En el instante mismo en que el seno materno se rasga y viene al Mundo un Ser
Humano, córtese el cordón umbilical mediante el cual se había nutrido hasta ese
preciso momento. Rápidamente las fuerzas astrales lo invaden y lo envuelven,
ofreciéndole ese sello personal, único, característico que forma al individuo y que
conserva ya por toda su vida terrena. Ese sello especialísimo que le imprimen las
constelaciones bajo cuya influencia ha nacido, es el que permite más tarde,
retornando a esa misma situación planetaria, formar su Horóscopo.
En los primeros días del nacimiento, se opera una intensa revolución en el interior
del pequeño organismo, donde luchan por acomodarse diferentes elementos, y
esta lucha tenaz va dejándose traslucir en los colores de las Rosas o Chacras cuyo
procedimiento biológico es muy interesante para ser observado por un Vidente...
Acomodadas ya las fuerzas de estos elementos, y hallándose en marcha hacia su
desarrollo este mismo organismo, se puede hacer un análisis alquimista capilar
–tal como se ha descripto en nuestra revista- a los siete años de edad, y de este
resultado se obtendrán deducciones sorprendentes y dignas de estudio que vienen
a corroborar de manera inequívoca la segura influencia de los Planetas.
Como
existe, indudablemente, una conexión o cierta analogía maravillosa ente el reino
animal y el vegetal, demostrada ya con el fenómeno de la pantogamia, no hay
más que tomar el jugo selectivo de ciertas Plantas, por igual procedimiento que
tenían los antiguos alquimistas Rosa Cruces, y exponerlo a la impresión astral, en
donde podrá advertirse de manera clara y precisa, ese notable parecido o
analogía.
Por ejemplo: si una persona, dentro de su aspecto astrológico, se encuentra bien
influida por el Sol, Marte y Saturno, procedemos a hacer una solución que
contenga Oro, Hierro y Plomo, que son los metales que a ellos corresponden,
respectivamente.
A esta solución hemos de añadir una gota de sangre del
individuo y otra de jugo de Plantas relacionadas con dichos astros, como son el
Fresno, el Roble y el Pino. Todo preparado, no hay más que verificar nuestra
experiencia con el papel de Filtro y aguardar el cuadro sintético que nos ofrezca.
Terminada la experiencia, observamos por el dibujo que en la sangre falta Plomo,
es decir, que la atracción de Saturno no es lo suficientemente pronunciada, lo cual
se ha traducido en un malestar del pulmón. En este caso, hemos de ayudar a dicho
organismo con un extracto de Pino que alquímicamente se haya obtenido en horas
armoniosas con Saturno, para conseguir que el enfermo mejore y aun sane de su
dolencia, cuya evolución la irá ofreciendo el cuadro sobre el papel de Filtro a
medida que, a su vez, se vaya tronando armónico.
Tenemos, pues, de este modo, un sistema completamente nuevo para diagnosticar
y curar.
Pero a todo esto se nos podrá objetar que sería mucho más fácil llevar esos
metales directamente a la sangre por inyecciones intravenosas, tal como lo hace la
Medicina corriente con el Oro, el Bismuto y el Mercurio en los casos de sífilis.
Nosotros responderíamos que jamás los Rosa Cruces procedieron de tal manera,
por cuanto el metal bruto no puede ser asimilable mientras no sea fisiológico –
podría decirse -, porque ya ha sido absorbido o asimilado por otro organismo
distinto.
Sobre este punto, recordamos una experiencia que hace muchos años realizamos
en México.
Se sabe que el Hierro, considerado como Medicamento, es de lo más útil que
pueda hallarse para combatir la anemia. De ahí que los médicos traten de
suministrar en cada preparado de este metal, pero sin tener en cuenta que el
resultado es nulo o de mínimos efectos a consecuencia de la forma en que se
recetan dichos productos. Esto me hace afirmar, que cuando un enfermo mejora
con esta medicación, mejora indudablemente a pesar de ella...
Sin embargo es forzoso suministrar hierro...
Si para conseguir esto fuera factible dar al paciente una libra de clavos, es seguro
que habría de expelerlos del mismo modo que los ingirió sin que la sangre
percibiera apenas, ligeros residuos de sus componentes. No obstante – como nos
sucedió en México – podemos hacer la siguiente experiencia: Tomamos de una
fragua, por ejemplo, virutas de hierro, las depositamos en agua y una vez que esta
agua la consideramos bien impregnada del expresado metal, arrojamos en ella
granos de trigo o de maíz. Estos granos, después de absorber el líquido conductor
del hierro, lo ofrecemos de alimento a las gallinas las que a su vez, asimilando
esta substancia ferruginosa en la albúmina, han de producir unos huevos
hermosos de yema casi roja.
Cuando esto se logre generalizar – pues sólo
nosotros lo tenemos hecho como experimento aislado – tenemos ya el Hierro
Fisiológico que dado así a los enfermos, lo aprovechan en su mayor intensidad,
logrando una firme y segura mejoría.
Esto mismo lo efectúa la Naturaleza con las plantas... Ellas absorben los metales
del suelo donde germinan asimilándolos en forma de sales que emulsionan con
sus esperma o semen, y si luego nosotros ingerimos infusiones de esas Plantas,
venimos a recibir y a similar a la vez los mismos metales que ellas absorbieron y
que ya nos proporcionan en estado fisiológico.
Para ello basta analizar cada Planta por medio de la Química. Conociendo los
componentes de aquellas que más nos interesan, es bien fácil aplicarlas luego con
un cierto positivo resultado. A veces suministramos la misma medicina que lo
haría la medicina corriente con su sistema alopático, pero nunca en la forma
material que ella emplea, es decir, tal como ofrece sus productos la farmacia.
Nosotros, cuando conocemos que un enfermo necesita yodo por el mal
funcionamiento, por ejemplo, de la glándula tiroides, se lo damos en esta forma
fisiológica por medio de un alimento cualquiera que previamente nos sea
conocido como tal portador de yodo.
La Naturaleza es bien sabia realmente y tiene leyes fundamentales a las que todo
debe ser sometido. Sin embargo, hay plantas malas, perversas y dañinas que,
viniendo de otros astros, hicieron traición esquivando la Ley y entonces fueron
arrojadas al mar para su purificación, donde germinan impregnadas de Oro y
Yodo. Tomadas luego, resultan ser un gran alimento curativo como sucede a la
Planta Marina de Chile denominada Cuchayuyo.
En algunos casos logramos idénticos resultados y hacemos cambiar por completo
el cuadro morboso, con Acacia y extracto de Rosas cuya eficacia es indudable en
ciertos enfermos en los que produce sorprendendes resultados.
Nuestra vida, nuestra naturaleza, pugna constantemente por la armonía en justo
equilibrio para que todas las fuerzas en nosotros, cumplan su sagrada misión y
como la enfermedad es un producto de la desarmonía o discordancia que
provocan esas mismas fuerzas cuando les falta su necesario ajuste o sincronismo,
no hay más que lograr de nuevo el perdido equilibrio, utilizando simplemente los
medios más inofensivos, pero más eficaces y provechosos.
He aquí cómo las fuerzas astrales que nos invaden al nacer, pueden ofrecernos en
todo instante, por esa analogía maravillosa entre el reino animal y el vegetal, los
medios necesarios para que nuestro organismo se mantenga en equidad forzosa y
guarde una constante nivelación de fuerzas, que es la salud, tan deseada para
nuestro desenvolvimiento en la vida. Porque, cuidar de nuestra vida y
prolongarla, es rendir culto a Dios, es adorarle en mitad de la Naturaleza infinita,
ya que ello hacemos una justa defensa de sus Leyes y Mandamientos.
Dr. KRUMM-HELLER - V. M.
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