miércoles, 12 de septiembre de 2018

Dar Forma



Una alfarera en la rueda.
Desde el centrar a la vasija terminada,
La forma aumenta mientras las opciones disminuyen;
La suavidad se torna dureza.


Cuando la alfarera comienza a moldear una vasija, toma un poco de arcilla, forma una tosca esfera, y la arroja a la giratoria rueda de alfarería. Puede caer descentrada, y debe comenzar a moldearla cuidadosamente hasta que sea un suave cilindro. Entonces trabaja la arcilla, estirándola y comprimiéndola mientras gira. Primero es una torre, luego parece un hongo rechoncho. Sólo después de hacerla subir y bajar muchas veces, aprieta lentamente la arcilla que gira hasta que sus paredes se levantan de la rueda.

No puede seguir por mucho tiempo, pues la arcilla comienza a “cansarse” y se hunde. Ella le da la forma que imagina, y la deja a un lado.
Al día siguiente, la arcilla estará dura como cuero, y puede darla vuelta para formar la base. Puede tallar alguna decoración en la superficie. Eventualmente, el cuenco será horneado, y entonces la única opción son los colores a aplicar; no se le puede cambiar la forma.

Así es como formamos todas las situaciones en nuestras vidas. Debemos darles una forma tentativa y lanzarlas al centro de nuestras vidas. Debemos estirar y comprimir, probando la naturaleza de las cosas. Mientras vamos formando la situación, debemos estar conscientes de qué forma queremos que tomen las cosas. Mientras más cerca esté algo de completarse, más concluyente y definitivo se vuelve.  Nos van quedando menos opciones, hasta que lo que queda es el impacto total de nuestra creación. Belleza o fealdad, utilidad o fracaso, vienen del proceso de dar forma.

 Ming Dao Deng

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