La respiración es la propia mente;
la propia mente hace la
respiración.
Una vez que se agita la mente, hay energía.
La energía es
esencialmente una emanación de la mente.
Nuestros pensamientos son muy rápidos;
un simple
pensamiento casual se produce en un momento
y a él responden una expiración y
una inspiración.
Por ello, la respiración interna y la respiración externa
se
acompañan mutuamente como el sonido y el eco.
En un solo día uno respira
innumerables veces,
e igualmente tiene innumerables pensamientos
al azar.
Cuando la luminosidad del espíritu se ha agotado totalmente,
uno es
como un árbol desnudo o como cenizas muertas.
Es imposible no tener pensamientos. ¿No debería respirarse?
Es imposible no respirar.
Nada es comparable a convertir la misma enfermedad en medicina,
lo que significa hacer que mente y respiración
reposen mutuamente una en la otra.
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