El Devachán, (significa Reino de los Devas), corresponde a un
estrato vibratorio mucho más sutil que el Kamaloka y que el resto del
plano Astral. Su tasa vibratoria se encuentra por sobre los quintillones de
ciclos por segundo y el tipo de materia que lo compone son partículas
subatómicas en un nivel casi imposible de determinar físicamente, pero
arqueométricamente podemos decir que son subpartículas
componentes de las subpartículas de subpartículas del nivel atómico
que conocemos. La localización espacial está por encima de los 10.000
Kms. de la superficie terrestre, hasta una distancia que no está bien
determinada. En ese ambiente magnético permanecen las Almas que
han sufrido la Primera Muerte (del físico) y la Segunda Muerte (del
Astral), hasta que -como ya se ha explicado- resulte atraída por
afinidades psíquicas específicas, que están determinadas por el Karma
de relación, ya sea positivo o negativo en cuanto a personas amadas u
odiadas, temidas, etc..
Pero esta atracción está también supeditada a factores muy
azarosos, como la actividad magnética del Planeta, el lugar donde se
haya muerto y varias circunstancias que hacen de esta nueva
encarnación una lamentable lotería demiúrgica.
Como el Alma tiene
Raza y sexo (no "órganos genitales", pero sí una determinación genérica
establecida desde su paso por el Reino Vegetal en algunos casos y
Animal en otros), es muy poco habitual que se encarne en una Raza
diferente a la que corresponde según cada Planeta, pero para aclarar
esta cuestión hemos de pasar necesariamente a un tema espinoso, difícil
de demostrar pero conocido según investigaciones antropológicas muy
profundas. En "Comentarios sobre los Arquetipos" hemos dicho que cada
Raza tiene los suyos propios, pero hemos de seguir con el tema de la
demiurgia, para comprender más:
El Demiurgo, una vez expulsado del Interior Terrestre, se le
emplazó para que preparara un hábitat adecuado para sus criaturas
mortales en la Superficie Externa, tras lo cual se produjo el éxodo,
sintetizado en la expulsión de Adán y Eva. En realidad no se trató de una
pareja, sino de toda una población de Homo mortalis, que en un primer
momento no eran tan frágiles como nosotros, ni vivían tan poco tiempo.
Como puede leerse en casi todos los Libros Sagrados, hasta el último
diluvio (provocado mediante tecnología, puesto que el mismo "dios"
Demiurgo lo produjo), los mortales vivían más de mil años. Poco en
relación a los diez mil que viven los Primordiales, pero solía ser suficiente
para que la mayoría, acelerando sus procesos Ascensionales mediante
la Catarsis, la Yoga y el Tantra, escaparan a la muerte Ascendiendo
directamente al Reino Krístico.
El Demiurgo, auténtico vampiro psíquico, acortó los plazos de vida
para mantener bajo su control a la humanidad mortal, por medio de
manipules genéticas y de cruzas raciales. Pero según nos cuentan las
crónicas chinas más antiguas, coincidentes con algunas interpretaciones
de las tradiciones Negras y Cobrizas, su obra diabólica no quedó
circunscrita a la Tierra, sino que se extendió a Marte, Venus, Júpiter y
Erk. En Erk, los experimentos demiúrgicos no se limitaron a la
producción de especies mortales, sino también a la alteración magnética
global, con lo que produjeron la destrucción del planeta mismo. Una
parte de los supervivientes fueron traídos a la Tierra, componiendo la
casi extinta Raza Cobriza Amerindia. Por su afinidad biológica con los
terrestres y parecidos de los Arquetipos, se adaptaron rápidamente. Los
Amarillos fueron los hombres mortales expulsados junto a su creador
desde Venus, como los Negros lo fueron de Júpiter.
En Marte la cosa
terminó a poco de empezar, porque sus Primordiales, conocedores de lo ocurrido en los demás planetas, acabaron drásticamente con la
civilización demiúrgica, sin ninguna contemplación. Sin embargo el
Demiurgo pudo traer alguna cantidad de marcianos (también muy
parecidos en todo a los terrestres) con lo que se dieron durante millones
de años las mestizaciones más variadas. La mayoría de las subespecies
generadas no resistieron ante la Ley de Selección y se extinguieron, pero
finalmente quedaron las subespecies que componemos actualmente el
cuadro antropológico mundial, más o menos puras racialmente pero
reducidas en años de duración biológica, con esta infame enfermedad
llamada "gerontotemia" o vejez.
Si no nos mata antes cualquier otra, nos
mata la degradación general porque nuestras células se van atrofiando a
partir de la oxidación del ADN de las mitocondrias (los órganos de
reproducción celular).
Justo ahora que vamos descubriendo las causas de la vejez y la
muerte, hallando los medios de curarnos (al menos con perspectivas de
prolongar en siglos nuestra vida), la civilización está al borde de su
propia autodestrucción, como para repetirse el ciclo bíblico de
destrucción, porque estamos nada menos que "alcanzando el fruto del
Árbol Prohibido, donde está la serpiente enrollada..." O sea el Árbol
de la Ciencia del Bien y del Mal, el Árbol genético, donde las serpentinas
de ADN, que marcan la clave que ese malévolo dios de los mortales no
quiere que alcancemos.
Para mejor comprensión, leer los primeros
versículos del Génesis del Antiguo Testamento.
Pero al Demiurgo sólo le importa tener esclavos inconscientes,
que le suministren energía psíquica distorsionada. Todos sus empeños
van en esa dirección, tal como nos lo muestra cualquier análisis objetivo
del desarrollo de las civilizaciones, con sus caídas estrepitosas tras un
proceso de descomposición social, política y económica, fundado en la
descomposición ética y deontológica. Muchos pueblos pudieron escapar
en la antigüedad a la rueda de reencarnaciones, pero otras civilizaciones,
como la nuestra, han encontrado un drástico final, debiendo la
humanidad mortal, recomenzar desde cero.
Esto sigue siendo permitido -
al menos hasta ahora- por los Primordiales, porque de lo contrario
habrían miles de millones de Almas que se perderían definitivamente, al
no tener cuerpos donde encarnar, acordes a su nivel de evolución. No
pueden encarnar en el interior terrestre, porque aún las más puras tienen
experiencias -y por lo tanto traumas- de vivencias terribles no
transmutadas. Una minoría, pero imposible de diferenciar, está en un
estado de verdadera descomposición, de modo que permitirles encarnar
en el Interior significaría, tarde o temprano, la destrucción del Paraíso
Terrenal o Walhalla, donde vive la verdadera Humanidad, de la que la Raza Aria es descendiente. Tampoco pueden permitir los Primordiales
de los demás planetas que sus conraciales, tan disminuidos como toda la
humanidad mortal, sean devueltos en esas condiciones. Cierto es que
existe una especie de "programa de redención", mediante el cual muchas
Almas son devueltas, una vez Ascendidas al Reino Krístico, a sus
planetas originales, pero ese asunto es muy complejo para encararlo en
este libro, toda vez que su exposición implicaría un paseo muy extenso
por cientos de folios de documentación referencial y antropológica.
Volviendo al tema del Devachán, cabe decir que allí no hay
diferencias de estratos o localización por Raza ni sexo, pero su
permanencia en él es un riesgo para todas las Almas que allí se
encuentran en espera involuntaria y por lo general inconsciente, de
volver a encarnar. El riesgo consiste en que ciertas tormentas solares,
como el paso de algunos cometas y planetas suelen producir disturbios
en la magnetosfera terrestre, con lo que algunas Almas son arrastradas
hacia las capas magnéticas más lejanas y sutiles, cayendo en el espacio
interplanetario, donde se rozan las magnetosferas de dos o más cuerpos
celestes. Ese espacio es al que Iesus el Esenio se refería, tratando sobre
las Almas podridas, con "Allí tendrán el Avitchi, y será el lloro y el
crujir de dientes, y no habrá retorno" .
El Avitchi es el espacio entre las magnetosferas de los planetas,
cuyas corrientes magnéticas sutiles como el Alma misma pero
poderosísimas, las deshacen periódicamente cuando están
desequilibradas porque los arquetipos han reemplazado a los Arquetipos,
descomponiendo sus funciones. Este es el destino de las "Almas
dormidas", que se encuentran en el Devachán (la última capa de la
magnetosfera terrestre) durante ciertos acontecimientos cósmicos, como
el paso de ciertos planetas como Hercólubus, etc., que arrastran al
espacio profundo a todas esas Almas.
En esos niveles tan sutiles y casi imposibles de medir
cuánticamente, las Almas son apretadas como en un gigantesco
engranaje, destruyéndose para siempre. El Ser Verdadero, de naturaleza
Divina, desde ya que no se pierde, pero la unidad "Yoica", el Ego que ha
estado evolucionando durante eones, deja de existir.
Esa es la más
lamentable y definitiva muerte, que llega a veces por azar circunstancial,
pero mayormente por un balance karmático negativo, por no haber
aprovechado infinidad de oportunidades de buscar la Trascendencia, al
menos encarnando con el mismo con el mismo Astral. Esa es la última y
definitiva muerte, la del Alma, la Tercera Muerte.
Salvo plano mental, (que tiene una temporalidad muy relativa y
carece completamente del factor de espacialidad) los demás tienen una ubicación espacial promedio, correspondiente en su escala vibratoria con
la escala de la magnetosfera terrestre. También hay una cuestión (al
margen de las distorsiones provocadas respecto al interior terrestre,
como la ubicación del Infierno de Satán) que trata sobre la prolongación
de los planos infernales en el interior del mundo. Si tenemos en cuenta la
verdadera forma del globo terráqueo, hueco como todos los planetas y
esferas celestes, encontramos allí un doble y hasta triple sentido
esotérico a la cuestión.
1) La tierra es hueca y por el interior de la corteza circulan los análogos
magnéticos -nadis y Tattwas, como en cualquier cuerpo-. Las medidas
de los análogos darían el grosor exacto de la corteza si conocemos sólo
un dato en la ecuación: La gravedad (9,8 m/s) y la fórmula arqueométrica
de densidad para sacar el promedio entre la estratosfera y el los metales
actínidos. No desarrollaré toda la operación porque me llevaría días
repetirla, pero resulta en 1.011 Kilómetros.
2) El kamaloka y el Devachán continúan por debajo, es decir, por dentro
de la corteza terrestre. Esos equivalentes intraterrenos los encontramos
en las leyendas celtas, en la Edda y sus derivados modernos, en los
arquetipos novelescos islandeses, germanos y escandinavos. Allí las
alegoría sobre los seres de la tierra, nos pintan cualidades de cada
estado de conciencia, mezclados con personajes que efectivamente
corresponden al plano Astral, como duendes, gnomos, hadas,
salamandras y sílfides, que en su mayoría son el cuerpo Astral de
plantas y animales.
3) Las "Analogías Masónicas" sin descifrar oficialmente, representadas
en los laberintos catedralicios, son una perfecta representación estilizada
de la forma física y la magnetosfera terrestre, en la que tienen lugar,
dentro y fuera de la nave de la catedral, las alegorías que van desde lo
angélico hasta lo diabólico, correspondiendo con los cinco cielos o
infiernos, que son en realidad tres subdivisiones del plano Astral y dos
del Devachán.
Igual vale tener en cuenta que la cualidad "celestial" o "infernal" no
depende de la ubicación geomorfológica, sino del Estado de
Consciencia que se posea en dicho sitio.
CONTACTOS CON EL MÁS ALLÁ
En general, no es recomendable ningún medio ni intento de
contacto con los fallecidos, a menos que se posea capacidad para ver en
el Astral con claridad. Ninguna otra forma de percepción es adecuada,
porque ese plano vibracional es fundamentalmente visual, está formado por formas, imágenes y colores. Los sonidos astrales no existen
realmente, sino un “ruido” remanente del sonido del universo material.
Pero estos “ruidos astrales” no son algo recomendable de percibir para
nadie, puesto que generan más confusión y engaños aún, que la ya
dudosa -por maleable- materia Astral. Las entidades Astrales (cuerpos
que contienen a un Alma, a un verdadero Ser), no necesitan del sonido,
porque aunque pueden "hablar" con sonido Astral, se comunican
telepáticamente con cualquier Ser, vegetal, animal o humano. Los
cascarones son los que "hacen ruido", pero sólo afectando
telepáticamente la consciencia del sujeto encarnado, pero éstos jamás
podrán responder con coherencia a nuestras preguntas, pues no son
más que un trasto activo, como un robot; ningún Ser real que lo habite.
No vamos a tratar aquí sobre la Ouija, que ya he mencionado
antes y no ofrece más que peligros mentales y confusiones a sus
practicantes, pero sí de otras formas de contacto eventual con personas
que se encuentran en el Kamaloka (estrato de baja vibración del Astral
muy cercano al plano físico) o en el Devachán (que es el plano más sutil
de la magnetósfera terrestre), donde se encuentran las Almas
despojadas del cuerpo Astral. Pero cabe advertir que no es posible
"invocar" con alguna seguridad dicho contacto, ni pedirlo de modo
alguno, porque muchas veces puede ocasionar esa invocación, la
aparición de entidades astrales impostoras, que engañarán al invocante.
Ese es justamente, uno de los hechos más habituales entre los
"Ouijeros", pero también caen en este engaño médiums más refinados y
sensibles. En todo caso, para quien no salga habitualmente en Astral
(viaje Astral), ni posea percepciones psíquicas refinadas, la
comunicación ha de ser realizada por el fallecido, no invocada por el
encarnado.
Una forma de contacto con estos Seres cuando se hallan en el
Devachán, que corresponde al mejor modo de comunicación postmortem,
es la inundación de aroma. Aunque hay medios -para una
persona muy entrenada en el manejo del Astral- para producir ese efecto
sin haber abandonado dicho cuerpo (Astral), lo habitual es que sólo las
personas muy sanas de Alma puedan expresarse así desde el
Devachán, donde permanecen las Almas en espera de volver a
encarnar, luego de abandonar el cuerpo Astral en el "Kamaloka" de ese
plano.
El hecho de poder manifestarse con perfumes de elevada
vibración indica que esa Alma no está "dormida" como lamentablemente
están la mayoría de los Seres en el Devachán, sino que se encuentra en
proceso consciente, capaz de percibir nuestros pensamientos y
sentimientos, capaz por lo tanto, de elegir adecuadamente las condiciones para su propia encarnación. Son una minoría, que no puedo
precisar porque no hay posibilidad de hacer estadística, pero sí cabe
decir que son muy pocos.
Se que estas cosas no son muy fáciles de comprender (y menos
de creer, aunque "creer" no sirve para nada) pero puedo decir con el
corazón en la mano muchas veces la persona desencarnada está en
condiciones mejores que las del encarnado que percibe el aroma
precioso que inunda el ambiente al recordarla, porque aún en el
Devachán permanece despierta. Ojalá que pudieran, tras la muerte -si no
Ascienden antes y la evitan- mantener todas las Almas ese estado de
consciencia que permite a algunas, producir efectos vibratorios en torno
a las personas con las que siente afinidad psíquica. Y no son pocos los
casos en que tienen estas Almas, más motivo para llorar por los "vivos",
que estos por ella.
Ya hemos comentado sobre los contactos del tipo "espiritistas",
pero queda por tratar un tipo de fenómeno que muchas veces se presta a
confusión, porque en el plano psíquico y en Astral hay muchos efectos
que siendo casi iguales en la percepción, pueden obedecer a causas
muy diferentes. El más interesante de los casos de falso contacto con los
muertos, es la conexión o "lectura" askásica. Los psicómetras
espontáneos, que pueden "leer" la grabación magnética en objetos,
lugares, etc., con cierta facilidad, confunden a menudo las causas,
cuando no tienen adecuada formación teórica ni saben administrar dicha
capacidad con criterio científico.
La psicometría es una variante de la clarividencia, pero el
psicómetra, según cuán profunda sea su lectura y la interpretación
espacio-temporal que haga de ella, muchas veces creerá que toma
contacto con las personas fallecidas mediante el objeto que toca o el
lugar en que permanece.
Sobre los lugares la cosa es más difícil de
determinar para él, a menos que tenga vista Astral y pueda diferenciar lo
que ve realmente y lo que "lee" en la grabación magnético-telúrica del
sitio. Explicar en detalle estas cuestiones que sólo interesan a un
psicómetra nos llevaría demasiado fuera de tema, pero valga la
advertencia para los "médiums" de toda clase. Muchos supuestos
médiums son en realidad psicómetras que podrían usar mejor su
capacidad si comprenden la diferencia y aprenden a administrar su
capacidad.
REGRESIONES INDUCIDAS
Es muy curioso que la gran mayoría de las personas que se
someten a hipnosis regresiva, a fin de recordar sus anteriores
encarnaciones, suelen tener "recuerdos" de haber sido de la alta
nobleza, jefes, personajes famosos, etc.. Pero en realidad, en una
minoría de casos se consigue hacer verdaderas regresiones y no están
exentas de riesgo de error y de peligro para el "regresado". Sea que se
recuerde espontáneamente o por medio de regresión hipnótica, hay que
tener en cuenta que el Alma funciona -en cuanto a almacenamiento de
información-, al revés que la mente mundana. Mientras ésta guarda en
los niveles más profundos las cosas más desagradables (a modo de
defensa psicológica), el Alma almacena las experiencias dolorosas y
todo lo "traumático" en las capas más externas de sus Esferas de
Consciencia, filtrando hacia el interior sólo las experiencias debidamente
transmutadas.
También es una autodefensa natural del Alma, puesto que
a la vez que representa en si misma a la Mente Superior, es el "cuerpo
espiritual" del que se reviste el Ser para su manifestación en el Universo
y su equilibrio depende de no ensuciarse almacenando experiencias
traumáticas.
Entonces, cuando el Alma y la mente mundana toman contacto, el
Alma transmitirá en primer término todas las cosas desagradables,
dentro de un balance con algunos otros recuerdos más agradables o
"inspiradores", dependiendo de la resistencia psicológica del individuo.
El
Alma sabe perfectamente cómo administrar esos recuerdos para no
destruir con ellos la personalidad mundana, sino templarla y
enriquecerla.
Pero dicha administración se le hace bastante difícil cuando
el cuerpo Mental le inquiere mediante la hipnosis -y para colmo mediante
otra persona como "administrador" del proceso- que irradie sus
recuerdos forzadamente, invadiendo en gran medida una función que el
Alma debe cumplir según sus propios designios.
No digo con esto que se haya de prescindir absolutamente de las
regresiones, puesto que existen muchísimos casos de psicopatías
debidas a traumas en encarnaciones anteriores, que aún no encarnando
con el mismo Astral, a) han quedado en el Áskasis Planetario o b)
como trauma potente en la superficie del Alma, para manifestarse
luego en la psicología de la nueva personalidad.
a) En el primer caso, el cuerpo Astral suele tomar contacto con
"formas de pensamiento" que son en realidad, información impresa en el
Áskasis, que por Karma de afinidad vuelve a la nueva mente del mismo
Ser que la produjo a partir de sufrimientos, acciones psicopáticas, vicios y hasta crímenes sufridos o cometidos. Aunque esta mente sea nueva, el
Ser es el mismo.
b) En el segundo caso, el Alma no consigue disolver o transmutar
un recuerdo traumático que ha quedado "a flor de piel" (en el Arkeón del
Alma) y lo irradia en forma confusa hacia el vehículo mundano. El cuerpo
Astral lo recibe confusamente y por su propia incomprensión y falta de
capacidad para transmutarlo, dicho recuerdo comienza a producir y/o
nutrir parásitos emocionales.
Una regresión bien realizada permite al sujeto recordar con
claridad los hechos y transmutarlos.
En dichos casos la transmutación es
tan espontánea que no se requiere más que conocer la causa de los
problemas. Recordarán los Lectores mi experiencia en Uspallata, cuando
me resistí a recibir un recuerdo, quedando éste en forma confusa y
produciéndome una infinita tristeza, angustia y desolación durante
meses... Pues es el caso de miles de pacientes con depresiones y vacíos
existenciales cuya causa no se encuentra ni en las condiciones actuales
de vida ni en problemas orgánicos.
Si bien hay terapias conductuales
que pueden mejorar las condiciones del depresivo por estas causas, una
regresión hecha con suficiente profesionalidad por parte del terapeuta,
acabaría al instante con todo el problema.
Aunque estos problemas puedan manifestarse en el plano físico -
sobre todo en el sistema endocrino- y la medicina trate de paliarlos, sólo
se conseguirá ocultar los síntomas.
Una enfermedad física no es más que el síntoma de una
enfermedad en el plano Astral o en el Espiritual (del Alma).
Ese recuerdo askásico traumático y confuso seguirá haciendo
estragos hasta desgastar toda la energía psíquica que posee, la cual es
siempre superior a la energía física y mental juntas del paciente. Por lo
tanto, dicha energía es suficiente -casi siempre- para destruir un cuerpo
físico, manifestándose en cánceres, lupus, sida y atrofias diversas de
paliación más difícil o imposible desde la medicina materialista.
Pero sería un grave error pensar que todas las depresiones y
problemas psicológicos se deben a recuerdos askásicos no
transmutados.
No me es posible dar una estadística segura al respecto,
pero como durante años he tenido consultorio, puedo calcular que
apenas un diez por ciento de los problemas psicológicos graves se
deben a esta causa. Y casi todos estos se han manifestado en forma de
depresiones profundas, similares al "yo vacío" que experimenta el que va
haciendo su Catarsis, pero con mayor virulencia e incluso con tendencia al suicidio, cosa que jamás ocurre en alguien que está haciendo su
catarsis correctamente.
En unos 5.000 pacientes atendidos por muy variados problemas
psicológicos, practiqué muchas regresiones al modo de dianética, a
momentos de esta vida, pero debí practicar muy pocas a vidas pasadas.
Al principio, con ayuda de un colega más experimentado que yo, pero en
general mi propia experiencia en el tratamiento de los recuerdos me ha
dado las claves necesarias.
En todas esas regresiones se logró pleno
éxito, pero igual es preciso un seguimiento del paciente, así como la
instrucción necesaria sobre el proceso catártico, para que complete la
depuración emocional sin volver a caer en ninguna causa de depresión.
También cabe advertir que una persona que ha tenido un
recuerdo askásico -espontáneo o por regresión- tiene prácticamente un
canal abierto hacia el contacto con su Alma, por lo tanto es muy probable
que tenga esporádicamente otros recuerdos. Por eso es preciso que se
le instruya adecuadamente, a fin de que aprenda a controlar su mente,
emocionalidad y todos sus procesos psíquicos.
Hay una serie de diferencias entre los recuerdos askásicos
(auténticos) y las ensoñaciones, onirias e imaginaciones que surgen de
la mayoría de las sesiones hipnóticas. No me parece adecuado aclarar
esas diferencias porque sería -como me pasó con un paciente- dar
material a los mitómanos.
Pero los psicoterapeutas han de tener que
aprender a diferenciar cuándo se trata de un recuerdo y cuando se trata
de una ensoñación o la farsa de un mitómano, en cuyo caso el problema
a tratar es otro. Muchas personas -especialmente los hipocondríacostienen
gran capacidad para engañar al hipnotizador y representar una
farsa con toda una serie de actitudes emocionales.
En muchas ocasiones en que detectaba anomalías sin
fundamento en las experiencias de esta vida del paciente, antes de
proceder a una regresión probé a instruirle sobre cómo realizar la
Catarsis y en algunos casos, según la propensión que detectaba en sus
Arquetipos para manifestarse, conseguí que resolvieran sus conflictos sin
necesidad de recordar el trauma de la vida anterior. Ese proceso puede
que se haga durante el sueño, según tuve algunas confirmaciones por
parte de los pacientes mismos.
Eliminando los parásitos emocionales que pueden aprovecharse
de la radiación psíquica no transmutada en el Alma, dicha radiación es
vertida igual como "formas de pensamiento", pero al ser consciente,
pierde fuerza y no consigue producir daños porque el sujeto las observa,
comprende y transmuta con la sola observación, reprimiendo toda posibilidad de que le impulsen a actuar o sentir bajo ese impulso
distorsionado.
La práctica de la Yoga también colabora enormemente para
destruir todos los traumas que puedan quedar como recuerdos askásicos
confusos, haciendo innecesaria la regresión hipnótica en muchos casos.
Una cuestión muy importante y delicada es la elección del
psicoterapeuta que puede ayudar a hacer una regresión. Si de un médico
depende la vida o la muerte de una persona, no es menor la
responsabilidad cuando se hacen estas prácticas por parte de un
psicólogo o un "aficionado", de cuyo manejo depende la estabilidad
emocional del paciente. Hay muy pocos investigadores con suficiente
entrenamiento y conocimiento como para garantizar que no habrán
descontroles en base al sufrimiento que un recuerdo askásico pueda
causar. Desde ya que un psicólogo de la escuela freudiana no cuenta en
esto, porque esa escuela (lamentablemente oficializada en toda América)
niega la existencia del Alma, de la reencarnación y para ella somos
apenas un pedazo de carne organizada que "produce" pensamientos y
sentimientos).
En Europa la psicología está más avanzada y hay desde
psicólogos profesionales hasta "aficionados" que hacen una excelente
labor en el ámbito de las regresiones. Pero cuidado: La condición
fundamental de un inductor a la regresión, es la honestidad. Incluso vale
en esto, tanto como el conocimiento esotérico.
Descartando las imaginaciones y onirias que se desarrollan en la
gran mayoría de las regresiones inducidas, hay que tener presente que
un recuerdo auténtico implica un "volver a vivir" la situación y no
precisamente como el "déjà vú" simple que explico luego.
La potencia
emocional y la riqueza del recuerdo es tal, que se llega a perder
momentáneamente contacto con la realidad. Francamente he sido muy
afortunado al tener mis recuerdos sin ayuda de nadie y sobrevivir sin
daños mentales a semejantes espantos. Si pude mantenerme en un
cierto estado de comprensión y autodominio, ha sido porque a pesar de
lo dolorosas, las situaciones no eran realmente traumáticas en mi
psicología, habiendo sido superadas ya en el plano Astral, ya durante la
encarnación anterior, y porque es mi propia Alma quien administra los
recuerdos, así como casi todas mis vivencias.
Quienes han hecho los tratamientos de la escuela psicológica
gestáltica, bien saben el enorme beneficio que representa volver a vivir y
superar la experiencia emocional del nacimiento. Especialmente en
occidente y en todas las culturas donde la ignorancia sobre los mejores
métodos de parto, hacen de esta vivencia una mezcla traumática de
dolor y placer que se transmite al niño. Igualmente puede deducirse el beneficio que se extrae en recordar y superar traumas de anteriores
encarnaciones, puesto que somos el mismo Ser que las vivió. La
templanza de carácter que se logra con los recuerdos askásicos no nos
"endurece" como para hacernos insensibles, pero sí nos fortifica para
enfrentar cualquier situación con una serie de ventajas intelectuales y
emocionales, además de poder comparar una desgracia actual con las
desgracias ya superadas. Esa comparación representa muchas veces un
consuelo psicológico muy útil.
El "déjà vú"
Se trata de un fenómeno con dos modalidades diferentes, como
diferentes son sus respectivas causas y efectos, aunque una descripción
muy somera lleve a confundirlos. El Déjà-Vu funcional no tiene nada
que ver con la reencarnación, sino que es un proceso de repetición
cerebral de la banda de memoria, con diferencia de fracción de
segundos. Entonces parece que estamos volviendo a vivir la misma
experiencia por segunda vez y algunos por tercera. Si continuara habría
un defecto como el de un reproductor fonográfico (un disco rayado) y hay
antecedentes de ese problema en más de un manicomio. No se trata de
obsesión o cavilación, sino de un defecto cerebral bastante raro y difícil
de curar.
El "déjà vú" funcional es solo un proceso interno, de duración
variable, sobre lo que se está haciendo en el momento que ocurre. A
medida que el consciente graba lo que está ocurriendo, el subconsciente
suele repasar lo que acaba de grabarse y lo retransmite al consciente,
pero lo hace respecto al tiempo real, con una diferencia de milisegundos.
De modo que el sujeto siente que está "reviviendo" lo que esté haciendo.
Generalmente no dura esto, más que cinco a diez segundos. Hay
personas a las que puede durarle horas, lo cual es ya un verdadero
padecimiento, ante la falta de explicaciones. En base a las teorizaciones
de la física y la ciencia-ficción sobre estas cosas, se sienten como en un
"bucle espacio-temporal", entonces pretenden "escapar" de él.
No hay
nada de eso y si comprende en realidad lo que sucede, se acaba el
problema en su faz emocional. Un ajuste por autoobservación de los
propios procesos mentales, es suficiente para acabar con el efecto en la
parte mental. No he tenido pacientes con este problema, pero sí he
tenido copias de sus carpetas clínicas para su estudio. Sin embargo es
un fenómeno que también he conocido por experiencia "en propias
carnes". O mejor dicho, por vivencia personal, "propia-mente", aunque no
a nivel patológico, sino en muy esporádicas sensaciones no mayores de
diez segundos.
Tal como conoce la mayoría de las personas esta sensación, es
en realidad un pequeño accidente de la mente. No he podido averiguar si
corresponde a sólo a alguna disfunción fisiológica, si es sólo mental o
tiene alguna relación con los procesos de desarrollo psíquico, pero en
todo caso es sólo eso: Un accidente mental y/o cerebral que no tiene
relación con las reencarnaciones, pero quien no ha tenido antes
recuerdos askásicos o viajes Astrales con algún grado de memoria
onírica, puede confundir las sensaciones.
El Déjá-Vu askásico es diferente y cada vez que viajo por ciertas
regiones me ocurre varias veces al día. No se tiene sensación exacta de
haber vivido lo mismo. O sea que no es como una repetición de lo que se
vive, sino la sensación de haber estado antes allí. En estos casos suele
conocerse de antemano todo lo que hay adentro de una casa, o tras un
barranco, etc.. Y si se mantiene la sensación concentradamente, es
posible recordar detalles que -lógicamente- pertenecen a una vida
anterior o a un viaje astral al sitio.
Granada Ramiro