viernes, 28 de septiembre de 2018

Ordinario



Paraguas, luz, paisaje, cielo-
No hay lenguaje de lo sagrado.
Lo sagrado se halla en lo ordinario.

Nadie es capaz de describir lo espiritual sino comparándolo con cosas ordinarias.
Una escritura describe el mundo divino como un “paraguas de protección.” 
Otro dice que dios es luz. El paraíso se supone que esté en el cielo, e incluso los ascetas que han rechazado el sexo usan imágenes eróticas para describir la iluminación. La gente tiene que recurrir a la metáfora para establecer lo divino. Incluso se han inventado lenguajes esotéricos que desconciertan a los que son ajenos. Eso le parecen las palabras sagradas a los no iniciados. Después que uno aprende a leerlas, su mensaje comienza a ser asimilado. Ya no nos preocupamos acerca de las imágenes, porque hemos encontrado la verdad que las palabras estaban indicando.

Cuando compras algo que tiene instrucciones para armar, sigues las indicaciones, pero no veneras luego las instrucciones. El logro espiritual no es diferente. Una vez que lo has obtenido, las instrucciones se vuelven secundarias. La espiritualidad alcanzada no es diferente del partido de pelota que juegas, del trabajo que realizas, del auto que manejas, del amor que haces. Si siempre consideras al Tao como extraordinario, entonces permanece desconocido y fuera de ti mismo –un mito, una fantasía, una cantidad innombrable. Pero una vez que lo conoces, es tuyo y es parte de tu vida cotidiana.

Ming Dao Deng

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