdadero padecimiento, ante la falta de explicaciones. En base a las teorizaciones de la física y la ciencia-ficción sobre estas cosas, se sienten como en un "bucle espacio-temporal", entonces pretenden "escapar" de él. 

No hay nada de eso y si comprende en realidad lo que sucede, se acaba el problema en su faz emocional. Un ajuste por autoobservación de los propios procesos mentales, es suficiente para acabar con el efecto en la parte mental. No he tenido pacientes con este problema, pero sí he tenido copias de sus carpetas clínicas para su estudio. Sin embargo es un fenómeno que también he conocido por experiencia "en propias carnes". O mejor dicho, por vivencia personal, "propia-mente", aunque no a nivel patológico, sino en muy esporádicas sensaciones no mayores de diez segundos. 
Tal como conoce la mayoría de las personas esta sensación, es en realidad un pequeño accidente de la mente. No he podido averiguar si corresponde a sólo a alguna disfunción fisiológica, si es sólo mental o tiene alguna relación con los procesos de desarrollo psíquico, pero en todo caso es sólo eso: Un accidente mental y/o cerebral que no tiene relación con las reencarnaciones, pero quien no ha tenido antes recuerdos askásicos o viajes Astrales con algún grado de memoria onírica, puede confundir las sensaciones. 

El Déjá-Vu askásico es diferente y cada vez que viajo por ciertas regiones me ocurre varias veces al día. No se tiene sensación exacta de haber vivido lo mismo. O sea que no es como una repetición de lo que se vive, sino la sensación de haber estado antes allí. En estos casos suele conocerse de antemano todo lo que hay adentro de una casa, o tras un barranco, etc.. Y si se mantiene la sensación concentradamente, es posible recordar detalles que -lógicamente- pertenecen a una vida anterior o a un viaje astral al sitio.

Granada Ramiro 

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